A poco más de 100 días desde el anterior, el jueves 9 de mayo, el Gobierno de Javier Milei enfrentará su segundo paro general de la mano de la Confederación General de Trabajadores (CGT), quien ya acompañó cinco marchas en lo que va del año. Luego de una serie de marchas, que incluyó la de la universidad pública que mostró un número contundente en todo el país, se abre la pregunta ¿Qué resultados tiene pelearse con todos al mismo tiempo?
Todas las marchas fueron a razón del manejo del Poder Ejecutivo en contra de los ciudadanos que representa: el brutal ajuste económico, los despidos a trabajadores, la desfinanciación educativa y sus paquetes de leyes.
En ninguna de estas movilizaciones fue posible utilizar el protocolo anti-piquetes. La masividad de cada demostración dejó inutilizable el gran aparato armamentístico desplegado en Capital Federal (mientras se dejan al descubierto otras zonas más necesitadas de control policial, como Rosario).
Y a pesar de que el Gobierno le quitó importancia y el Ministro del Interior Guillermo Francos se manifestó en contra, se ha intentado desarticular las movilizaciones de todas las maneras posibles. Porque como ya ha pasado con las anteriores marchas, cada vez que Milei busca ir a choque, sus ciudadanos demandan un retroceso, y tal vez, unas disculpas.
Cada una de las marchas se produjo de manera similar, las personas se enteran de alguna medida que los perjudica, se reúnen por medio de las redes sociales y salen a la calle a protestar por sus derechos. A su vez, el gobierno, previo a las fechas dadas, desestima las movilizaciones, amenaza con el protocolo antipiquetes y recorre los medios masivos de comunicación para decir: o que la manifestación es inutil o que la manifestación en verdad es beneficiosa para el Gobierno, a pesar de ser ideas contradictorias.
24 de enero: 1° Paro General
Rápidamente, la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich contestó que se pondría en vigencia un “Protocolo Antipiquetes” con el objetivo de colmar las veredas de manifestantes y que los mismos no pudieran dificultar el tránsito de coches. También advirtió que los costos serían pagados por quienes protestaran.
Esto le dio a Milei cierta calma. Tal vez con las amenazas de la Ministra de Defensa y la fuerza policial en su máximo esplendor desplegadas en la calle, no tendría problema con los sindicatos, a pesar de decir que los mismos significaban “quedar en el pasado y en la decadencia”.
Una de las primeras demostraciones fue el 27 de diciembre, cuando la CGT se movilizó junto con las dos CTA y los partidos de izquierda como primera demostración de fuerza contra el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) 70/2023, aún en vigencia, que contenía una reforma laboral. Casi un mes más tarde, el 24 de enero, se realizó el primer Paro General en protesta tanto al DNU como a la ahora fenecida Ley Ómnibus (mutada a Ley de Bases).
Luego del primer paro, Javier Milei intentó minimizar la contundencia de la medida, dijo que no había tanta gente. Luego recalcó que el feroz ajuste iba a seguir y que no era negociable de ninguna manera. Y por último, lejos de demostrar que la marcha no le había afectado, echó al titular de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), Enrique Rodríguez Chiantore, ente clave para el mundo gremial porque regula las obras sociales y prepagas.
En un diálogo con un medio de noticias nacional, el funcionario despedido dijo: “Nunca ví algo así. Fue bestial. Ellos creen que esta metodología los exhibe poderosos,” haciendo referencia al Gobierno de Milei. Lo más probable es que se haya tratado de un manotazo de ahogado ante la vergüenza de un Paro General exitoso a sólo 44 días de gestión.
8 de marzo: Día de la Mujer
Durante el 8 de marzo, un día histórico para los derechos de la mujer, el Gobierno cambió el nombre del Salón de las Mujeres de la Rosada a la par que anunciaban: “Quienes no vayan a trabajar, se les va a descontar el día. Pero eso no es por el Día de la Mujer, fue siempre así. Desde el primer paro anunciamos que al empleado que no trabaje se le descuenta el día”, dijo el Vocero Presidencial.
El 8 de marzo, también hubo una enorme marcha. Esta vez, las mujeres trabajadoras que lucharon por sus derechos también inundaron las calles y marcharon bajo la consigna “Basta de ajuste y violencia del estado” frente a los dichos y acciones del gobierno de Javier Milei.
Las razones de las críticas fueron varias: se eliminó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, se paralizaron programas de asistencia económica para mujeres en situación de violencia de género, se congelaron los montos de los programas sociales, se negaron alimentos a comedores y merenderos comunitarios (actividades que suelen sostener las mujeres dentro de la comunidad), se amenazó con la derogación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, entre otras.
