“Ganar la calle” ha sido un concepto muy utilizado en la política argentina. Se refiere a la necesidad de que funcionarios y referentes estén en contacto con las necesidades más urgentes de la gente y reivindica a los barrios como el escenario donde se definen los resultados electorales y donde un gobierno puede ganar o perder imagen y capital político.En La Libertad Avanza, en cambio, esta forma de hacer política caracterizada por la presencia en los barrios es menospreciada en favor de la presencia en redes sociales. Tanto twitteros como funcionarios del gobierno de Javier Milei han llamado a ésto “ganar la calle online”.La reivindicación ha sido la génesis de su triunfo electoral. Con poca capacidad logística para “empapelar” una ciudad o tener presencia en muchos barrios, La Libertad Avanza redobló su presencia en redes sociales, enfrentándose a un peronismo que mostraba a funcionarios como Katopodis haciendo campaña en trenes.
Fue así que, tras el triunfo electoral, una de las épicas enaltecidas por los usuarios más activos de La Libertad Avanza fue haber ganado a un oficialismo con “un par de gordos en situación de Android”.Ya en su gobierno, el propio Milei enarbola la bandera de la calle online. Ante las críticas que recibió por pasar mucho tiempo en redes sociales, el presidente respondió en una nota “yo he nacido en las redes sociales, entonces yo me comunico de modo directo con la gente vía redes sociales, entonces no necesito que me digan lo que opina la gente, lo tengo de primera mano, y además me permite estar rápido de reflejos y ver dónde están los problemas rápidamente y trabajar para solucionarlos”.Sin embargo, durante Marzo sucedieron varios episodios que sugieren que Milei estaría perdiendo imagen justamente en la misma “calle online” donde la ha forjado.
Granja de trolls
Lejos de ser una manifestación espontánea alrededor de la figura de Javier Milei, la gran mayoría de las cuentas de redes sociales que constantemente suben mensajes de apoyo a la gestión son parte de un entramado de “trolls” pagados y organizados.Se conoce por “troll” a personas que, desde sus propios perfiles o desde usuarios falsos, publican posteos y respuestas provocadoras y provocadoras y polémicos, muchas veces para insultar o difundir mensajes de odio.Existe un submundo en las redes sociales en el que ésto se volvió un negocio, y se paga a personas que desde una multiplicidad de cuentas fantasmas instalan fake news, boicotean marcas o destruyen la imagen de algún candidato electoral.Quién está detrás de la red de trolls oficialistas es Fernando Cerimedo, quien desde Madero Group y Numen Publicidad es uno de los mayores aportantes de la campaña de La Libertad Avanza cuyo dinero sirvió para mantener y vitalizar cuentas de tuiteros identificados como TraductorTeAma, El Buni, El Gordo Dan, El Trumpista, Lady Market, Termo, Pregonero, Juan Doe.Ya en el gobierno, el “trolleo” se volvió política de estado, y muchos de estos twitteros y gestores de granjas de trolls pasaron a formar parte del gabinete, como el caso de Iñaki Gutiérrez, Eugenia Rolón, Juan Pablo Carreira, Agustín Romo, Ezequiel Acuña, Mariano Pérez, Daniel Parissini o Franco Antúnez.El resultado puede observarse en la propia cuenta del presidente. Si bien la mayoría de sus posteos supera los miles de likes, observando las cuentas que le dieron like puede verse que muchas de ellas fueron puestas por cuentas creadas hace días y provenientes de países del medio oriente.
