El día de ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censo publicó el índice de Capacidad Instalada de la Industria, que arroja una fuerte caída en los primeros meses del gobierno de Javier Milei con respecto a la capacidad instalada de la industria durante el 2023.
En líneas generales, la capacidad instalada reflejó un fuerte descenso ya en diciembre, donde se observa una caída de más de 10 puntos, ubicándose al 54,9% mientras que en noviembre se encontraba en el 66,4%.
En los primeros meses del 2024 la misma se estancó en el nivel medio, ubicándose en el 54,6% en enero y al 57,6 en febrero. Esto significa una caída interanual de por lo menos 8 puntos, ya que en enero del 2023 la capacidad instalada se ubicaba en el 62.0% y en febrero al 65.0%.
Si bien esta caída se expresó transversalmente en todos los rubros, se destacan las de los productos minerales no metálicos, que se ubica en el 59,6% mientras que el año pasado se encontraba en el 74,4, y el automotriz, que cayó a un 47,3 mientras que en el 2023 se encontraba en el 60,5. Los productos textiles y la metalmecánica (que no incluye productos de la industria automotriz) también reflejaron caídas interanuales mayores a los 10 puntos.
¿Qué es la capacidad instalada?
El porcentaje de la capacidad instalada mide, como su nombre lo indica, el nivel de actividad actual de la industria del país en comparación con el máximo nivel de productividad que podría alcanzar en relación a, por ejemplo, la cantidad de fábricas y máquinas que hay en cada sector.
Para saber esto se utilizan criterios técnicos como el aprovechamiento potencial de las plantas productivas empleando al máximo los turnos posibles, paradas necesarias para el mantenimiento apropiado de los equipos, etc.
Es un indicador utilizado para verificar el estado de la productividad industrial nacional y así tener un indicador macroeconómico. Por ejemplo, si la productividad está funcionando a un alto nivel de capacidad instalada, significa que existe mucha demanda, sea interna o externa, y que podrían existir más inversiones en el sector.
En cambio, si la productividad está funcionando a una capacidad baja, significa que no hay demanda interna ni competitividad con respecto al exterior. Esto se puede deber a varios factores, que haya un bajo poder adquisitivo en la población o que el dólar esté muy bajo y los costos de producción en el país terminen siendo muy altos y el precio final muy caro en comparación al mismo producto en otros países.
La abrupta baja de la capacidad instalada en los últimos meses se explica por el ajuste en el poder adquisitivo que generó el gobierno de Javier Milei con la devaluación de diciembre. Esto produjo una baja en la demanda que, presuntamente, contribuiría a controlar la inflación.
La utilización de la capacidad instalada industrial en febrero fue de 57,6%: es el menor nivel en los últimos 9 años para ese mes. Se ubica 7,4 p.p por debajo de feb-2023. En enero, la utilización también constituyó el guarismo más bajo para el primer mes de los últimos 9 años. pic.twitter.com/ARViNJGqTv
— Centro CEPA (@ctroCEPA) April 19, 2024
Antes de estos, algunos analistas advertían de una falla en éste plan. Para que esto funcione, la inflación debía producirse por una alta oferta. Sin embargo, para que la inflación se deba a la oferta, la industria debe estar funcionando al máximo de su capacidad, cosa que no pasaba durante el 2023.
En cambio, más que reducir los precios, lo que pasó con la baja de la demanda fue una reducción de la producción y aumento del stockeo. Esto es contrario a la reducción de la inflación, ya que cuando se produce a menor capacidad instalada, aumentan los costos por producto y es más difícil bajar el precio final.
Esto, además, es perjudicial para el país, ya que si se funciona a baja capacidad instalada, no habrá incentivos para una mayor inversión, se genera menos trabajo y, a la larga, mayor concentración de los sectores.
Uso de Capacidad Instalada de la Industria en febrero, cayó 11,4% interanual
Todas las actividades industriales para abajo
Automotriz y metálicas muy para abajo pic.twitter.com/dFqAu8wQzR— MARTIN⭐⭐⭐Barrionuevo (@mmbarrionuevo) April 18, 2024
La producción primaria
Pero mientras la mayoría de los sectores de la industria están bajando su nivel de producción, hay un sector que se encuentra en auge, y se trata de la producción primaria, protagonizada por la extracción de recursos naturales como el petróleo, el gas natural y la generación de materia prima.
El índice de producción minero, publicado también por el INDEC a principios de este mes, arrojó que durante febrero del 2024 la industria creció un 13,4% interanual, protagonizado mayormente por el crecimiento de la extracción de petróleo crudo (10,7%) y el Gas Natural (6,7%), aunque los servicios de apoyo a la extracción también experimentaron un abrupto aumento del 26,8%, lo que indica un crecimiento en la extracción del resto de los rubros.
El problema es que un crecimiento en la producción a nivel primario y una reducción en la industria y manufactura marca un déficit en el sector secundario, que es el que genera valor sobre la materia prima.
El peligro es que, de continuar bajando la demanda, podría reducirse la capacidad instalada si ante la falta de perspectiva de aumento muchas fábricas terminen cerrando o vendiendo parte de sus galpones. En este caso, de volver a subir la oferta la capacidad instalada podría no tener la capacidad o competitividad para cubrirla.
Así, las políticas del nuevo gobierno de Javier Milei podrían tener como resultado un retorno al viejo modelo agroexportador, en el que la Argentina exportaba materia prima e importaba valor agregado a un mayor valor.
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