Este año se cumplieron 96 años de la Masacre de Napalpí, un atentado contra la comunidad indígena qom y moqoit que vivía allí realizando trabajo maderero.
Napalpí -que ahora se llama Colonia Aborigen- era una reducción indígena de 22.500 hectáreas en la que habitaban unas mil personas, a unos 147 kilómetros de la ciudad de Resistencia.
Desde 2014, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía Federal del Chaco investiga la masacre como un crimen de lesa humanidad. Y este año, en agosto, la Justicia confirmó que los restos óseos hallados en la zona pertenecen a miembros de la comunidad originaria asesinados en la masacre.
El 19 de julio 1924 un gran número de indígenas qom y moqoit llevaba adelante una huelga por mejores condiciones de vida fueron atacados por la Policía y colonos. Un avión biplano Curtiss JN-90 sobrevoló la reducción arrojando comida y caramelos. Cuando los indígenas salieron a recogerlos, policías y colonos les dispararon hasta matarlos.
Murieron hombres, niños, mujeres y ancianos de la comunidad. Los que sobrevivieron a la masacre se escondieron en el monte o emigraron a otras localidades para no ser encontrados. Por 90 años, los crímenes contra la comunidad indígenas fueron negados y olvidados, y la comunidad fue silenciada.
Juicio por la verdad
En 2014 los fiscales federales Diego Vigay y Federico Carniel impulsan lo que se conoce como “juicio por la verdad”. Por el tiempo transcurrido, los responsables ya no están, por lo que la Justicia busca probar que hubo un asesinato en masa y que es necesario un reconocimiento simbólico de la masacre.
En el marco de esa investigación, se recolectaron testimonios que sobrevivientes les contaron a sus hijos y nietos y registros de la época obtenidos de los archivos históricos de la provincia, tales como los legajos del gobernador Fernando Centeno.
Pero para avanzar con la causa, fueron fundamentales los testimonios de Pedro Balquinta (ya fallecido), que era solo un niño cuando fue víctima de la masacre y declaró con 107 años. También las declaraciones de los hijos de otras dos sobrevivientes: Rosa Chara y Melitona Enrique, quien tenía 23 años y estaba en la reducción al momento del ataque.
Los dos últimos testimonios fueron los de Rosa Grillo en 2019 y Felipa Lalecori en enero de 2020. A Rosa la descubrió Juan Chico, un historiador local de la comunidad qom que desde hace muchos años investiga lo ocurrido en la reducción indígena de Napalpí.
Con ayuda de sus hijos, Rosa contó lo que ocurrió ese día ante el fiscal Diego Vigay y un equipo de especialistas. Ese día, ella, una niña, junto a su madre salió a juntar los caramelos que arrojaban desde el avión cuando el estruendo de los disparos la sorprendieron. Su mamá y sus tíos la llevaron al monte donde se refugiaron varios días hasta que se instalaron en Machagai.
Excavaciones
En septiembre de 2019 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) comenzó con las excavaciones en las tierras señaladas por los testigos por pedido de la jueza federal Zunilda Niremperger.
El EAAF realizó un estudio del territorio buscando fosas comunes señaladas por pobladores de la zona, lugar donde se enterraron los cuerpos reprimidos y asesinados.
En una de las fosas, encontraron los restos de una persona enterrados a 50 cm bajo tierra a unos 100 metros del lugar donde ocurrió la masacre. Según Vigay, se cree que “puede ser alguien que intentó huir, fue capturado en el monte y enterrado ahí mismo”, debido a que testimonios datan de que las víctimas fueron perseguidas y ultimadas en el monte.
Por otro lado, en agosto de este año, el EAAF remitió a la Justicia Federal del Chaco un informe final antropológico, arqueológico y genético sobre la primera etapa de trabajos de excavaciones y exhumaciones realizados en el Lote 39 de Colonia Aborigen.
Se estableció que los restos hallados son de un hombre con una herida traumática perimortem ósea ocurridas al momento de la muerte. La ubicación, la poca profundidad y antigüedad de la sepultura y los distintos relatos históricos coincidentes llevaron a los fiscales a concluir que se trataría de una de las víctimas de la Masacre de Napalpí.
Los restos fueron trasladados a ex ESMA en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por orden de la jueza Niremperger hasta que inicie el juicio y puedan ser restituídos a la comunidad.
En los próximos meses habrá una segunda etapa de búsqueda en base al registro de nuevos testimonios de pobladores y la utilización de fotos satelitales. Se buscarán áreas despejadas y en alto, pozos de agua antiguos, y zonas donde pudieron haber cubierto los cuerpos.
A fines de julio, cuando se conmemora la masacre, el Estado provincial inauguró un monumento y enterró allí restos de personas qom y moqoit que durante años fueron expuestos en el Museo de La Plata.
Con los hallazgos, la causa por Lesa Humanidad está cada vez más cerca de llegar a su fin en lo que respecta a la etapa investigativa y ser elevada a juicio. Aunque no habrá responsables presentes, la Justicia tendrá la oportunidad de reconocer la existencia de la matanza, juzgar y reparar así la historia de los pueblos indígenas que habitan el Chaco.
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