Playas y balnearios bañados por residuos cloacales, fauna íctica contaminada, pescadores que buscan su sustento en medio de esta situación y niños que juegan en las orillas del río, en barrios de zonas costeras, y padecen enfermedades a causa de ello. Estas son algunas de las escenas de una misma película que, cada vez más, preocupa a la población de la capital correntina y sus alrededores. Una película que posee un guión con final prometedor pero, que, desde hace años, tarda en concretarse.La contaminación del río Paraná por el desagüe de los residuos cloacales de la capital en su cauce no es una historia nueva.Cuenta, entre su años de padecimiento, numerosas denuncias y pedidos de informe que fueron, casi, ignorados por distintas gestiones municipales y provinciales.
Una de las últimas denuncias de relevancia fue realizada en 2018, a través de redes sociales, por habitantes de la ciudad que denunciaron la existencia de conexiones irregulares de cloacas que vuelcan su contenido en los desagües pluviales que finalizan en la avenida Costanera General San Martín, más precisamente aguas arriba del río Paraná y a unos 200 metros de la playa Islas Malvinas.
Según explicó un vecino a medios locales, el caño se encuentra en el cruce de las calles Pellegrini y Chaco, y arroja aguas servidas directamente al río, generando olores nauseabundos en la zona ribereña.
“Los niños no pueden jugar más allí porque la contaminación les produce enfermedades en el cuerpo; granos, hongos”
Con la bajante extrema, señaló el informe, esta compleja situación quedó expuesta y en el lugar que fue objeto de las denuncias se pudo observar comola materia fecal era arrojada desde la cloaca, cuando originalmente era un desagüe pluvial.Más cercano en el tiempo, otro medio local elaboró un informe que se centró en la Playa Arazaty, donde una multitud de bañistas fue sorprendida (y repugnada) por una salida pluvial y cloacal.Se señaló que, a pocos metros de las columnas del puente General Belgrano se encuentra una canalización de cemento construida para residuos escatológicos, que vierten su indeseable contenido al río.En la nota informativa se remarcó el gran peligro que esto significa para la salud de las personas que visitan la playa, ya que miles se zambullen en el río con total desconocimiento de la situación.
Un drama que tiene larga data
Archivos periodísticos locales señalan que ya en 2010 se pretendían iniciar trabajos sobre la costa del río Paraná con el fin de habilitar la mayor cantidad de balnearios y terminar con el desagüe sobre la playa.“Estamos programando los trabajos del desagüe que cruza la avenida Costanera Juan Pablo II y deposita los desechos sobre la playa Arazaty. El proyecto de las obras es prolongar el canal hasta el río porque corta por el medio a la zona de playas, por lo que vamos a ver cuando ejecutamos los trabajos”, dijo entonces el secretario de Obras y Servicios Públicos de la Municipalidad, Eduardo Barrionuevo.Si bien, las gestiones municipales avanzaron en la habilitación de nuevos espacios que funcionan como balnearios, desde entonces, el segundo objetivo quedó un tanto relegado.La abogada Florencia Galli indicó a este medio que existe una sentencia no muy antigua de la Cámara Civil de Corrientes, sala IV, que se denomina “Merlo Apolinario c/Aguas de Corrientes S.A, Administración de Obras Sanitarias de Corrientes y Estado de provincia de Corrientes s/media autosatisfactiva (conocimiento),” , donde los jueces ordenaron a la empresa demandada que informe acerca del tratamiento y destino de los desagües cloacales que realiza en 13 ciudades de la provincia, entre ellas la capital.
El fallo demandó a la empresa que actualmente se encarga de proveer el recurso de agua potable en la provincia, “Aguas de Corrientes”, la administración de Obras Sanitarias de la provincia y el Gobierno provincial por no cumplir con lo establecido por la Constitución Provincial en materia de protección ambiental.
Por su parte, el ambientalista Luis Martínez comentó a NEA HOY que “en muchas ocasiones (la empresa mencionada) desmintió que se viertan residuos al río aunque la realidad era otra”.
También reiteró que en distintos momentos se solicitaron informes y se emitieron reclamos al ente sobre la situación actual del río y los desagües.
Los efectos directos de la contaminación, en primera persona
En diálogo con NEA HOY, Ramón Acuña, un pescador mallonero que reside en un barrio costero de la capital correntina señaló que la cuestión de los residuos cloacales en el río tiene años afectando a los trabajadores de su rubro y a las familias que viven a orillas del Paraná.“Acá en mi barrio se ven como los residuos cloacales quedan en la orilla del río. Los niños no pueden jugar más allí porque la contaminación les produce enfermedades en el cuerpo; granos, hongos”, explicó. Y agregó que la situación la padecen también los adultos que salen a pescar a diario y pasan varias horas en las canoas.
“Estos existen desagües desde la Punta Mitre de la costanera hacia abajo. En la misma playa Arazaty hay desagües cloacales, como en el sitio donde se encontraba la cancha de Boca Unidos. La gente tiene que saber de eso. Además, en el barrio en que vivo hay una salida del desagüe cloacal”, manifestó Acuña.
Por último, recordó que la gestión municipal anunció hace tiempo la construcción de una planta depuradora de residuos cloacales pero que “como el tema quedó en el olvido, no hubo avance significativo”.
Inversión nacional y local para la construcción de una planta de tratamiento de residuos líquidos cloacales
Durante el primer año de la gestión de Alberto Fernández, funcionarios de la Secretaría de Obras Públicas de la Nación anunciaron la inversión de $2.898 millones por parte del Gobierno nacional para la construcción de la Planta de Tratamiento de Líquidos Cloacales.El proyecto se enmarcó en una inversión en obras de saneamiento que realizó la Nación en Corrientes. En abril de este año, el Intendente de la capital, Eduardo Tassano, firmó un convenio con interventores del Ente Regulador de Agua Potable, Leopoldo Martínez y del Fideicomiso Santa Catalina, Santiago Merino, por el que formalizó la entrega de 36 hectáreas en la zona suroeste de la ciudad, donde ya se llevan adelante los trabajos de adecuación y construcción de la planta.
Según informaron, la obra estará finalizada a principios o mediados de 2024. Sin embargo, poco se sabe de lo que sucederá con los desagües que desembocan en las playas capitalinas, si existen obras proyectadas para mejorar estos sitios y el plazo en que se dará una respuesta eficaz a esta problemática.
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