Este jueves 8 de mayo, pasadas las 13 horas en Argentina (alrededor de las 18 horas de Roma) la Iglesia católica hizo un anuncio histórico al mundo: «Habemus papam» («Tenemos papa» en castellano). El Colegio Cardenalicio, reunido en la Capilla Sixtina, eligió al cardenal estadounidense Robert Prevost como sucesor del Papa Francisco. El nombre elegido para su pontificado es «León XIV»; un indicio de que su labor será en pos de la justicia social.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia, este será el pontífice 267° desde la elección del apóstol San Pedro por manos del mismo Jesucristo. Mirá la transmisión en vivo y conocé los detalles más interesantes de este suceso.

¿Quién es el cardenal Robert Prevost, elegido como nuevo papa de la Iglesia Católica?
Robert Prevost es un cardenal estadounidense de 69 años. Participó por primera vez en un cónclave, luego de ser creado cardenal por el Papa Francisco en 2023. Nació en la ciudad estadounidense de Chicago, Illinois, pero vivió más de 18 años en Perú. Llegó al país sudamericano en una misión agustiniana en 1985, tan solo tres años después de ordenarse sacerdote, y regresó en 1988 para dirigir el seminario agustiniano de la ciudad norteña de Trujillo durante diez años.
El 3 de noviembre de 2014 Francisco lo había nombrado administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, y posteriormente, en 2015, obispo.
Por sus años de trabajo en el país sudamericano obtuvo la nacionalidad peruana en 2015, según informó el registro nacional de identidad (Reniec). Se nacionalizó peruano para cumplir uno de los concordatos entre la Santa Sede y Perú.
También formó parte de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) entre 2018 y 2023, de la que fue vicepresidente segundo, y fue administrador apostólico del Callao, la provincia portuaria anexa a Lima, entre 2020 y 2021.
«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», expresó el mes pasado a Vatican News. «El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.
Del salón de las lágrimas al balcón de la historia. Así fue la presentación y primeras palabras del Papa León XIV. pic.twitter.com/tzm0ctKoXT
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Las primeras palabras del nuevo papa León XIV: el recuerdo de Francisco y un saludo de paz
«La paz sea con todos vosotros, queridos hermanos. Este es el primer saludo de Cristo resucitado. El buen pastor que dio la vida por el rebaño quería que este saludo entrase en todas las familias. La paz esté con vosotros», fueron las primeras palabras del nuevo papa, desde el balcón de la Basílica de San Pedro. «Esta es la paz de Cristo. Es una paz desarmada y humilde. Proviene de Dios, que nos ama a todos de manera incondicional», siguió.
Recordando al Papa Francisco, el estadounidense expresó: «Sigamos conservando en nuestros oídos esa voz del débil papa Francisco que bendijo a Roma. El papa que bendijo a Roma y al mundo. Esa mañana de Pascua. Permitidme seguir esa bendición».
«Dios nos ama a todos. El mal no permanecerá. Todos estamos en manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano de Dios, avancemos adelante. Seamos discípulos de Cristo. El mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente. Ayudaros vosotros a construir puentes para ser un pueblo en paz. Gracias al papa Francisco», manifestó.
Leon XIV es, objetivamente, el segundo Papa latinoamericano de manera consecutiva y viene a continuar con el legado de Francisco. https://t.co/53Fj1qrRkR pic.twitter.com/aTL92HPCjo
— Marian Herrera (@marianherrrera) May 8, 2025
«También quiero dar las gracias a todos los cardenales que me han elegido para ser el sucesor. Caminar con vosotros para buscar la paz y como hombre fiel. Sin miedo para proclamar el evangelio», prosiguió el antes cardenal cercano al papa argentino.
«Soy un hijo de San Agustín que dijo con vosotros ‘soy cristino y obispo’. Esa patria, la cual nos ha preparado Dios. A la iglesia de Roma, un saludo especial. Juntos tenemos que ser una iglesia misionera que construya puentes, siempre abierta a todos. A todos los que necesitan caridad y amor».
Entre las últimas palabras pidió: «Queremos ser una iglesia que camina y que busca siempre la paz, la caridad y que busca ser cercanos a todos los que sufren. Hoy es el día de la súplica a la virgen de Pompeya. Nuestra madre María quiere ayudarnos con su amor. Ahora me gustaría orar con vosotros por esta nueva misión. Por toda la Iglesia y por la paz en el mundo».
¿Por qué el nuevo Papa eligió llamarse León XIV?
El nombre de un papa no es solo una elección simbólica: es, muchas veces, su primera homilía. Así fue con Juan Pablo II, con Benedicto XVI, con el papa Francisco (quien lo utilizó por su preferencia por los pobres) y ahora con León XIV.
La elección del nombre papal es uno de los primeros y más elocuentes actos simbólicos que realiza un nuevo pontífice. No está sujeta a normas, pero suele ser un claro mensaje de intenciones, afinidades o inspiraciones. En el caso de Robert Prevost, la decisión de llamarse León XIV ha generado sorpresa y especulación en los círculos eclesiales y mediáticos, ya que se trata de una denominación no utilizada desde el siglo XIX.
La primera lectura inmediata que puede hacerse es que Prevost se inspiró en León XIII, cuyo pontificado (1878–1903) es recordado por su apertura al mundo moderno, su preocupación por las condiciones de los trabajadores y la creación de las bases de la doctrina social de la Iglesia, con la encíclica Rerum Novarum (1891) como hito principal.

