Uno de los desafíos que está teniendo Javier Milei en su gobierno es la tensión que existe entre Argentina y China, lo que puede comprometer el ingreso de capitales y la posibilidad del país de afrontar los pagos de las deudas externas que tiene con organismos internacionales.
Las tensiones surgen de las declaraciones que el propio Javier Milei hizo durante la campaña presidencial, en donde prometió que rompería relaciones con el gobierno chino por tratarse de un país comunista y, en cambio, fortalecer relaciones con Estados Unidos e Israel.
El economista ultraliberal fue más lejos, comparando al gobierno chino con un “asesino” y proclamando que el pueblo del país “no es libre”.
China es el segundo mayor socio comercial de Argentina, después de Brasil, y el primer mercado de exportación de sus productos agrícolas. Según datos oficiales, el año pasado las exportaciones hacia china superaron los 8 mil millones de dólares y las importaciones provenientes de ese país se ubicaron en los 17 mil millones.
No solo eso. China también se ha consolidado como una de las fuentes más importantes de inversiones de origen extranjero que recibe Argentina. Entre el 2000 y el 2022 se registraron inversiones de empresas chinas en el país por un monto que supera los 18.200 millones, y sólo en los últimos tres años este monto llega a los 4.800 millones.
Las inversiones de empresas chinas fueron depositadas en sectores como el complejo sojero, la industria cárnica, el sector automotriz, el comercio minorista, el pesquero, entretenimiento, bienes raíces, telecomunicaciones y el sector digital, lo que ha dado una fuerte puja que se tradujo en producción y trabajo dentro de éstos sectores.
Cortar estas inversiones compromete fuertemente el camino de la transición energética en el país (que a su vez disminuiría los dólares que podría obtener el país por la exportación de hidrocarburos), la infraestructura (puentes y rutas) y la minería (desarrollo del litio).
Además, este año el rol de China para la economía Argentina ha adquirido mayor importancia cuando, gracias a las gestiones del entonces ministro de economía Sergio Massa, se habilitaron créditos “SWAP” en yuanes, que ante la escasez de dólares fueron muy útiles para que empresas argentinas puedan comprar maquinarias chinas y continuar la producción.
El préstamo SWAP además ha sido crucial para que Argentina pueda cumplir con el cronograma de pagos al Fondo monetario Internacional, siendo el único país en la historia que pagó al FMI con una moneda que no sea el dólar.
Cuando se le advirtió a Javier Milei que por éstas razones romper relaciones con China no sería buena idea, el ahora presidente argentino insistió que él es partidario de no intervenir en el comercio internacional, dejándolas en manos exclusivas del mercado.
Esto está generando una situación de tensión ya que el gobierno chino parece haber accedido a darle a Milei exactamente lo que él quería. El comercio internacional en ningún lugar del mundo no se realiza sin el acuerdo entre ambos países, y desde que asumió Milei, el gobierno chino no ha renovado los 5 mil millones de dólares que quedaban del SWAP ni ha generado acciones para avanzar en relaciones diplomáticas.
El tiempo apremia
Ante las fuertes declaraciones de Javier Milei durante su campaña presidencial, el gobierno de Xi Jin Ping decidió no mantener la ampliación de libre disponibilidad que había acordado tanto con Sergio Massa como con el Banco Central de la República Argentina.
Esto complica mucho al gobierno de Milei, ya que necesita activar la ampliación del SWAP por u$s5.000 millones para hacer frente a los futuros vencimientos del Fondo monetario Internacional, además de que el instrumento es una de las pocas opciones para los empresarios argentinos para importar insumos y maquinarias ante la escasez de dólares.
En un intento por recomponer las relaciones con el gigante asiático, Javier Milei envió una carta al presidente chino Xi Jin Ping en la que le solicita su apoyo para acelerar el trámite y obtener fondos para afrontar los vencimientos del FMI.
Sin embargo, las relaciones volvieron a tensarse cuando se difundió una foto del diputado de La Libertad Avanza Agustín Romo con la representante oficial de Taiwán en la Argentina, agradeciéndoles la entrega de 300 pan dulces en ocasión de las fiestas.
Taiwán se encuentra en disputa con China por su territorio, y ésta es siempre una línea roja en las relaciones diplomáticas chinas. El error del legislador cercano a Milei puso en riesgo la disponibilidad de 5 mil millones de dólares por 300 pan dulces.
Finalmente, Milei nombró al representante argentino en China, quien será Marcelo Suárez Salvia, y el gobierno chino aprobó esta designación, lo que desde el gobierno argentino apuestan por ver esta aprobación como un gesto de buena voluntad por parte del estado chino.
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