Hace un tiempo las Naciones Unidas fijaron ciertas metas llamadas Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que servirían para alcanzar un desarrollo equitativo y justo para todas las naciones. Sin embargo, el informe 2024 revela una dura realidad: la desigualdad de género es quizás el obstáculo más grande para alcanzar esta meta.
Datos preocupantes
Sima Bahous, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, afirmó en una nota de prensa que “el progreso es posible, pero no vamos lo suficientemente rápido”. A pesar de algunos avances, el informe señala que las barreras estructurales y las leyes discriminatorias continúan obstaculizando el avance hacia la igualdad de género.
Uno de los ODS más relevantes en este contexto es el número 5, que se refiere específicamente a la igualdad de género. Algunos de esos datos son:
- El 54% de los países no cuentan con leyes que basen la definición legal de violación en la falta de consentimiento libremente otorgado.
- En el 51% de los países existe al menos una restricción que impide a las mujeres realizar los mismos trabajos que los hombres.
- 1 de cada 8 mujeres y niñas entre 15 y 49 años fue sometida a violencia sexual y/o física por parte de su pareja íntima en el año anterior.
- Los países con legislación sobre violencia doméstica tienen tasas más bajas de violencia de pareja que aquellos sin legislación, 9,5% frente a 16,1%.
- A nivel mundial, las mujeres dedican 2,5 veces más horas al día que los hombres a cuidados y trabajos domésticos no remunerados.
- Las mujeres representan menos del 40% de los propietarios o titulares de derechos de tierras agrícolas en 32 de los 49 países con datos
Estas cifras no sólo reflejan un problema social, sino que también subrayan la necesidad de tomar medidas efectivas para promover la igualdad de género (y no retroceder con las que ya habían sido tomadas). La ONU advirtió que el mundo no va a la velocidad requerida para alcanzar este objetivo para 2030.
La educación como derecho y contra la desigualdad de género
La educación es un derecho humano fundamental y un motor esencial para el desarrollo. Sin embargo, 119.3 millones de niñas en todo el mundo siguen sin escolarizar. Aunque esta cifra ha disminuido en 5.4 millones desde 2015, aún es un recordatorio de los desafíos persistentes que enfrentan las mujeres.
Además, cerca del 39% de las mujeres jóvenes no completan la educación secundaria, lo que repercute en sus oportunidades laborales y su capacidad de contribuir plenamente a la sociedad.
Los costos asociados a la falta de educación son abrumadores. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) los costos sociales anuales del déficit global de habilidades básicas supera los 10.000.000.000.000 (10 billones) de dólares. Esta cifra es más que el Producto Bruto Interno (PBI) combinado de Francia y Japón.
La brecha digital de género
En un mundo cada vez más digitalizado, la conectividad se ha convertido en un factor crucial para el empoderamiento de las mujeres. La ONU subraya la importancia de garantizar un acceso equitativo a la tecnología digital, que puede ofrecer oportunidades educativas y laborales que cambien la vida de las mujeres.
En Argentina hubo varios intentos por acortar esta brecha digital, por ejemplo con el programa Conectar Igualdad, durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Se planteó el objetivo de promover la inclusión digital, democratizar el acceso a los bienes y recursos tecnológicos y disminuir la brecha digital existente.
Sin embargo, la brecha digital de género sigue siendo una realidad preocupante. Si no se aborda, se estima que esta brecha podría costar a los países de bajos y medianos ingresos (como Argentina) aproximadamente 500.000 millones de dólares en los próximos 5 años.
El Pacto Digital Mundial, presentado durante la Cumbre del Futuro (el 22 y 23 de septiembre en Nueva York), busca aprovechar la tecnología para el desarrollo sostenible, promoviendo la igualdad de género como un principio clave.
Estrategias para eliminar la desigualdad de género
El informe de la ONU no sólo destaca los problemas, sino que también propone soluciones. Se recomienda implementar políticas que tengan en cuenta las cuestiones de género y que aborden las barreras que enfrentan las niñas en el acceso a la educación. Algunas de estas estrategias incluyen:
- Reducción de costos de escolarización: Eliminar barreras económicas que impidan a las familias enviar a sus hijas a la escuela.
- Transferencias de efectivo: Apoyar a los hogares económicamente para asegurar que las niñas continúen su educación.
- Entornos seguros: Crear espacios educativos seguros donde las niñas puedan aprender sin temor a la violencia de género.
- Educación sexual integral: Incluir en el currículo una educación que empodere a las niñas y les informe sobre sus derechos.
- Perspectiva de género en el profesorado: Asegurar una fuerza laboral docente equilibrada y diversa para inspirar a las futuras generaciones de mujeres.
El informe de la ONU sobre la desigualdad de género nos enfrenta a una verdad ineludible: el progreso es posible, pero se necesita una acción rápida y no podemos estar debatiendo cuestiones que ya han sido zanjadas.
La educación es un pilar fundamental en este proceso, y la falta de acceso a la misma tiene un costo económico devastador. Los líderes del mundo deben priorizar la educación de las niñas y adoptar políticas que eliminen las barreras que promueven la desigualdad de género.
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