El 1° de mayo conmemoramos el “Día del trabajador” en memoria de los mártires de Chicago: en mayo de 1886, se dan una serie de protestas que desde el 1 de mayo se habían producido en respaldo a los obreros en huelga, para reivindicar la jornada laboral de 8 horas. En Argentina, comienza a conmemorarse tan sólo 4 años más tarde, y las trabajadoras también fueron protagonistas.
Las trabajadoras del siglo XX
Como ya dijimos antes, las mujeres no tenían muchos derechos más que el derecho a ser explotadas. Además de tener problemas para poder encontrar una labor o que se lo permitieran, cuando lograban hacerlo, tenían los peores trabajos.
Además de las tareas de cuidado que realizaban en sus hogares, las mujeres cobraban menos que los varones, los trabajadores varones cobraban en promedio un 40% más que las mujeres.
Al inicio de la industrialización, se empleaba prioritariamente a varones. Sin embargo, esto se fue revirtiendo con el correr de las décadas, a medida que más y más mujeres ingresaban al mercado de trabajo, especialmente en grandes fábricas, en particular de los rubros vestido y tocador, textil y de confección, químico, gráfico y de alimentación.
También había otras ocupaciones como atención al público, la salud, la educación y la limpieza. El problema es que éstas, al ser estereotípicamente femeninas, eran muy mal pagas y ni hablar de los distintos tipos de violencia laboral o sexual que sufrían las trabajadoras.
Los primeros reclamos
En Argentina, el primer acto del Día del trabajador se realizó en 1890 en 4 ciudades del país. En Buenos Aires ocurrió en el Prado Español, ubicado en el barrio porteño de Recoleta. Según quienes organizaron el evento, asistieron allí cerca de tres mil personas.
Las proclamas y pancartas de la época ya marcaban cuales serían los pedidos primordiales, no sólo de las trabajadoras sino del movimiento obrero que se estaba gestando, y esos eran, entre otros:
- Limitación de la jornada de trabajo a un máximo de ocho horas para las y los adultos.
- La prohibición del trabajo de los niños y niñas menores de catorce años.
- La abolición del trabajo de noche, exceptuando ciertas ramas de industria cuya naturaleza exige un funcionamiento no interrumpido.
- La prohibición del trabajo de la mujer en todas las ramas de la industria que afecten con particularidad el organismo femenino.
- La abolición del trabajo de noche de la mujer y de los obreros menores de 18 años
- El descanso no interrumpido de 36 horas por lo menos, cada semana, para todos los trabajadores.
- La inspección minuciosa de talleres y fábricas por delegados remunerados por el estado, elegidos al menos la mitad por los mismos trabajadores.
Muchos de los reclamos tienen de protagonistas a las trabajadoras, pero ¿Qué sucedía con las mujeres en ese entonces? En aquella época regía el Código Civil de Vélez Sarsfield, sancionado en 1869, que determinaba “la incapacidad relativa de la mujer casada, colocándola bajo tutela del marido”.
Esto significa que ponía a las mujeres en un escalón inferior al de los hombres, es más, el artículo 57 disponía que “a todos los efectos, su representante (de la mujer) era el marido. La mujer casada no tenía derecho a educarse ni a realizar actividades comerciales sin su consentimiento”
Virginia Bolten y los derechos de las trabajadoras
En Rosario también se realizó una manifestación por el 1° de mayo, quien la encabezó fue una trabajadora de 20 años y se convirtió en la primera mujer oradora en una concentración obrera. Virgina Bolten nació en 1876 en la ciudad de San Luis, fue una activista anarcofeminista con fuerte presencia en la lucha sindical y política en Argentina y Uruguay.
En aquella jornada, Virginia blandió una bandera negra con letras rojas (los colores del anarquismo) con la inscripción “1 de mayo, fraternidad universal”. Sin embargo, durante la movilización y a pocos segundos de haber comenzado a hablar, fue condenada a prisión por el contenido de su discurso.
Según las autoridades la acusaron de atentar contra el orden social existente. No hay sorpresa alguna, Virginia no sólo era anarquista sino también mujer. “Ni dios, ni patrón ni marido” era el eslogan del periódico La Voz de la Mujer, donde Bolten escribió acerca de las injusticias en contra de las trabajadoras. Fue el primer órgano informativo con tendencia feminista que circuló entre las mujeres trabajadoras entre 1896 y 1897.
El 1° de mayo fue sólo la pequeña llama que prendió la mecha para lo que sería luego el movimiento de trabajadores y trabajadoras, es al día de hoy que las mujeres siguen luchando por su derecho a un trabajo y salario digno, pero nunca se olvidará a las pioneras que marcaron el camino para todas.
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