Emila Velasco nació en Resistencia, se formó en Rosario y acaba de mudarse a Buenos Aires. Tras una década de experiencia logró encontrar un modo personal de diseñar: realiza una colección al año, produce lo necesario y complementa con diferentes unidades de negocio. De manera recurrente encuentra inspiración en su provincia natal y activa una red con creativos a su alrededor. Hoy, es factible conocer su atelier con cita previa y seguir sus novedades a través de su sitio web velascodeautores.com.ar. Conversé con la diseñadora chaqueña para conocer cómo se sostiene una propuesta alternativa en el tiempo y cómo se involucró con Chaco desde su proyecto de indumentaria “Velasco”.
¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado a la idea del vestir o a la idea de la moda?
Ana, mi abuela paterna, cosía. ¿Viste que en el norte se duerme la siesta? Bueno, yo no porque era super inquieta. Ella tenía un sector que no se podía tocar, así que me metía y sacaba las telas para armar outfits para todos mis juguetes. Me divertía. Se me pasaban las horas.
Incluso de adolescente, con mis amigas antes de ir al boliche. Si tenía un jean que me quedaba bien, todos los sábados lo cambiaba.
¿En qué momento pensaste en transformar tu inquietud en tu profesión?
Siempre estuve vinculada a la expresión, fui a Bellas Artes. Cuando terminé la secundaria, como la carrera no estaba en Chaco me fuí a Rosario, Santa Fe. Primero estuve un mes en la escuela de Roberto Piazza y después me pasé a un terciario.
Estudié Diseño y Producción de Indumentaria. Me recibí exactamente a los tres años de carrera y, cuando me voy de vacaciones a Resistencia, mi mamá me comentó del plan “Manos a la obra” que brindaba máquinas.
Quedaste y comenzaste con tu proyecto personal.
En realidad había armado previamente una marca de remeras con una amiga en Rosario.
¿Y por qué te mudaste a Chaco?
Cuando me presenté, ¡puse la dirección de Chaco!. Me volví y empecé con esas máquinas de mi abuela que aún tengo. Tenía que armar todo desde cero. En ese momento era “Flor de María”, ¡super romántico el nombre!.
Estaba sola y trabajaba de secretaria por la mañana para mantener el estudio y, por la tarde, de diseñadora. Empecé haciendo remeras básicas pero con mangas destacadas, me iba bien. Hacía lo que me gustaba y también hacía uniformes porque me daban ganancia.
Hasta que un día, en esos momentos de la siesta, llegó Laureano Mon del Observatorio de Tendencias del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para contarme que estaban realizando un relevamiento a nivel nacional. ¡Imaginate! Yo saqué todo la producción que tenía.
¿Cómo resultó esa vinculación con el INTI?
Fue un click. Después de ese relevamiento me llamaron para ir a Córdoba a la realización de la capacitación “Las cosas del quehacer”. Fue la primera vez que alguien me preguntó por qué los argentinos no nos identificamos con lo nacional. Esto fue un antes y un después para mí.
Fueron tres encuentros y tenías actividades entre cada uno. Volví al Chaco y empecé a investigar mis raíces. Me puse “Velasco” para entender, venía de una herencia familiar. Después, me acerqué a la Cooperativa Inimbo para averiguar qué telas tenían, que eran rígidas, más bien de uso industrial. Experimenté y armé mi primera colección “Velasco” bajo el concepto de la flor del palo borracho, la flor provincial.
Inmediatamente después te convocaron para la pasarela Mapa de Diseño en BAFWeek.
¡Claro! En 2012 me llamaron para la segunda edición de Mapa de Diseño. Yo todavía estaba más abocada a la parte artística, haciendo teñidos, desarrollando molderías complejas. Armar esa colección fue complejo.
Envíe unos vestidos para realizar las fotos de campaña pero me llamaron para decirme que estaban desprolijos, que la pasarela iba a ser fotografiada en detalle, que tenía que revisarlo. Cosía todo yo, estaba pensando en la huella humana pero lo entendí y los reformule.
Hoy esos vestidos son parte del acervo de la colección sobre indumentaria nacional de la Fundación Investigación en Diseño Argentino (Fundación IDA). Pero en el momento, lloré; estaba desesperada. Diseñaba e iba mandando. ¡Tenía un desfile en BAFWeek!
No tenía idea de nada, era mi segunda colección e iba a desfilar en Buenos Aires. Llegué con dos valijas llenas. Fue intenso pero salí orgullosa porque tenía muchos detalles de artesanos y de amigos.
¿Cómo fue el día después? ¿Cómo fue volver a tu casa?
Seguí haciendo lo que sabía. Investigué sobre mi abuela materna, ella tejía al crochet, tenía revistas sobre eso y las tomé para desarrollar estampas. Hice la primera incubadora en INTI Chaco con Carolina Cenzano. Realicé una colección, todo muy prolijo; incluso aprendí a hacer costos.
Ver esta publicación en Instagram
Al año siguiente, formé parte de la publicación Mapa de Diseño, 101 diseñadores de autor. Con respecto a tu producción, en un principio, Velasco seguía el calendario tradicional de una nueva colección por temporada pero hoy no. ¿Cómo surgió esa transición? Me acomodé. Empecé a pensar en prendas más atemporales, sin género, que resistan el paso del tiempo. Comencé a sentirme fuerte, a pensar en la funcionalidad. Abrí “Casa Velasco” donde di clases. Tenía varias unidades de negocios activas pero no estaban claras. Fue todo un proceso: entender el orden y cómo expresar lo que hacía.
Además de participar en Argentina, estuviste presente en el Mercado de Industrias Culturales Atlántica (MICA Atlántica) y en el Mercado de Industrias Creativas de Brasil (MICBR), dos vidrieras internacionales. ¿Qué planes tenías previos al aislamiento?
Me estaba por ir un tiempo a San Pablo, Brasil, con Felipe Fanaia y Rober Dognani. Dos diseñadores amigos que son parte de Casa de Criadores, una plataforma para nuevos talentos. Querían mostrarme su modelo de negocios pero, ¡pandemia!
¿Cuáles son tus planes entonces? Ahora que estás instalada en Buenos Aires.
Me mudé en noviembre. Necesitaba cambiar. Tengo la colección, los catálogos y estoy haciendo más diseño a medida. No quiero producir y luego ver dónde venderlo. Además, tengo pedidos desde Alemania y quedé seleccionada en una mentoría sobre comunicación en la Universidad de Palermo.