Mientras en Argentina el gobierno de Javier Milei ajusta a la ciudadanía con el objetivo de llegar al déficit cero, devaluando la moneda a más de un 100% para reducir salarios y jubilaciones y quitando subsidios que provocan el aumento de los servicios, en Brasil el gobierno de Inacio Lula da Silva ejecutó una estrategia distinta para llegar al mismo objetivo.El impuesto ejecutado éste año grava a los fondos de inversión de los individuos más adinerados. Se trata de una modificación de un impuesto que gravaba a éstos fondos de inversión una vez que se transfiriesen las ganancias a personas físicas de Brasil, pero no cuando se mantenían en el exterior. Con ésta medida, Lula evita que los más ricos que generaron capital en Brasil mantengan el dinero en el exterior con el objetivo de no pagar impuestos. La medida afecta solo a 2500 brasileños, ya que éstos fondos requieren al menos 2 millones de dólares para ingresar. Sin embargo, generó una recaudación de 800 millones de dólares, provocando un aumento en la recaudación interanual de enero de un 7%, llegando a la cifra de 56.800 millones de dólares.Esto pone al gobierno de Lula en rumbo a su objetivo de reducir el déficit fiscal a 0 para fin de año. Así, mientras en Argentina el gobierno de Javier Milei intenta bajar el déficit reduciendo el gasto de jubilaciones y salarios, el de Brasil está cumpliendo el mismo objetivo aumentando la recaudación mientras mantiene políticas sociales.
La propuesta al G20
La idea de encontrar mecanismos para tasar y gravar las riquezas no es un invento nuevo, sino algo que se viene discutiendo en muchas partes del mundo. En latinoamérica ésta discusión se vuelve más acuciante, ya que de acuerdo a informes de la Organización de las Naciones Unidas es la región con más desigualdad, teniendo además un tercio de su población en la extrema pobreza.Además, desde hace tiempo se discute la necesidad de generar un impuesto globalizado, ya que si un país pretende impuestos a las grandes fortunas, las personas o empresas grabadas pueden simplemente mudarse a países con impuestos más bajos, lo que genera una competencia entre los países por tener impuestos más bajos para ricos y promueve la generación de guaridas fiscales.
Es por ello que el ministro de hacienda de Brasil, Fernando Haddad, y mano derecha del presidente Lula da Silva, aprovechó el contexto de la reunión de ministros de economía del G20 en São Paulo para volver a poner sobre la mesa la discusión de implementar a nivel mundial un impuesto a las grandes fortunas.
Según declaró el ministro de Brasil en la reunión: “Es hora de redefinir la globalización. Necesitamos crear incentivos para que los flujos internacionales de capital se dirijan eficientemente hacia las mejores oportunidades, ya no definidas en términos de rentabilidad inmediata, sino según criterios sociales y ambientales”
Además, advirtió que la actual legislación internacional permite la creación de formas cada vez más elaboradas de evasión tributaria a través de un sistema complejo de empresas offshore. El ministro de Francia también expresó la necesidad de avanzar en el diseño de una tributación global a las grandes fortunas.
El G20 fue fundado en 1999 y está formado por países como Australia, Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido y demás países de la Unión Europea y Unión Africana. En conjunto, los países miembros representan el 85% del Producto Bruto Mundial y más del 75% del comercio internacional.
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