La semana pasada la Corte Federal de Washington DC dió inicio a lo que muchos llaman el juicio antimonopolios más grande de la historia, en la que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ) y fiscales de otros ocho estados acusan al gigante tecnológico Google de hacer uso de prácticas monopólicas para mantener su posición dominante en el mercado de búsquedas y la publicidad digital.
La demanda, que inició en el 2020 durante el gobierno de Donald Trump y continuó su curso durante la gestión de Joe Biden, exige que Google cese la prácticas de abuso de su posición dominante y que se adopten las “medidas estructurales necesarias” para reparar cualquier daño anticompetitivo y restablecer las condiciones de competencia en los mercados afectados por la conducta ilícita de Google.
Esto podría traducirse en un desmembramiento del gigante tecnológico, como ya ha pasado en otras demandas antimonopólicas. Si esto sucediera, podría cambiar internet y el mundo de la publicidad digital como la conocemos.
¿Qué hizo google?
Google hoy acapara el 90% del mercado de las búsquedas en los Estados Unidos. De acuerdo al DOJ, logró esta posición dominante ejerciendo prácticas desleales a la libre competencia, como pagar miles de millones de dólares a los fabricantes de hardware para que su buscador sea el de mayor acceso en los dispositivos.
En este caso, Google estaría incurriendo en infracciones a la Ley Sherman, que prohíbe las prácticas monopólicas, al desplazar a sus rivales mediante el pago o la distribución de sus ganancias con los desarrolladores de hardware.
De acuerdo a los fiscales, pagando cerca de 10.000 millones al año a compañías desarrolladoras de smartphone como Apple y Samsung, de telefonía como AT&T y desarrolladores de navegadores como Mozilla. Gracias a esta práctica, Google pudo posicionarse como la primera opción de búsquedas desplazando a competidores como Bing, Yahoo! y Ask.com.
De acuerdo a los fiscales, Google pagó más de 10.000 millones al año a compañías desarrolladores de Hardware para desplazar a sus competidores.
Este tipo de acuerdos son legales y hasta bastante comunes en un mercado de competencia, pero cuando lo realiza una empresa que ya acapara gran parte del mercado, se considera que esta práctica evita la aparición de empresas pequeñas, vulnerando tanto la libertad de empresa y de mercado.
El gobierno alega que estas prácticas vulneran el libre mercado, ya que acaparan los miles de millones de consultas web a una sola compañía. Esto resulta en menos opciones de publicidad y posicionamiento para los consumidores, lo que lleva a una menor innovación.
En el caso de la tecnología y de los motores de búsqueda en particular, esta práctica tiene consecuencias mayores para la libre competencia, ya que la mejora de los motores de búsqueda justamente se basa en obtener una mayor cantidad de datos de los usuarios mediante su uso. Si se espera que el consumidor elija la mejor opción, la práctica de Google para desplazar a sus competidores al mismo tiempo estaría evitando la mejora del servicio de su competencia.
Además, se le acusa de haber incurrido en prácticas que dificultan la investigación, como la pérdida de documentos o el hecho de que los chats internos de la empresa tienen un cifrado que se borra cada 24 horas.
Esto último es importante ya que la demanda a Google forma parte de una serie de demandas antimonopólicas iniciadas en Estados Unidos en el 2019, y una de ellas es contra Amazon, alegando que Google le ofreció ventajas competitivas claves que le permitieron transformarse en el gigante que es hoy.
Juicios antimonopolio
A contraposición de la afirmación de que el mercado se regula solo, el juicio a Google tiene similitudes con otros procesos que el gobierno de los Estados Unidos llevó adelante para evitar las prácticas monopólicas y proteger la libre competencia.
Uno de ellos fue el juicio a AT&T en los 80, cuando se le obligó a separarse en siete compañías regionales porque estaba monopolizando los servicios de red telefónica.
Este mismo proceso se utiliza como antecedente para pedir un desmembramiento de algunos departamentos de Google, por considerar que sus prácticas llevaron a un control monopólico de las búsquedas y la publicidad digital.
Así también, durante el auge de las puntocom, en 1998, se demandó a Microsoft y exigió que dejara de promover su propio explorador, internet explorer, por sobre competidores como Netscape.
Cabe destacar que en este momento las computadoras de Microsoft ocupaban una porción dominante del mercado de las PCs, y se consideró que al promover su propio explorador ponía en desventaja a la competencia.
El gobierno de los Estados Unidos ya habría llegado a un acuerdo con Google sobre su negocio de tiendas de aplicaciones para dispositivos móviles. La situación de Apple en estos temas también es complicada, ya que se le acusa de cobrar tarifas muy elevadas a los desarrolladores de apps.
Por otro lado, el gobierno ya ha negado a Meta la adquisición de empresas de realidad virtual como Within y ha frenado la compra de Activision Blizzard por parte de la empresa Microsoft. En todos estos casos, el freno se produjo por considerar que las empresas estarían ocupando una porción demasiado grande del mercado.
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