Cada año, el 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. La efeméride fue impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) y apoyada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para recordar todos los años la importancia como base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias.
Desde 1946, la OMS define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. De esta forma se incluye a la salud mental como un componente esencial para la vida de las personas, entendiéndose como algo más que la ausencia de trastornos o discapacidades mentales.
La salud mental durante la pandemia
En la medida en que la pandemia del COVID-19 fue extendiéndose rápidamente por todo el mundo, provocó un grado considerable de miedo y preocupación en la población en general y en ciertos grupos en particular: adultos mayores, proveedores de atención y personas con afecciones de salud subyacentes.
🌎 Las enfermedades de salud mental son una epidemia silenciosa que ha afectado a las Américas mucho antes del COVID-19.🌎 En nuestra región, la depresión y la ansiedad son dos de las principales causas de discapacidad – @DirOPSPAHO #COVID19
— OPS/OMS (@opsoms) August 18, 2020
Durante el 2020, la incertidumbre de enfrentar una crisis sanitaria mundial, la pérdida o modificaciones en las rutinas de empleo y los aislamientos preventivos afectaron a toda la población. Durante la pandemia se ha observado a nivel mundial un incremento de casos de ansiedad y depresión, y de ingresos por causas de salud mental en los hospitales.
En este sentido, la Federación Mundial para la Salud Mental ha hecho un llamamiento a todos los países y sus gobiernos para que promuevan planes nacionales de salud mental, con el fin de manejar las consecuencias del COVID-19 en la salud mental.
Además, a esto se sumó que, como todo el personal de salud, los profesionales de la salud mental se encuentran expuestos al riesgo del COVID-19. Muchos hospitales psiquiátricos se vieron en la carencia de suficientes equipos de protección personal, así como de regulaciones con respecto al uso de dichos equipos, procedimientos de prueba adecuados y protocolos de seguridad bien definidos para manejar la pandemia.
Los centros de salud mental debieron hacer frente al dilema derivado de los efectos del aislamiento y el distanciamiento físico: por un lado, el distanciamiento es una medida clave para restringir la propagación de la enfermedad, por otro, el aislamiento puede ser extremadamente peligroso para los pacientes en un hospital psiquiátrico que experimentaban ansiedad, confusión y depresión.
La salud mental en los jóvenes
Un sondeo realizado por Unicef durante la pandemia encuestó a 8.444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve países de Latinoamérica. El sondeo reportó que 27% de estos jóvenes sufría de ansiedad y un 15% de depresión. El 30% de ellos respondió que la principal razón que influía en sus emociones era la situación económica.
La crisis sanitaria y las distintas situaciones que vivían en sus países y localidades habían afectado también el día a día. 46% reportó tener menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutaba y el 36% se sentía menos motivado para realizar actividades habituales.
Su percepción sobre el futuro también se vió negativamente afectada, particularmente en el caso de las mujeres jóvenes quienes han y están enfrentando dificultades particulares. 43% de las mujeres se siente pesimista frente al futuro frente a 31% de los hombres participantes.
Un dato alarmante es que el 73% de los jóvenes encuestados sintió la necesidad de pedir ayuda en relación con su bienestar físico y mental. Pese a lo anterior, el 40% no pidió ayuda.
Es necesario recordar la importancia de la paridad entre salud mental y salud física. A partir de lo sucedido durante la pandemia, la WFMH insta a los gobiernos a diseñar políticas claras que busquen proteger el bienestar mental de la población.
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