Aunque su nombre pueda engañar un poco, los impuestos saludables son aquellos que se aplican a los productos de consumo que son dañinos para la salud, con el fin de desincentivar su consumo. Probablemente el más común y conocido de ellos es el impuesto al cigarrillo, que se aplica en casi todos los países y que se ha evaluado como una medida sumamente efectiva para reducir el número de fumadores o cantidad de cigarrillos vendidos.
Con ésta experiencia, muchos países resolvieron aplicar impuestos a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, cuyo consumo de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles (ENT) como pueden ser cáncer, diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras. Como tienen la capacidad de ser producidos a mayor escala y durar más en las góndolas, éstos alimentos suelen ser más consumidos por ser más baratos que los alimentos naturales.
La aplicación de éste impuesto tiene un efecto doble: cómo el gravamen termina agregándose al precio final, los alimentos ultraprocesados terminan teniendo precios similares que los naturales, por lo que no solo la suba del precio desincentiva su consumo, sino que el consumidor además empieza a considerar el consumo de alimentos naturales como alternativa a los ultraprocesados.
También puede pasar que las compañías bajen el contenido de azúcar, sodio o grasas saturadas de sus productos para no ser alcanzados por el impuesto, haciendo que éstos sean más saludables.
Si bien América Latina tiene una muy alta prevalencia de enfermedades no transmisibles como la diabetes y la hipertensión arterial que pueden agudizarse por un alto consumo de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, son pocos los países que aplicaron impuestos a las bebidas azucaradas y ninguno a los alimentos. Este mes, Colombia se ha vuelto noticia por ser el primero en aplicarlo tanto a bebidas como a alimentos ultraprocesados.
El impuesto saludable en Colombia
El gobierno de Gustavo Petro presentó en los primeros 6 meses de gestión la Ley 2777, una reforma donde se establecen nuevas cargas fiscales con el objetivo de mejorar la salud pública. Esta es la base para que desde el primero de noviembre de este año comience a aplicarse en Colombia el impuesto saludable, gravando a alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
La medida había recibido la demanda por parte de empresas productoras de estos alimentos, pero una vez que la Corte Constitucional denegara la demanda, la medida terminó siendo aplicada junto a otras que también buscan reducir el consumo de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, como los etiquetados frontales similares a los que ya se aplican en Argentina.
Según la ley, el impuesto se aplicará a las bebidas según la cantidad de azúcar que contengan por cada 100 mililitros. Las bebidas con menos de seis gramos por litro no pagarán impuestos, las que tengan entre 6 y 10 gramos pagarán 28 pesos colombianos desde el año que viene y aquellas que superen los 10 gramos pagarán hasta 55 pesos colombianos.
Las bebidas afectadas por esta norma serían los refrescos, gaseosas o bebidas carbonatadas, jugos de fruta, energizantes, bebidas tipo té o café, aguas saborizadas y mezclas de polvos con azúcar añadidos.
En cuanto a los alimentos ultraprocesados, el impuesto se aplicará a aquellos productos que contengan más de 300 miligramos de sodio por cada 100 gramos así como azúcares y/o grasas saturadas que aporten desde 10% del valor energético total.
Los productos afectados serán los embutidos, chocolates, mezclas y pastas para la preparación de panes, pasteles y galletas, hojuelas o copos de maíz, cereales en grano, obleas, helados, salsas preparadas y condimentos. Estos alimentos pagarán un impuesto del 10% de su valor en el 2023 que subirá a un 15% en 2024 y un 20% en 2025.
Que los ultraprocesados salgan más caros busca que su consumo disminuya en la canasta familiar. https://t.co/5wkKyijF2c
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 23, 2023
Impuestos saludables en el mundo
Colombia tomó como ejemplo otros países, mayormente europeos, que vienen siendo pioneros en la aplicación del impuesto saludable para reducir el consumo de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados.
El presupuesto del Reino Unido introdujo ya en el 2016 un impuesto a estos productos que se hizo efectivo en el 2018. Allí, el impuesto alcanza a las bebidas que tienen más de 5 mg de azúcar por litro y el gravamen es por litro, es decir que la coca-cola de dos litros está pagando dos veces el impuesto, que se encuentra entre los 21 y 24 céntimos.
El impuesto provocó que las compañías bajaran la cantidad de azúcar de sus bebidas para no ser alcanzadas por el impuesto.
Irlanda aplicó un impuesto parecido desde hace dos años, con lo que el gobierno esperaba recaudar 35 millones de euros al año según cálculos realizados en base al consumo de éstos productos. El impuesto provocó una caída tal en el consumo de éstos productos, que al final la recaudación bajó hasta los 31 millones
En ésto, Francia lleva la delantera, que desde el 2012 viene aplicando el impuesto saludable a las bebidas azucaradas que las llevaron a valer 7 céntimos más. Allí, el consumo de éstas bebidas llegó a caer medio litro per cápita por año.
Hungría aplica un impuesto similar al Reino Unido ya desde el 2011, pero solamente lo aplica a las bebidas carbonatadas (gaseosas). Esto hizo que la venta de éstas bebidas cayeran un 15,1%.
De los primeros países en generar un impuesto a las bebidas carbonatadas es Noruega, que viene aplicando un 35 céntimos por litro, además de aplicarse a otros alimentos azucarados. Un estudio confirmó que en el 2019 Noruega había logrado el consumo de azúcar más bajo, reduciendo un 27% en los últimos 10 años.
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