La situación de bajante del río Paraná preocupa bastante. El pasado 30 de mayo, el río Paraná marcaba una altura de 1,68 metros en el hidrómetro en el Puerto de Barranqueras. Hoy, el río Paraná marcó 0,59 metros en el mismo lugar, mostrando un crecimiento en relación a días anteriores pero siendo igual una cifra realmente alarmante.
Según los últimos pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA), el curso de agua, hacia mediados de junio, podría rondar nuevamente los 50 centímetros, un nivel del río Paraná aún más bajo de lo esperado. La situación ya se está viendo y provocó medidas como la aplicación de una veda pesquera total en Chaco y Corrientes.
De acuerdo a especialistas de la Administración Provincial del Agua del Chaco, “la bajante del río es histórica”. Se describió que posee escasos niveles que no alcanzan el caudal normal y, esta vez, se trata de una bajante que ya persiste por más de 730 días por debajo de los registros históricos del río Paraná.
Ayudas insuficientes
La última semana de mayo, las represas hidroeléctricas de Itaipú (Brasil) y Yacyretá (Corrientes) abrieron sus compuertas, lo que trajo cierto alivio, pero durante la primera semana de junio, el descenso del caudal del río Paraná trajo nuevas preocupaciones.
Los principales impactos de la bajante actual incluyen temas vinculados al abastecimiento de agua para consumo humano, para la refrigeración de industrias y centrales de generación eléctrica, la navegación y el desarrollo de la fauna ictícola. A eso se suma el aumento de incendios en islas; la ocupación de tierras inundables y la acumulación de residuos, entre las diversas problemáticas.
Según la tendencia climática regional del INA, que fue actualizada con horizonte para el 31 de agosto de 2021, no se espera un cambio sensible en la perspectiva. La situación seguirá siendo desfavorable para el río Paraná, con baja probabilidad de una recuperación franca en los próximos meses.
Uno de los factores que influyen en la bajante continua del río es la falta de lluvia en las cuencas del río Iguazú, y que afecta a los afluentes de los ríos Paraná y Paraguay. A su vez, las represas de Brasil en estos momentos no cuentan con las reservas de aguas necesarias para realizar descargas especiales, como se hizo el año pasado para paliar la problemática.
Las represas en Brasil estaban en el promedio de embalse de 42%; por su parte, Yacyretá, que en enero del 2021 pasó 13.000 metros cúbicos por segundo de agua, lamentablemente viene bajando hasta los 6.000.
Se espera que la onda de repunte producida por la “Operatoria de Regulación de los Caudales del río Paraná” cause un agudo pero fugaz repunte. Así, se retornará a los valores previos de caudal, muy inferiores a los valores normales y pudiendo aproximarse a los mínimos históricos.
Fuente: Diario Norte
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