El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) señaló a través de un informe que en Argentina está experimentando un descenso de la natalidad en los últimos años. Entre el 2014 y 2020 la cantidad de nacimientos bajó en un promedio del 34%. Esto representa unos 250.000 niños menos en el país por cada año.
La directora del Registro Provincial de las Personas confirmó que en Misiones, efectivamente, también se experimenta una disminución de la cantidad de nacimientos. ¿A qué puede deberse esta disminución? ¿Cuáles son las consecuencias que pueden surgir de una baja de natalidad?
El mal del desarrollo
Existe una tendencia a nivel mundial de baja de la tasa de natalidad, que se calcula dividiendo la cantidad de nacidos vivos en un año determinado sobre la cantidad de población, y a ese coeficiente multiplicarlo por 1000.
A la disminución de la tasa de natalidad suele llamarse el “mal del desarrollo”, ya que está asociada a una mayor expectativa de vida de la población. Esto es porque, cuando la población crece y vive más tiempo, aumentando la cantidad de personas que pasó la edad de reproducción, el número de nacimiento se divide por una población mucho mayor, disminuyendo así la tasa.
Es por eso que, mientras que el desarrollo tecnológico y de la medicina va aumentando la expectativa de vida de la población, la tendencia en los países desarrollados es a experimentar un envejecimiento de la población y baja de la tasa de natalidad, como viene pasando desde hace algunos años en Argentina.
Por eso, una baja en la tasa de nacimientos o la tasa de fecundidad no debe verse como algo negativo. Al contrario, habla sobre el desarrollo y el aumento de la expectativa de vida en el lugar.
El descenso en Misiones
En una entrevista al diario El Territorio, la directora del Registro Provincial de las Personas, Paula Echeverría confirmó que en Misiones se sigue la tendencia que se observa a nivel nacional de disminución de nacimientos.
Según explicó Echeverría, en la provincia se tienen los nacimientos digitalizados a partir del 2015, pudiendo contabilizar cada vez que se labra un acta de nacimiento. Esto permite observar la disminución que se da en la provincia.
“En 2015 hubo 27.464 nacimientos, en 2016 se registraron 26.128. El 2017 fue el único año que tuvo un leve aumento, con un total de 26.836 niños. Sin embargo, de allí en adelante, cada año fue bajando más la tasa de fecundidad”, explicó, “En 2018 hubo 26.045 nacimientos, en 2019 se registraron 24.389, en 2020 hubo 22.024, en 2021 nacieron 21.631 niños y en 2022 el total hasta ahora es de 19.275”.
Embarazo adolescente
Para observar si el descenso en la tasa de nacimientos se debe a una mayor adherencia en los métodos anticonceptivos, se debe verificar si hubo también un descenso de nacimientos en la población joven. Efectivamente, de acuerdo al informe del CIPPEC, se detectó un descenso también en esta población.
“La fuerte caída de la fecundidad y, especialmente, de la fecundidad adolescente durante el último quinquenio es la principal novedad en cuanto a las tendencias demográficas de mediano y largo plazo en Argentina”, explica el informe.
Las razones que explican esta tendencia son “Por un lado, en este período se produjo un importante cambio en cuanto al acceso de tecnologías de anticoncepción” y por el otro “los cambios en las preferencias de las personas se vinculan a impactos del desarrollo económico, cambios en la organización interna de las familias, o cambios en la cultura que impactan en las decisiones de las mujeres en edad fértil”.
Esto es importante para Misiones, que en el 2020 seguía siendo una de las provincias con mayor tasa de natalidad en adolescentes. Esta disminución marca un mayor acceso de los métodos anticonceptivos en la población más vulnerable.
“El descenso de la fecundidad general y, más particularmente, de la tasa de fecundidad adolescente es doblemente positivo. Por un lado, da cuenta de los avances logrados en el acceso a derechos sexuales y reproductivos; por el otro, presenta una ventana de oportunidad para potenciar la reducción de la pobreza y ampliar la igualdad de género, sobre todo teniendo en cuenta que la caída fue particularmente fuerte en mujeres jóvenes, quienes en su mayoría tienen embarazos no intencionales”, explica el informe.
Posibles consecuencias
A pesar de que los factores que generan la tendencia hacia la baja en la tasa de natalidad son mayormente positivos, hay quienes miran con preocupación el hecho de que la pirámide poblacional se esté modificando en favor de una población más longeva y menos joven.
Suele pensarse, por ejemplo, que una disminución en la población joven y activa significa menos mano de obra para el mercado laboral y mayor dificultad para encontrar personas calificadas en cada puesto.
Esto, sin embargo, no es necesariamente así. Mientras se mantengan las políticas educativas lo que disminuye no es la calificación para el empleo sino la competitividad entre la fuerza laboral por una baja en las tasas de desempleo, lo que a su vez incentiva la competitividad entre empleadores para brindar mejores condiciones laborales.
El verdadero riesgo a largo plazo es el aumento de la población inactiva. Esto es porque una parte importante del desarrollo se sostiene a partir de la población en edad de trabajar, y si aumenta la población inactiva sin aumentar la activa, será cada vez más difícil sostener, por ejemplo, el sistema previsional y las jubilaciones.
Es por eso que muchos países resuelven activar políticas de recibimiento de migrantes. A pesar de los prejuicios que muchas veces acompañan a éstas poblaciones por parte de los nativos de cada país, algunos gobiernos comienzan a verlos como la única alternativa para evitar realizar una reforma laboral que aumenta la edad de jubilación.
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