“La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”, así inicia el Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948.
Así se selló la paz en un mundo que había sido diezmado por la guerra mundial, en la que el odio de raza y clase social incluyeron torturas, pena de muerte, que habían dejado a millones de personas en la pobreza.
La Declaración Universal de Derechos Humanos es reconocida por haber sido inspiración para la adopción de más de 70 tratados internacionales de derechos humanos, que se aplican hoy en día de manera permanente a nivel mundial y regional (todos contienen referencias a ella en sus preámbulos).
Prejuicios sobre los derechos humanos
Hasta hace un tiempo, existía -o existe- un rechazo de un sector de la sociedad hacia las organizaciones de derechos humanos que existen en el país debido a que éstas se asociaron a la lucha por justicia para las víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar argentina.
Hoy en día, también se asocia a los derechos humanos con la defensa de las personas privadas de su libertad o, como dice la gente “defienden a los delincuentes y asesinos”. Sin embargo, nada de eso es así ya que mas bien están destinados a resguardar la integridad de todas las personas, sin depender de su situación puntual. Como por ejemplo, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, ha participado de reclamos de víctimas de inseguridad, además de reclamos de personas privadas de su libertad.
Los derechos humanos son normas internacionales que regulan situaciones y que garantizan el derecho a una vida digna de una persona en contextos como la cárcel, la calle, el acceso a la salud, vivienda, educación.
Todos los derechos humanos tienen la misma importancia y todos los gobiernos deben tratarlos de un modo justo y equitativo. En tanto que todos los Estados tienen, con independencia de su sistema político, económico y cultural, la obligación de promover y proteger todos los derechos humanos para todas las personas sin discriminación.
“TODOS LOS SERES HUMANOS TIENEN LOS MISMOS DERECHOS INALIENABLES”, DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS.
Argentina y la Declaración Universal
Argentina suscribió desde 1948 la Declaración Universal, pero en 1994 incorporó a la Constitución Nacional (en el art. 75 inciso 22) el conjunto de Declaraciones, Tratados y Pactos Internacionales. Así, nuestro país posee un Sistema de tratados en Derechos Humanos tiene fuerza de ley.
A diferencia de otros países del mundo, en Argentina se desarrollaron una serie de “instrumentos de protección” o normativas locales, y se crearon instituciones que orientan y monitorean el cumplimiento del compromiso de los Estados tales como el Comité de Prevención de la Tortura de la Nación y sus réplicas en algunas provincias como Chaco.
También, cada provincia del país posee organismos estatales que se encargan de hacer cumplir con esas normativas internacionales a las cuales adhirió Argentina. En el NEA, las cuatro provincias poseen Ministerio, Secretarías y Subsecretarías de Derechos Humanos.
Asimismo, esas áreas del Estado son también las que acompañan a la Justicia a llevar adelante juicios trascendentales como el impulso a las causas de Lesa Humanidad como las de la masacre de Margarita Belén, Ligas Agrarias, desaparición forzada y tortura de personas; Masacre de Rincón Bomba y Napalpí, contra pueblos originarios.
Desde allí, impulsan políticas públicas que buscan promover el conocimiento de las normativas que establecen los derechos humanos y también hacerlos cumplir. Hoy día, eso abarca al abanico de temáticas como las cuestiones de género, mujeres y diversidad.
Los femicidios, las violencias de géneros, los crímenes y la violencia de odio por orientación sexual y/o identidad de género también son violaciones a los derechos humanos.
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