El Instituto Nacional de Cine, y Artes Audiovisuales (INCAA), así como las políticas de fomento del cine nacional fue uno de los sectores recortados por el Gobierno Nacional, además de haber sufrido una campaña de desprestigio tanto por militantes de redes sociales como por funcionarios y referentes de La Libertad Avanza.
Por si fuera poco, esta semana, desde el Gobierno anunciaron a través de un comunicado que el INCAA y las salas de su dependencia permanecerán cerradas “hasta tanto se reubique a los agentes, de acuerdo con las aptitudes técnicas y profesionales en relación con las necesidades de la nueva estructura, se comunica que a partir de la presente notificación no deberán asistir a las dependencias del INCAA ni se le exigirá cumplimiento de servicios”.
Desde NEA HOY dialogamos con Lucas Koziarski, cineasta misionero que recientemente rodó la película “La gente de la ruta” que transcurre en la ciudad de Oberá. Se trata de un film independiente que entremezclando tonos de drama y de comedia aborda el tema de las trabajadoras sexuales de la ruta 14, que en palabras del cineasta, “es una historia sumamente local sobre un tema que está muy presente y al mismo tiempo es un tema muy tabú”.
Según contó Koziarski, la película se encuentra en etapa de postproducción y esperan poder estrenarla el año que viene después de poder ajustar el montaje, sonido y otros detalles que podrán solventar gracias a premios y dotaciones económicas que consiguieron de algunos festivales.
En entrevista, comentó sobre cómo el desfinanciamiento de la cultura y posible cierre de institutos de fomento como el INCAA afectan incluso a producciones independientes como la suya.
El cine INCAA
Para entender la problemática del cine nacional, Lucas Koziarski hace una distinción entre tres tipos de producciones cinematográficas. Las primeras son las producciones financiadas por el INCAA, que dentro del circuito argentino podrían considerarse producciones de mediano presupuesto.
Las películas INCAA, de acuerdo al cineasta, tienen dos características principales. La primera es que, si bien suele haber una búsqueda comercial, no deja de darle importancia al cine de autor, es decir, que buscan aportar una estética particular o bien una mirada propia sobre el tema que se está abordando.
La segunda característica es su federalismo. A través del INCAA se asegura que un equipo de cineastas de Jujuy, de Formosa o de Misiones tengan la oportunidad de tener el mismo financiamiento que un equipo de Córdoba o Buenos Aires. Gracias a esto, dentro del catálogo del cine argentino pueden encontrarse tanto historias de la capital como historias de las provincias hechas por cineastas del propio lugar.
El cineasta remarca la importancia de este detalle, ya que permite que sean los cineastas misioneros quienes cuenten las historias de Misiones, y que cuando los misioneros vayan al cine a ver una película sobre Misiones, no se encuentren con la visión que alguien de Buenos Aires tiene sobre su provincia, sino con la de un misionero que conoce su idiosincrasia.
“Estamos muy acostumbrados a que cuando vemos películas de Misiones, siempre es lo mismo, la tierra colorada, la pobreza, la visión que desde Buenos Aires tienen de Misiones”, apunta Lucas Koziarski. “Para mi que la gente de Misiones pueda hacer películas de Misiones tiene esa particularidad, de que esa mirada es con el lugar y no sobre el lugar. Yo siento que ahí el impacto que tiene es cultural, de reflexión y de invitar un poco al pensamiento”.
El cine independiente
Está claro que, para acceder a este financiamiento, los cineastas deben elaborar el proyecto y pasar por varias instancias de aprobación, así como asegurarse de que cada miembro del equipo sea pagado de acuerdo a los convenios colectivos, seguros, etc.
Es por ello que de un lado de este cine se encuentra uno más independiente, generalmente hecho entre estudiantes de cine, apasionados o cineastas consagrados que, por alguna urgencia propia del equipo, del tema a tratar o del proyecto en general, deciden filmar la película a pulmón en vez de pasar por el circuito burocrático necesario para obtener financiamiento del INCAA.
Estas películas suelen tener un equipo más pequeño y un abordaje más íntimo con los temas que retratan. Es el caso de la película de Lucas Koziarski, que se filmó de manera independiente en Oberá incluso junto a miembros de su familia.
El cineasta aclara que, además de no tener financiamiento del INCAA, la película nunca habría podido tener financiamiento de grandes productoras, ya que es una película que apunta a un público muy específico y local.
