Como si nos hubieran dado entradas gratis y obligadas para subirnos a una montaña rusa, en el último mes hemos experimentado varias corridas cambiarias: cuatro en cuatro semanas para ser más específicos, que provocaron una ampliación de la brecha cambiaria, es decir, una diferencia entre el valor del dólar oficial y el dólar blue de más de 164%, y llegar a máximos históricos. Ahora… mucho se habla del mercado del dólar blue y muy poco se sabe. Pese a la repercusión que genera en el debate público, el de todos los días, en la mesa familiar de los domingos o hasta en una reunión entre amigos, se trata de un mercado muy acotado. De hecho, del total de las operaciones que se realizan en todo el país con la divisa norteamericana, en dicho mercado solo se opera con menos del 5%. Es decir, es un mercado de poca circulación.
¿Quiénes operan en el mercado del dólar blue?
La pregunta no es sólo cómo, sino también quiénes. En el mercado ilegal de cambios, podemos identificar varios actores que operan para hacer bajar o subir el precio del blue: en primer lugar, muchos de esos demandantes son empresas que no pueden acceder al dólar oficial debido a la restricción mal llamada ‘cepo’ y necesitan importar insumos o productos para sostener su producción.
También participan fondos especulativos que ingresan para presionar y sacar mayores ganancias, y por último están las personas de a pie que tienen ahorrado algo de dólares y quieren hacerse de unos pesos más, comprando en el oficial y vendiendo en el blue.
Es en este juego de oferta y demanda entre dichos participantes, algunos más influyentes que otros, donde se da lo que se conoce como ajuste por precio. Cuando la oferta no puede satisfacer la demanda, entonces se ajusta por precio y aumenta el precio del dólar ilegal. Es decir, cuando muchos corren a comprar dólares ilegales, o pocos en gran demanda, en un corto período de tiempo, el precio lógicamente va a aumentar.
Expectativas, intereses y el factor mediático
En este contexto, hay algo que sorprende y preocupa, y tiene que ver con las operaciones mediáticas que se dan en torno a este dólar, algo histórico en nuestra Argentina, que muestran a un dólar ilegal y “oscuro” -como también le dicen por su nombre en inglés y porque se venden en “cuevas”- como el dólar de referencia, siendo más una creación de los medios que inflan esa burbuja especulativa, que lo que es en realidad. Este factor se puede ver claramente con un ejemplo sucedido hace ya tiempo atrás en el 2015: al asumir Mauricio Macri, y con un contexto mediático en el que se repetía que el dólar paralelo era el que regía realmente en la economía, decidió llevar el dólar oficial a ese precio, de 9,85 a 14,30. Este fue el puntapié de una política económica que derivó en una espiral inflacionaria que a fin del 2016 alcanzaría el 40%.
Pero Macri decía que no iba a devaluar, luego que los precios estaban a 15 y no a 9,50, luego devaluó y provocó un aumento inflacionario abortando la recuperación del PBI de 2015 Una pena Mauricio te lo dije antes de tu “Primer Tiempo” y luego en mi libro “Patria o Dólar” 2017. pic.twitter.com/xK8vRmHvPd
— Alejandro Vanoli (@avanoliok) March 18, 2021
En esta lógica, entonces, podríamos establecer cualquier valor, ya sean $500 o $600 por dólar, pero como nadie sabe si eso existe, podría tomarse como cierto. Lo importante es que de estas operaciones mediáticas devienen consecuencias, y tiene que ver con las expectativas.
Hay un efecto directo entre el precio del dólar blue y las expectativas: si aumenta uno, aumenta el otro, inflando cada vez más la burbuja.
Pero eso no es todo, y aquí viene el problema, las expectativas a la vez son consideradas por los formadores de precios, que al querer obtener mayores ganancias o cubrirse, prestan más atención a cómo se mueve el dólar blue o ilegal que al dólar oficial o legal. Nuevamente, la ilegalidad como punta de lanza para hacerse de mayores ganancias, podría compararse con la evasión de impuestos, algo rutinario en Argentina. Tal vez porque hace falta una reforma tributaria urgente hace mucho tiempo.La cuestión es que esas expectativas generan remarcaciones de precios, algunos le dicen preventivas, otros para resguardo, pero son remarcaciones al fin. Un relevamiento de precios realizado por la consultora Ecolatina detectó que, tras la salida del ex Ministro de Economía Martin Guzmán, se dio un aumento en casi todos los rubros.
Como muestra un relevamiento de precios realizado por @Ecolatina_Arg , tras la renuncia de Guzmán se observaron aumentos en casi todos los rubros (solo 5 de más de 60 no mostraron subas de precios). https://t.co/i0hDEd8l2u
— Juan M. Telechea (@jmtelechea) July 13, 2022
Los bienes durables, como electrodomésticos, indumentaria, artículos para la construcción, entre otros, incrementaron sus precios en promedio por encima del 10%, mientras que los de consumo masivo, como los alimentos, bebidas, limpieza, subieron más moderadamente, pero se mantuvieron en el 5%. Y lo más alarmante fue que estos aumentos se dieron en un solo día.
Dólar e inflación: el componente inercial
Cuando hablamos de inercia inflacionaria nos referimos a que cualquier shock especulativo eleva el nivel de la inflación, este persiste a lo largo del tiempo debido a que vienen acompañado de aumentos salariales, alquileres, servicios, las tasas de interés, y esto va creando una bola de nieve que también acelera el proceso inflacionario. El problema aquí es que los salarios siguen corriendo por detrás de la inflación, lo cual imposibilita una mejora del poder adquisitivo, algo que el Gobierno debería mejorar urgente.
La salida es política
Entonces, como podemos observar a lo largo del análisis, el problema es la especulación y la incertidumbre que hoy se mantiene latente en toda la sociedad argentina. Esto hace indispensable que las medidas que se lleven adelante tienen que tener como fin contener esas expectativas, tal vez, a través de un shock de credibilidad.
La salida es política, ese shock debe venir con el mayor respaldo político posible, porque dicha incertidumbre no solo tiene que ver con una situación económica sino también política, y en particular, en las tensiones que se observan hacia adentro de la coalición de gobierno.
En este respaldo, tal vez pensar en una unidad obrero-estudiantil para llevar adelante luchas contra el poder económico sea el camino.
Ruben Serruya es Licenciado en Economía y Secretario Adjunto de CTA de los Trabajadores Chaco.
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