Existen fenómenos de la cultura pop que fueron ganando terreno y trascendiendo fronteras: mientras que algunos llevan poco tiempo formando parte de la vida de millones de personas, como el creciente éxito de grupos y series que ponen en el foco a Corea del Sur, existen otros, como el anime, proveniente de Japón, que llevan ya años marcando terreno.
El anime es un término que se utiliza en occidente para identificar de manera general a las animaciones de origen japonés, sin embargo, es mucho más que eso ya que construyó a su alrededor toda una industria cultural y del entretenimiento que, gracias a Internet y las nuevas tecnologías, son de fácil acceso casi en todo el mundo en la actualidad.
El anime muchas veces se malinterpreta como contenido diseñado para niños al presentarse en formato animación, sin embargo, lo concreto es que los mismos han sido elaborados originalmente para consumo de adolescentes y adultos, sobre todo porque tocan tópicos crudos y cuentan con escenas en muchas casos, con mucha violencia.
A las personas fanáticas del anime se los denomina otakus. Tal es el caso de Ángela Valverde Ortiz, más conocida como Mamá Otaku, una mujer peruana de 42 años que creó un podcast a través del cual promueve el análisis crítico de temas de la cultura popular a través de series japonesas reconocidas.
Ortiz es comunicadora social y tiene en su haber varios años de experiencia en cooperación internacional.
Mamá Otaku: la realidad sin filtros
Ortíz, como muchos niños, tuvo una exposición temprana a la televisión y las series animadas que podían encontrarse en ella y a sus seis años, sin saberlo, comenzó a consumir los primeros animes de su vida.
En retrospectiva, hoy reconoce que estas animaciones que mostraban “la realidad sin filtros, dura y con situaciones realistas, sin la infantilización de conceptos e informaciones” fueron las que le permitieron desarrollar desde temprana edad, su “sentido crítico y capacidad de observación”.
A pesar del paso de los años, esta mujer nunca dejó de consumir estas producciones animadas de oriente y confiesa que, gracias a varias de ellas, pudo conocer hechos históricos relevantes que formaban parte de la trama de las mismas, y que además, estos puntos en específico despertaron en ella el interés por descubrir más de la historia y la cultura general a través de la lectura de libros en las bibliotecas de su país.
Sin ir más lejos, en una anécdota personal compartida, señaló que en el 2000, cuando llevaba adelante una consultoría para una agencia de Naciones Unidas y fue consultada por el motivo de su labor en ese campo, confesó que su respuesta fue “Porque ser guerrera de Atenea no era una opción”, esto en referencia al anime “Caballeros del Zodíaco”, lo que demuestra el impacto que han tenido las historias de los personajes en su vida y cómo profesionalmente le ayudaron a volcarse al trabajo humanitario en muchas ocasiones.
El proyecto Mamá Otaku:
Haciendo uso de su experiencia con las animaciones japonesas y de su formación como profesional de la comunicación, luego de una vida disfrutando de estos consumos y aprendiendo con y de cada uno de ellos, Ortíz decidió que era tiempo además de poder compartir con otras personas las enseñanzas que las diferentes series dejan más allá de la propia trama de fantasía con la que cada una cuenta.
Impulsada por su pasión personal por el anime y haciendo uso de sus conocimientos como comunicadora, Ortiz puso en marcha Mamá Otaku en el año 2022.
Aunque en un comienzo el proyecto inició de su propia mano, con los meses, fueron varias las profesionales y colegas que se sumaron a este espacio a través del cual, esta madre peruana buscaba “analizar sucesos de actualidad, el activismo social y la crianza respetuosa” con otras madres, aunque el espacio terminó convirtiéndose además en un punto de encuentro para debatir sobre el feminismo o la sensibilización sobre los derechos humanos, entre otros temas, todo esto a partir de diversas series japonesas que utilizaban como referencia para cada episodio.
El anime como punto de partida para analizar el presente
La historia de esta mamá peruana puede ser muy particular, sin embargo es interesante ver cómo en las redes sociales existen numerosas comunidades que se forman a partir de intereses en común con otras personas en determinadas áreas y pueden generar grandes proyectos, en muchos casos, con fines meramente humanitarios o especialización en determinados campos de estudios gracias a estos consumos.
Con el constante desarrollo de la tecnología y la consiguiente hiperconectividad asociada, es cada vez menos difícil acceder y consumir productos de otros países y lo mismo ocurre con las series y animaciones que se encuentran a disposición en numerosas plataformas especializadas pero también en cada vez más sitios pagos de streaming, a diferencia de lo que ocurría años atrás, cuando era difícil y solo algunos pocos podían hacerlo.
El caso de Mamá Otaku es interesante y vale destacar porque través de los podcasts, este grupo de mujeres, liderado por Ortiz lo que hacen además de hablar sobre las series en sí y las tramas de cada una, es promover un espacio a través del cual se desmitifican estereotipos de género, se hace divulgación y sensibilización sobre derechos humanos, se promueve el análisis crítico de la cultura pop, contrastando la demonización del manga y el anime, y se denuncia, a través del análisis de sus contenidos, la normalización de la violencia e incluso se habla sobre la maternidad.
Mamá Otaku tira por suelo el hecho de que este tipo de consumos es infantil y carece de contenido duro que pueda ser “útil” a otros fines más que el entretenimiento infanto/juvenil y para adultos.
Todas las industrias vinculadas al animé suele traducirse en fanatismos desmedidos e infantilizados por personajes 2D de origen japonés, lo que lleva a la incomprensión y exclusión de los denominados otakus por otros grupos sociales, incluso desde edades tempranas.
El trabajo de Valverde Ortiz se reviste de suma importancia en este sentido, porque tomando algo tan sencillo como puede ser un anime, para hablar de la realidad que afecta al mundo a través de estas series que a pesar de ser animadas, tocan sin filtro muchas problemáticas sociales presentes en el mundo actual, así como la problematización de la normalización de situaciones límites, como el bullying, el acoso, la violencia laboral o escolar, entre otras.
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