La participación de los pueblos originarios de América Latina en la Revolución de Mayo fue tan importante como la de los reconocidos revolucionarios que se recuerdan a menudo, en las páginas de la historia argentina, entre las que hubo varones y mujeres protagonistas.
Es vasta la información que se tiene de la presencia de los nativos, pertenecientes a diferentes comunidades originarias que habitaron y habitan nuestro país, en los ejércitos militares que lucharon para liberar distintas partes del territorio de la actual Argentina y otros países de latinoamérica.
Sin embargo, una figura se volvió fundamental para reconocer la presencia activa de estas comunidades en el proceso revolucionario que se dio en las Provincias del Río de la Plata. Se trata de un cacique limeño que dejó plasmada su firma en el petitorio realizado durante la jornada del 24 de mayo (y que se conserva actualmente en el Museo Histórico Nacional).
Vale decir que, las personas que lo firmaron exigían que desde ese momento en más, el gobierno no fuera ocupado por autoridades coloniales. Una de las llamativas firmas señala “Yo el Cacique Don José Minoyulle”, casi en sintonía con la fórmula real con la que firmaban los reyes.
Otro aspecto interesante a tener en cuenta es que tener firma era un indicio de alfabetización, y la mayoría de la población era analfabeta.
Pero, ¿qué más se sabe acerca de este cacique?
Los datos históricos hablan de que su padre habría sido Don Francisco Humac Minoyulle, un escribano de las comunidades indígenas de Lima y relatan que habría figurado en distintos documentos.
En 1806, en el marco de las invasiones inglesas, el Cacique Don José Minoyulle habría sido detenido en Córdoba por ser considerado sospechoso por sus ropas extravagantes y lujosas para la condición de un “indio”.
Ambrosio Funes, alcalde de Córdoba, intervino en el caso y ordenó la prisión del cacique, por lo que fue reprendido por el Gobernador. Sin embargo, este último consideró un exceso la decisión de Funes y liberó a Minoyulle.
Además de firmar el petitorio de 1810, se sabe que su firma estuvo también entre la de quienes exigieron el cambio de gobierno encabezado por Bernardo Monteagudo, el nombramiento de un nuevo Triunvirato y el llamado a una Asamblea Constituyente.
También se sabe que en 1819, ante la amenaza de la llegada de una expedición española al Río de la Plata, el cacique ofreció 30.000 indios para dar pelea.
“José Manuel de Minoyulle, Atahuallpa, Huascaringa cacique de sangre real (…) se presentó al Directorio el 10 de septiembre de 1819, ofreciendo ‘poner a sus órdenes, en la Ensenada, Quilmes y Conchas, a 30.000 indios de las pampas del sud, con las armas que ellos acostumbran (…) para salir al frente de los Huerakocha’ (españoles), ‘sin que las Cajas del Estado gasten nada para ello’«, refiere un relato de Ángel Carranza.
El mismo autor señaló en la misiva que «este patriota, que murió miserablemente entre nosotros y cuyo nombre no debe ser olvidado, es el mismo que en los primeros días de la Revolución (9 de julio 1810) se ofreció a levantar un escuadrón de caballería veterana titulado ‘de la Patria y América’”.
Otros relatos de la época consideran que, probablemente, el cacique limeño José Manuel de Minoyulle, estaba harto de la persecución a la que era sometido por un régimen basado en la desigualdad y es por eso que se fue de Lima, con la idea de apoyar las posibilidad de cambiar el orden de las cosas, algo que, al parecer, encontró en el sur del continente.
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