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Reformistas vs. conservadores: la interna del cónclave que elegirá al próximo Papa

Hoy comienza el cónclave en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del Papa Francisco. Con el 81% de los cardenales nombrados por él, el debate de fondo es si la Iglesia seguirá su camino reformista o volverá a posturas más tradicionales.
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Este miércoles la Capilla Sixtina se va a convertir nuevamente en el epicentro de uno de los eventos más importantes para la Iglesia Católica: el cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, que falleció el 21 de abril. Las normas para la elección del papa se han desarrollado a lo largo de casi dos milenios. Hasta la creación del Colegio Cardenalicio en 1059, los obispos de Roma, al igual que los de otros lugares, eran elegidos por aclamación del clero local y del pueblo.

Hoy en día el Papa es elegido por los cardenales, quienes van a determinar no sólo quién va a liderar a más de 1.300 millones de fieles, sino también si la Iglesia continuará el rumbo marcado por el Papa Francisco, siendo una institución más abierta e inclusiva o si pegará un volantazo hacia un rumbo muchísimo más conservador.

¿Cómo funciona el cónclave?

El término «cónclave» proviene del latín cum clave, que significa «bajo llave». Esto es porque los cardenales que votan tienen que estar en aislamiento absoluto durante todo el proceso (el cónclave para elegir a Francisco duró menos de 48 horas, pero en la antigüedad, hubo un cónclave donde se necesitaron 1.006 días). Además del secretismo hay otra regla, sólo pueden votar los menores de 80 años.

Para ser elegido Papa, un candidato debe obtener una mayoría de 2 tercios. Como en esta ocasión van a votar 133 cardenales, el próximo pontífice debe lograr 89 votos. Una vez que un candidato recibe suficientes votos, se le pregunta: “¿acepta su elección canónica como sumo pontífice?”. Al decir “acepto”, se convierte en el nuevo líder de la Iglesia católica.

Las votaciones se realizan en la Capilla Sixtina, con hasta 4 rondas diarias: 2 por la mañana y 2 por la tarde. Tras cada votación, los papeles de voto, o “papeletas” se queman junto con productos químicos que generan humo: negro si no hay consenso y blanco si se ha elegido un nuevo pontífice. Si después de 3 días no se alcanza una decisión, se realiza una jornada de reflexión y oración antes de continuar con las votaciones.

La política dentro del cónclave

Pero el cónclave, además de ser un acto espiritual es también profundamente político. Hoy en día hay tantos ojos puestos en el cónclave porque el pontificado de Francisco fue profundamente renovador y hay que ver si la Iglesia decide seguir por el mismo camino o tomar uno totalmente diferente. Todos los cardenales electores y los candidatos representan diversas corrientes ideológicas tanto dentro como fuera de la iglesia.

Para elegir al próximo Papa, los cardenales tienen que considerar varios factores: su experiencia, su reputación, su edad (factor importante ya que es un cargo vitalicio) y por sobretodo que visión tienen para el futuro de la Iglesia. Una particularidad de este cónclave es que el 81% de los cardenales electores fueron nombrados por el Papa Francisco, lo que podría inclinar la balanza hacia candidatos que compartan su visión pastoral y reformista.

¿Qué significan las fumatas?

Uno de los gestos más recordados en los cónclaves es el tema de las fumatas. Las mismas son señales de humo que emergen de la chimenea de la Capilla Sixtina. Indican al público reunido en la Plaza San Pedro el resultado de la elección.

Esta práctica existe desde el Siglo XV y se ha mantenido con algunas modificaciones químicas y técnicas para mejorar la visibilidad del humo. Si la fumata es negra, no se ha alcanzado consenso y hay que votar de nuevo. En cambio, si la fumata es blanca, se ha elegido un nuevo Papa.

¿Qué pasa si no se logra acuerdo?

Aunque no suele pasar, si el cónclave se prolonga durante varios días sin que haya acuerdo, los cardenales tienen la posibilidad de modificar algunas reglas para destrabar la situación. Entre esas flexibilizaciones está la opción de bajar el requisito de mayoría calificada a una mayoría simple, pero solo puede hacerse si la mayoría del cuerpo lo aprueba y después de varios intentos fallidos.

Desde el siglo XX, este tipo de reuniones suelen resolverse en poco tiempo. En la historia reciente, el cónclave más breve fue el de 1939, que duró apenas un día. En cambio, el más extenso fue el de 1831, que se estiró por 50 días. Más cerca en el tiempo, en 2013, la elección de Francisco se definió en apenas 5 votaciones, todas dentro de un lapso de 48 horas.

El siguiente paso es elegir el nombre con el que será conocido durante su papado. Así fue como Jorge Mario Bergoglio se convirtió en Francisco, el primer pontífice en optar por ese nombre. El nombre elegido, especialmente si remite a un papa anterior o a una figura simbólica, suele marcar el tono del nuevo pontificado. En el caso de Francisco, su elección estuvo inspirada en San Francisco de Asís, un santo ligado a la humildad y el respeto por la naturaleza.

Candidatos según su posición ideológica

Progresistas

Los cardenales de esta corriente buscan una Iglesia más abierta e inclusiva, alineada con las reformas iniciadas por Francisco.

  • Matteo Zuppi (Italia, 69 años): Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Cercano a Francisco, promueve la sinodalidad y el diálogo interreligioso.
  • Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años): Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Conocido por su enfoque pastoral y su compromiso con los marginados.
  • Jean-Marc Aveline (Francia, 66 años): Arzobispo de Marsella, destaca por su trabajo en el diálogo interreligioso y la acogida de inmigrantes.
Matteo Zuppi, Luis Antonio Tagle y Jean-Marc Aveline.

Moderados

Estos cardenales buscan un equilibrio entre la tradición y la modernidad, manteniendo la doctrina pero abiertos a ciertos cambios pastorales.

  • Pietro Parolin (Italia, 70 años): Secretario de Estado del Vaticano, con amplia experiencia diplomática. Es visto como un posible candidato de consenso.
  • Pierbattista Pizzaballa (Israel, 60 años): Patriarca latino de Jerusalén, reconocido por su labor en el diálogo interreligioso y la paz en Medio Oriente.
  • Charles Maung Bo (Myanmar, 76 años): Se le considera de ideología “moderada”. Aunque no se ha pronunciado sobre la ordenación femenina o el celibato sacerdotal, se le considera un ortodoxo leal a Francisco
Pietro Parolin, Pierbattista Pizzaballa y Charles Maung Bo.

Conservadores

Defienden la doctrina tradicional y se oponen a las reformas introducidas por Francisco.

  • Péter Erdő (Hungría, 72 años): Arzobispo de Esztergom-Budapest, conocido por su rigidez doctrinal y defensa de los valores tradicionales.
  • Robert Sarah (Guinea, 79 años): Prefecto emérito del Culto Divino, crítico de las reformas de Francisco y defensor de la liturgia tradicional.
  • Willem Eijk (Países Bajos, 71 años): Arzobispo de Utrecht, con posiciones firmes en temas bioéticos y doctrinales.
Péter Erdő, Robert Sarah y Willem Eijk.

Expectativas y desafíos post cónclave

La elección del nuevo Papa será determinante para el rumbo de la Iglesia en las próximas décadas. Los cardenales deberán discernir entre continuar con las reformas de Francisco o retornar a una visión más tradicional. Además, se espera que el nuevo pontífice siga hablando de la secularización, las crisis de abusos y el papel de la Iglesia en temas sociales y ambientales.

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