El anuncio del Ministro de Economía Sergio Massa a principios de noviembre de avanzar en un programa de control de precios al consumidor desde diciembre hasta marzo del 2023 en productos de primera necesidad generó polémica. Habiéndose aplicado anteriormente medidas similares de intervención sobre los precios, existen dudas de si las mismas de verdad funcionan.
Sin embargo, existen razones en el país para justificar una medida de estas características en alimentos y otros productos de primera necesidad, aquellos cuya suba de precios más impacta en el bolsillo de los argentinos.
Inflación y alimentos
Si bien el INDEC no publicará los resultados del Índice de Precios al Consumidor del mes de octubre, durante la primera semana de septiembre varias consultoras ya están pronosticando que se encontrará alrededor de lo registrado en septiembre, que fue de 6.2.
Lo preocupante es que, nuevamente, de acuerdo a sus registros, se volvió a observar que los precios de alimentos y productos de la canasta básica aumentaron más que la inflación, llegando de acuerdo a algunas medidas a superar los 7 puntos. Junto a la vestimenta, el sector de alimentos y bebidas no alcohólicas viene registrando aumentos mayores a la media de los productos.
Además de tener un efecto de arrastre sobre la inflación en general, el impacto que tiene el precio de los alimentos es mayor en los hogares más pobres, ya que de acuerdo a la Ley de Engels, cuanto menos gana una familia, mayor porcentaje de su salario estará destinado a alimentos.
La inflación en estos productos también conlleva un impacto en la salud de la población, ya que agravan los problemas alimentarios nutricionales más frecuentes, como la malnutrición, el sobrepeso y deficiencias nutricionales.
La suba de alimentos también afecta a la medición de la pobreza y la indigencia en Argentina, que se mide en la capacidad de las personas de alcanzar a la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para salir de la indigencia y la Canasta Básica Total (CBT), con la que se mide el umbral de la pobreza.
En los últimos meses, la CBA a aumentando porcentualmente más que la CBT. Cada vez que los alimentos suben más que la inflación se va reduciendo la brecha entre indigencia y pobreza dejando a su vez a más familias en la indigencia.
Concentración de los alimentos
Otro factor que justifica la aplicación de medidas de control de precios específicamente en los alimentos es la concentración existente en la estructura de comercialización de estos productos. De acuerdo a expertos, no es la única causa de la inflación, pero es un factor determinante ya que lleva a mecanismos no competitivos de fijación de precios con el objetivo de aumentar el margen de ganancia.
La concentración en esta industria en particular es más grave ya que es el sector con mayor elasticidad de precios, es decir que, al haber poca competencia, se pierden menos consumidores con los aumentos.
Estudios realizados por consultoras como el Centro de Economía Política o el Observatorio para el Desarrollo Provincial arrojan que en Argentina existen seis grandes cadenas que concentran el 80% de las ventas en todo el sector supermercadista del país. A su vez, el 74% de la facturación de los productos de góndola de esas firmas corresponden a 20 empresas.
La concentración aumenta en rubros como las cremas dentales, desodorantes, repelentes y caldos, donde la concentración incluso supera el 84%. En cambio, en los alimentos y bebidas es muy común que una sola empresa domina más del 50% del mercado. En Yogures, por ejemplo, el 77% de la facturación es a la misma empresa, en embutidos el 79%, en jugos en polvo el 77%, gaseosas 75%, fideos 73%, cervezas 71%, postres 70%, mermeladas 71% y leche 69%.
Los niveles de concentración en este sector hacen propicio la implementación de medidas de control de precios para desacelerar tendencias como las que se observaron a principios de año que afectan a las familias con menos recursos.
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