Luego de una copiosa lluvia que llegó a la provincia de Corrientes en las últimas horas, que arrojó alrededor de 29 milímetros, las expectativas por la recuperación del ambiente florecieron. Según informó el Comando Operativo de Emergencias (COE) de la provincia al cierre de la jornada de ayer, no se registraba fuego activo.
“La buena noticia meteorológica del día es que empezó a llover en los Esteros del Iberá y en las zonas de incendios”, señalaron ayer expertos meteorológicos. Hasta hace pocos días, en sitios cercanos a la reserva, se detectaron 14 focos ígneos.
En diálogo con NEA HOY Ditmar Kurtz, miembro del Grupo de Recursos Naturales de la Estación Experimental del INTA de Corrientes, señaló que, a pesar de las duras imágenes que se vienen observando desde el inicio del año, la situación es muy distinta a la del año pasado.
“A fines de enero de 2022 estábamos pisando las 335,000 hectáreas quemadas. El 27 de febrero habíamos llegado al millón de hectáreas. Hoy se conoce por las imágenes satelitales que registramos en total 100,566 hectáreas quemadas, es decir, menos del 10% de lo que se incendió el año pasado”, explicó Kurtz.
A su vez, indicó que el 90% de las zonas afectadas por el fuego son esteros y humedales. El motivo es que la provincia transita el tercer fenómeno de La Niña y las precipitaciones son inferiores a las normales y, ya que Corrientes tiene superficie plana y baja energía de relieve depende de las precipitaciones para que el agua cubra su superficie.
“En una época normal, la provincia tiene el 40% de su superficie cubierta por agua y hoy hablamos de 8% en enero y 5% en la actualidad. Realmente, la retracción de los cuerpos de agua es una de las causas de los incendios”, aseveró Kurtz.
Otra de las consecuencias de esta retracción es que deja mucha vegetación seca o muerta y esto complejiza la llegada del fuego que se hace incontrolable. Mucho más si se tiene en cuenta que las zonas de esteros, por estar continuamente inundadas, no poseen caminos y el control de un foco ígneo en su interior se hace casi imposible.
Sin embargo, Kurtz remarcó que, aunque los impactos en el ambiente por la quema de un humedal pueden ser grandes, al llover de forma normal tiene mayores facilidades para recuperarse.
Pronósticos del INTA
Kurt dejó en claro que “todos los pronósticos tienen gran incertidumbre” y dejó saber que los pronósticos “a dos o tres días es lo más preciso que tenemos y que, incluso, muchas veces falla”.
Por otro lado, dijo que los pronósticos de largo plazo indican que hay un 50% de probabilidades que se mantenga La Niña y otro 50% de que la situación se normalice, esto significa, que hay un 50% de que llueva de modo normal o menos de ello (el índice de los milímetros que se encuentran dentro del parámetro de lo normal varía según la zona de la provincia que se observe).
En la misma línea de pronósticos, desde el INTA sostienen que en octubre llegaría el fenómeno del Niño. No se tienen certezas de si podrá ser leve, moderado o extremo, ni se sabe si se recuperarán los cuerpos de agua de modo urgente.
Pronósticos para la producción
El funcionario del INTA analizó también la situación productiva y dijo que avizoran un panorama complejo debido a la escasez de agua para afrontar el periodo de otoño e invierno en que las precipitaciones son más distanciadas.
“Si en un año normal cuesta generar reservas para que los animales pasen bien el invierno, imaginemos este año que venimos con una producción reprimida por las elevadas temperaturas y bajas precipitaciones”, finalizó Ditmar Kurtz.
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