El mensaje de Milei fue contundente y logró algo que nadie había logrado: unir al feminismo… en su contra. Tras más de seis años de marchar por separado, el 8M reunió una sola columna todas las organizaciones feministas, a las que se sumaron organizaciones estudiantiles y partidos políticos, pero sobre todo gente suelta. Se habló de 80.000 personas en las marchas.
24 de marzo: Memoria por la Verdad y la Justicia
El 24M se venía gestando en lo que sonaba como una jornada histórica con una multitudinaria presencia, así que el Gobierno en pos de demostrar que tan poco le importaba la movilización, presentó un video protagonizado por el Tata Yofre, negando los 30 mil desaparecidos y dijo que los derechos humanos «fueron un gran negocio».
La marcha fue masiva. El 24M es el día nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia donde se recuerda a las víctimas de la última dictadura militar. Históricamente las centrales sindicales y otras organizaciones sociales marchan hacia la Plaza de Mayo, este año, el número que arriesgaron los organizadores fue de 400.000 personas a lo largo de la jornada tan solo en la ciudad de Buenos Aires.
A lo ancho del país se movilizaron las dos CTAs, junto con la CGT y las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, Familiares e H.I.J.O.S. Al día siguiente, los Gobernadores postergaron su reunión con Milei con el objetivo de tratar el Pacto de Mayo.
23 de abril: en Defensa de la Universidad y la Educación Pública
Esta marcha también contó con un poco de tirria, al principio, intensificó sus ataques a las universidades, tanto públicas como privadas usando un conocido caballito de batalla: denunció que las aulas, en vez de enseñar, adoctrinaban. Cuando ésto le generó más contras que aciertos, envió a Adorni a decir que ya le habían girado los fondos a las universidades, cosa que en verdad, era sólo una ínfima parte del presupuesto debido.
Incluso los rectores salieron a desmentir lo de los fondos. Se les anunció una ejecución de un 70% sobre lo que ya había sido anunciado en marzo. Esto era completamente insuficiente, ya que se trata de un aumento sobre un presupuesto previsto para 2023 y donde, además, ese 70% es sólo para gastos de funcionamiento, una porción mínima que no abarca los salarios.
Sin organización sindical, la gente volvió a marchar un mes más tarde, cuando el 23 de abril millones de personas en todo el país salieron en defensa de la universidad y la educación pública. Junto a la CGT y sindicatos, los movimientos sociales, los organismos de derechos humanos y los partidos políticos marcharon del Congreso a Plaza de Mayo. También hubo marchas y actos en diferentes ciudades del país.
En la marcha hubo una posición muy marcada de la sociedad en defensa de la educación pública, un límite y un freno muy marcado. Tanto es así que Milei tuvo que dar una vuelta de 180° a su mensaje y decir “En ningún momento el gobierno nacional insinuó la intención de cerrar las universidades nacionales”.
En la marcha hubo una posición muy marcada de la sociedad en defensa de la educación pública, un límite y un freno muy marcado. Tanto es así que Milei tuvo que dar una vuelta de 180° a su mensaje y decir “En ningún momento el gobierno nacional insinuó la intención de cerrar las universidades nacionales”.
1° de mayo: Día del Trabajador
Luego de que la Ley de Bases, que trae consigo una reforma laboral draconiana para los trabajadores, fuera aprobada por la Cámara de Diputados, llegó el 1º de mayo cuya cantidad de gente marchando, fuera de todo arco sindical, sorprendió a más de uno.
El Gobierno por su parte lanzó un video sobre el sacrificio del trabajador y cómo éste será recomenzado, no especifica cómo o cuándo sería el fin de este sacrificio, o el porqué, pero fue la forma de Milei de saludar a los trabajadores en su día. La razón de la movilización del 1° de mayo fue por la caída del empleo. De acuerdo a un informe de la consultora Ecolatina, desde octubre del año pasado se perdieron 40.000 puestos de trabajo formales.
¿Pero qué sucede con estas marchas?
Si bien la estrategia de Milei de enfrentar distintos grupos, como los sindicatos, las feministas, los “zurditos” y un largo etcétera, era simpática a la hora de buscar votos en campaña, la realidad es muy distinta a la hora de gobernar, sobre todo ante las marchas que van cobrando mayor masividad.
Ser el Presidente significa gobernar para todos, tanto quienes te simpatizan como los que no, así es vivir en una sociedad democrática. Ir al choque con tantos grupos distintos y al mismo tiempo sólo está teniendo el efecto opuesto: se están uniendo en su contra.
No es raro que en cada una de las marchas se cuente con mayor adhesión que la anterior, porque como ya ha pasado, cada vez que Milei busca ir a choque, sus ciudadanos demandan un que se retracte, y tal vez, unas disculpas.
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