“La historia es sumamente local, imaginate que aparecen Telehogar, recorriendo Alemania, las conductoras de esos programas”, describe Koziarski, “toca el tema de las trabajadoras sexuales que trabajan en la ruta 14, que creo que es un tema que está muy presente y al mismo tiempo es un tema muy tabú, y es una historia que tiene mucha identidad regional y local, y creo que esas historias tienen un impacto muy reflexivo”.
El cineasta usa esto como ejemplo de películas que pueden no ser un éxito comercial, pero que tienen un impacto cultural que no puede medirse dentro de lo económico.
“Está hecha para el espectador obereño, al espectador misionero o a espectadores de pueblos donde suceden historias parecidas para invitarlos a reflexionar sobre lo que pasa en su lugar”, describe. “No creo que sea una película que llene las salas, pero para mi va por otro lado, de que cuando un obereño va a ver una película obereña y ahí hay un sentido de pertenencia, hay un impacto que para mí es más cultural que económico”.
El cine comercial
Finalmente, se encuentra el cine comercial de financiamiento privado, que según Koziarski, en Argentina hoy es mayormente de plataformas. Estas son series o películas de mayor presupuesto cuyo único objetivo es el comercial.
Para muchos, esta puede ser la propuesta más atractiva. Incluso, quienes celebran el desfinanciamiento de la cultura y el cierre del INCAA abogan por un cine nacional que sea pura y exclusivamente financiado por entes privados. El peligro es que, poniendo en negocio como horizonte, se deja afuera al federalismo y la perspectiva de autor.
“Si nosotros empezamos a hacer cine pura y exclusivamente de plataformas van a pasar varias cosas, primero que va a producirse mucho menos cine, y segundo que la plataforma va a poner su posición ideológica sobre la producción”, explica Koziarski, “esa posición ideológica puede ser o que actúen tantos actores de renombre como Darín o Natalia Oreiro, o que la película trate sobre un tema en particular, que sea lo más universal posible, que lo pueda ver alguien de Viena o de Guatemala”.
Esta es la razón por la que la mayoría de las producciones que vemos en plataformas de Colombia o de México abordan el tema del narcotráfico, o que las producciones argentinas generalmente son sobre temas urbanos que suceden en Buenos Aires.
El cine comercial no financia películas que aborden temas propios de Oberá que no vayan a interesarle a alguien que lo vea desde una plataforma en Perú o de Canadá.
“Empieza a perder la cuestión de la identidad o de la voz del cine de autor que generalmente responde más a miradas sobre un conflicto social de una manera más profunda”, describe Koziarski, “el negocio va a hacer que se despersonalice el cine, se pierda la mirada de autor y las películas tengan un tinte más comercial, donde los temas se toquen de manera más banal y por gente que no es del lugar”.
Ataque a la cultura
Esencialmente, lo que se lograría con un cierre del INCAA y eliminación del fomento estatal al cine es eliminar ese cine intermedio, entre el independiente y el de gran presupuesto. Pero esto, a su vez, dificulta mucho la calidad y difusión del cine independiente.
Estas películas de bajo presupuesto, aún aquellas que no tuvieron financiamiento estatal para su etapa de rodaje, generalmente dependen de su financiamiento para la etapa de postproducción, corrección de colores, adecuación a estándares de presentación en festivales que, a su vez, dependen del financiamiento oficial.
“Lo que está sucediendo es que hay un ataque a la cultura, y ahí adentro está el cine, la música, etc. entonces si bien mi película no recibió financiación del INCAA, pero bueno, por fuera de esta película tanto yo como parte de mi equipo trabajamos en otras películas que si, damos clases en el ENERC que depende del INCAA, entonces, sea por donde sea, si se ajusta el INCAA nosotros también nos vemos ajustados”, explica Lucas Koziarski.
Y, por otro lado, el cine como séptimo arte depende de la formación y redes de artistas, desde músicos, actores, escritores, etc., para producir películas de calidad. “Si se recorta la cultura, todas las instituciones de fomento a la cultura empiezan a ser afectadas, el INCAA, el IAAviM, el INAMU, el INT, es una práctica de ajuste que va derramando en todos los proyectos culturales” concluye el cineasta.
Es por ello que, ante el posible cierre del INCAA, los máximos funcionarios de la cultura de la mayoría de las provincias solicitaron una asamblea federal urgente al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), entre los que se incluyen Jorge Santander de Formosa, Joselo Schuap de Misiones y Mario Zorrilla de Chaco.
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