La Calle Online
En más de 100 días en el poder, el gobierno ha cosechado solamente derrotas. Negociaciones traumáticas con las provincias, caída de la Ley Ómnibus, escándalos públicos e internas dentro del espacio. A esto se le suman declaraciones “desafortunadas” y errores en entrevistas tanto de milei como de sus funcionarios y allegados.Así, las políticas de La Libertad Avanza de ajuste al estado pueden sostenerse casi exclusivamente gracias a la vigencia del DNU 70/23, que fue rechazado solo en el senado pero aún no por la Cámara de Diputados.El gobierno utiliza las granjas de trolls para dar vuelta esta narrativa, dando, por ejemplo, un discurso triunfalista sobre una inflación del 13% o distrayendo mediante ataques coordinados a figuras públicas y críticas como Lali Espósito, Juan Grabois, Ofelia Fernandez o hasta Mirtha Legrand.De esta manera, las granjas de trolls se utilizan para bombardear las redes sociales y establecer como tendencias las discusiones y enfrentamientos que al gobierno más le interesa. Sin embargo, hay signos de que en las últimas semanas se estuvo rompiendo éste cerco informativo en redes sociales.“No miren a los monstruos”Cansados de que sus muros y usuarios de redes sociales se llenen de posteos que celebran irracionalmente todo lo que hace Javier Milei o atacan a el enemigo de turno, varios usuarios iniciaron una campaña para bloquear a trolls y bots oficialistas.La propuesta es sencilla, sugiriendo a todos los usuarios de X o Instagram que, cuando vean el post de una cuenta troll o bot oficialista, la bloqueen haciendo click en los tres puntos que aparecen a la derecha del nombre y seleccionando la opción “bloquear”.Esto generó cierto debate en las redes. Para algunos no es conveniente invisibilizar discursos de odio que, aunque no los veamos, están allí, ya que terminaremos generando una burbuja de confirmación con usuarios que solo piensan como nosotroAlgunos expertos, sin embargo, afirman que la presencia de estos bots y trolls justamente corrompe la utilidad de las redes como termómetro de la realidad, y que bloquearlos no solo nos daría más paz mental, sino que establecería una relación más genuina entre lo que vemos en las redes y lo que de verdad pasa en las calles.Lo que no puede negarse es la repercusión que tuvo la campana. Desde mediados de marzo, una cuenta bot checker detectó que debido a la baja de visualizaciones de estas cuentas, las menciones a las cuentas del presidente en X tuvo una caída de casi el 50%.
Caída de la imagen de Milei
Por un lado, está la repercusión negativa que generó la frase de Berty Benegas Lynch sobre la necesidad de derogar el derecho a la educación de los niños para que puedan trabajar en las fábricas y estancias. A pesar de que las cuentas cercanas al gobierno intentaron instalar la idea de que la frase había sido descontextualizada, cuentas y referentes de distintos colores políticos emitieron su indignación de que un referente de La Libertad Avanza estuviese fomentando el trabajo y explotación infantil.La última fue el episodio del JumboBot. En una entrevista de tres horas con Alejandro Fantino, Javier Milei utilizó los datos difundidos por la cuenta JumboBot para afirmar que la inflación se estaba desacelerando.
Esta cuenta es un experimento social. Nunca analizó precios, ni existió ningún bot que siguiera los productos de Jumbo.
Pero sí sirvió para una cosa: ver la necesidad que tienen muchos en mostrar resultados que la realidad les niega.
Este bot se autodestruirá en 3, 2, 1… pic.twitter.com/H4ntaLzWky
— Jumbot (@Bot_Jumbo) April 9, 2024
La propia cuenta debió aclarar que se trataba de un experimento social, y que los datos difundidos eran ficticios. El episodio da cuenta de que, a pesar de lo que el presidente crea, su sobreexposición a la calle online lo desconecta de lo que le está pasando a los argentinos, afectando su criterio para diferenciar entre lo que es real y lo que es falso.Este tipo de episodios está afectando a la imagen de Javier Milei en las mismas redes donde construyó su figura. De acuerdo a un informe publicado por Ad Hoc, “Sigue observándose una tendencia alcista en la negatividad en detrimento de las menciones con tono positivo. La caída de la Ley de Bases, su pelea con Lali Espósito, la conversación del 8M y las repercusiones sobre el aumento de su sueldo potenciaron las publicaciones negativas alrededor del presidente”
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