León XIII fue, en muchos sentidos, un papa reformista en clave social, que intentó tender puentes entre la Iglesia y los desafíos del capitalismo emergente, la industrialización y la secularización. Su pensamiento marcó un giro respecto a la intransigencia de Pío IX y abrió la puerta a una Iglesia más implicada en las cuestiones económicas y laborales.
Robert Prevost, con su largo recorrido pastoral en Perú y su cercanía a las comunidades pobres, podría haber visto en ese legado un modelo a seguir. En entrevistas anteriores a su elección como papa, se ha referido a la importancia de “una Iglesia que escuche los clamores del pueblo”, una expresión muy en línea con el magisterio social iniciado por León XIII y continuado por Juan XXIII, Pablo VI y Francisco.
Una señal de continuidad con Francisco, sin repetir el nombre
La elección del nombre León XIV, en vez de Francisco II, podría interpretarse también como una manera de honrar el legado de Francisco sin clonarlo. Mientras algunos cardenales cercanos al pontífice emérito sugerían que su sucesor podría adoptar su nombre como señal de continuidad, Prevost optó por un guiño más sutil pero profundo: un nombre históricamente asociado a la reforma, pero no utilizado en más de 120 años.
Esta elección evita comparaciones directas y permite a León XIV establecer una identidad propia, aunque alineada con los ejes pastorales y sociales de Francisco. En este sentido, su elección se asemeja a la que hizo Karol Wojtyla en 1978 al llamarse Juan Pablo II, en homenaje a su inmediato predecesor, sin replicarlo.
«La sala de las lágrimas»: el sitio donde permaneció el nuevo papa, tras ser electo
En la pared del Juicio Final de la Capilla Sixtina, a los lados del altar, hay dos puertas cerradas de pequeño tamaño. La de la izquierda conduce a la llamada «sala del llanto». Justo después de la elección, el Papa recién elegido entra en este lugar para cambiarse de ropa y recogerse en oración durante algunos minutos. Monseñor Marco Agostini, ceremoniero pontificio, explica: allí, el Papa toma conciencia de lo que ha llegado a ser, de lo que es a partir de ese momento.

En una de sus paredes, empotrada, hay una lápida con fecha del 31 de mayo de 2013 que dice: «En esta sala, denominada ‘del llanto’ desde Gregorio XIV, quien aquí, el 5 de diciembre de 1590, recién elegido Papa, derramó lágrimas de emoción, el nuevo Pontífice, después de aceptar la elección, se viste con los atuendos propios».

Es una sala muy pequeña, incluso angosta, compuesta por dos escaleras —una que sube y otra que baja— y una ventana. Lo que ocurre allí es importante desde el punto de vista simbólico. En ese momento, el nuevo papa toma conciencia de lo que ha llegado a ser, de lo que es a partir de ese instante.
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