A partir de la polémica sobre la serie de Netfix “El Reino” volvió a ponerse en discusión la participación e incidencia que están teniendo las iglesias evangélicas en el campo de la política los últimos años.
El pastor Diego Mendieta integra la Secretaría de Cultos de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular. En diálogo con NEA HOY, habló sobre la polémica, la diversidad dentro del sector evangélico, la formación de los pastores y el rol de la iglesia en la sociedad.
La iglesia como organización
Generalmente se asocia a los sectores populares, los gremios y la izquierda en general con el laicismo. Sin embargo, el pastor Diego Mendieta recuerda que “la dinámica de los movimientos populares tienen mucho de espiritualidad porque está compuesta por hombres y mujeres profundamente creyentes”.
Es por eso que en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular vieron necesario, a través de una secretaría de culto, “impulsar herramientas de formación teológica y análisis crítico de esa realidad para la conciencia de pastores y pastoras y sus comunidades que permitan el desarrollo de una misión integral de la iglesia en los territorios”.
A su vez, Diego Mendieta rompe también con el supuesto de la iglesia apolítica. “La iglesia en sí es una forma organizativa que va construyendo una espiritualidad según la fe que concibe”, describe. “Muchas veces esa espiritualidad puede abonar a la liberación de las personas y de los pueblos en su sentido integral, o puede abonar a la dominación y a la opresión que genera el sistema”.
Iglesia y política
“Nosotros creemos que detrás de cada proyecto político hay un proyecto teológico que lo sustenta”, aclara. “Cuando vemos lo que ocurre en América Latina, el histórico rol de la iglesia católica, pero más recientemente el rol de las iglesias evangélicas, parece que la historia intenta volver a repetirse en otros formatos, intentando que las iglesias evangélicas cumplan un rol colonizador. De ahí viene el emergente de los evangélicos en la política”.
El pastor se refiere concretamente a la participación que tuvieron algunos sectores religiosos en la destitución de Dilma Roussef y la llegada al gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil, del No a la Paz en Colombia y el apoyo a políticas de derecha en Chile, en Perú o en Bolivia.
Según Diego Mendieta, hay sectores evangélicos que, por falta de formación política y una desfasaje en las lecturas de la biblia, “terminan legitimando proyectos de hambre y de muerte”. Son, según él, “megaiglesias, con un poder adquisitivo muy alto, financiado por estructuras foráneas, que en estas últimas décadas vienen poniendo en jaque a gobiernos populares y fortaleciendo a los de derecha”.
En Brasil los evangélicos crecieron 61% en 10 años, y tienen emisoras de radio, televisiones, editoriales y cientos de discográficas.
El lobby hacia Bolsonaro fue decisivo para que ganara la elección y lo han respaldado mucho tiempo, aunque ahora algunos empiezan a abandonarlo. pic.twitter.com/9mNGLdzmYJ— Marce (@Marci_acade82) August 22, 2021
La mirada de Diego Mendieta sobre el campo evangélico en Argentina
Sobre la situación del culto en el país, el pastor aclara que “el campo evangélico es muy diverso”: “Hay diferentes corrientes, algunas más históricas que se han caracterizado por ser expresiones de fe que contribuyen al camino de liberación y defienden los derechos humanos”.
Esta corriente se encuentra nucleada mayormente en la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).
Pero Diego Mendieta afirma que existen otros sectores que “intentan arrogarse la representación del campo evangélico”. Se trata de la corriente nucleada en la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina (ACIERA), la Federación Confederación Evangélica Pentecostal (FECEP) y la Federación de Iglesias Pentecostales Autónomas (FIPA).
Mendieta los llama “el puñado de Emilios”, en referencia al pastor de la serie “El Reino”. Justamente son quienes elevaron la queja por la representación de la Iglesia en la polémica producción de Netflix y son los grupos que siempre se oponen a leyes sociales, como fueron las del Matrimonio Igualitario, Identidad de Género, Educación Sexual Integral y Fertilización Asistida.
La Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina acusó a los creadores de la serie “El Reino” de “usar el arte” para “crear en el imaginario popular la percepción” de que sus pastores “solo tienen ambiciones de poder o de dinero”https://t.co/wMe7KbBBrW
— Agencia Télam (@AgenciaTelam) August 20, 2021
ACIERA contra El Reino
Ante la polémica desatada a partir de “El Reino”, Mendieta asume que la ACIERA se sintió tocada por la serie de Netflix porque “no solamente señala los privilegios de un sector del campo evangélico, sino que también muestra las atrocidades que cualquier institución, en este caso religiosa, puede hacer cuando pierde su razón de ser y tiene una desmedida y perversa búsqueda del poder”.
De acuerdo al “conjunto de las iglesias que conforman ACIERA debe replantearse, no solo el camino que vienen transitando desde su razón de ser, desde la recuperación de la democracia, sino también replantearse nuevas formas de representatividad”.
📣Desde la #MultisectorialAudiovisual apoyamos a Argentores en solidaridad con la autora @claudiapineiro
“Si algo esencial tiene el arte es que refuta al dogmatismo. Lo provoca, lo desafía y termina por vencerlo.” – @Argentorescult pic.twitter.com/wXwLTLsmAn
— Multisectorial Audiovisual (@multisectorial_) August 21, 2021
El pastor sin embargo aclara que los documentos firmados por ACIERA, “en realidad ni siquiera representan a todos los que están en esa organización, porque todos sabemos que son un puñado de pastores que arrastran al conjunto de las iglesias sirviéndose de muchas debilidades del sector”.
Recomendaciones para los tiempos presentes según el pastor Diego Mendieta
Al preguntarle recomendaciones para sus colegas pastores, responde que “la coyuntura que vivimos exige de comunidades evangélicas comprometidas con la vida y con la organización comunitarias de nuestro pueblo.”
Bajo la consigna de “tener un oído en el pueblo y un oído en el evangelio”, el pastor ve necesario apostar por una formación teológica hermenéutica-histórica en los pastores y las pastoras, que contribuya al trabajo en las comunidades y que les den herramientas para no ser arrastrados por estas otras corrientes, de lecturas literales e intereses conservadores.
Tiene que ver, según cuenta, con construir “un ejercicio pastoral más cercano al evangelio, más humano, más sororo, más solidario. Que intervenga en la vida de nuestros barrios, no solamente con la palabra sino con hechos concretos, sosteniendo la vida y organizando a la comunidad”.
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