La semana pasada los trabajadores del cine argentino realizaron una protesta frente a las puertas del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) reclamando entre otras cosas una mayor celeridad en las gestiones que aseguren la continuidad de las financiación del Fondo de Fomento del Cine (FFC).
El episodio que terminó con la destitución de Luis Puenzo como director del Instituto volvió a abrir una polémica sobre las formas de financiación de la industria nacional de cine, llevando a sectores más polemizados a cuestionar la existencia misma de la asistencia estatal y exigiendo que la misma se financie exclusivamente con fondos privados.
Sería bueno tomarnos la oportunidad para analizar verdaderamente cómo y por qué fue necesario financiar con fondos públicos las películas que fueron premiadas en todo el mundo.
¿Estoy financiando al cine argentino con mis impuestos?
Es cierto que el cine argentino se financia con impuestos, pero no esos impuestos que pagamos todos como el IVA o el monotributo, sino unos impuestos mucho más específicos y que afecta solo a las personas que efectivamente consumen cine o las pantallas que lo explotan.
A partir de la Ley de Cine sancionada en 1994 se crea el Fondo de Fomento del Cine, que se financia con un gravamen del 10% a las entradas de cine, otro porcentaje a los formatos físicos (DVD, Blueray, etc) y otro a las pantallas como la televisión (las plataformas de streaming aún no están comprendidas en éste gravamen). Quien va al cine, aunque vaya a ver la última entrega de “Rápido y Furioso”, está aportando el 10% de su entrada a la producción de películas argentinas.
De acuerdo a los últimos anuarios del INCAA, la cantidad de entradas de cine que se venden por año está por encima de los 45 millones de pesos. A un promedio de $450 por entrada, esto equivale a un aporte de más de 2 mil millones de pesos anuales, a lo que se le suman los impuestos a las pantallas y los aportes privados. Estas cifras se corresponden con los informes de gestión del INCAA.
En el 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri, se sancionó la Ley 27.432 que propone la eliminación del impuesto sobre las entradas y “videogramas grabados” desde el 31 de diciembre de 2022.
¿Por qué no se financia solo con fondos privados?
En una nota a Radio Cantillo realizada en el 2017, el periodista especialista en cine Axel Kuschevatzky explicó que «es muy difícil para las películas argentinas dar la vuelta al mundo y recuperar lo invertido«, y que por eso la mayoría opta por el INCAA a la hora de cubrir al menos parte de la producción.
“Si efectivamente fuera como dicen, la taquilla nacional contaría con apenas cuatro o cinco estrenos por año en lugar de los más de 100 que tenemos en la actualidad”, explicó el especialista, a la vez que recordó que, antes de la sanción de la Ley de Cine en 1994, durante el uno a uno, en el país se estrenaban un promedio de 15 películas por año, mientras que hoy se estrenan más de 100.
Si entiendo bien a los orcos, cerrar el CONICET, el INCAA y Canal Encuentro permitiría disminuir significativamente el nivel de pobreza. Recuerdo cuando íbamos a construir un montón de jardines de infantes con fútbol para todos.
— Sebastian Fernandez (@rinconet) April 13, 2022
El cine argentino tiene el privilegio de contar con un importante flujo de capitales privados, pero estos no son suficientes para sostener la cantidad de películas que se estrenan en un año, y lo más probable es que, de no existir los aportes del Estado nacional, los aportes privados también disminuirían, viéndose en la desventaja de tener que competir con otras producciones que si reciben apoyos de sus países.
Cine Industria Nacional: un sector que genera empleo
El cine es una actividad que genera empleo directo e indirecto. La producción de una película necesita un promedio de entre 80 y 120 profesionales en sus distintas etapas de producción (vestuaristas, guionistas, actores, técnicos, etc.).
Cada uno de los departamentos contratan servicios para la confección de la vestimenta, laboratorios de procesamiento de imagen, etc. A su vez, durante la producción también se requiere del servicio de catering, hospedaje, limpieza, compra de equipamiento, etc.
La mayoría de los países reconocen las bondades que tiene la industria con el flujo de dinero y la generación de empleos de servicios, por lo que también optan por financiar sus producciones nacionales.
Incluso las películas de Hollywood, que son vistas en todo el mundo, muchas veces tienen subsidios de los estados en los que son filmadas, porque los mismos reconocen el impulso que esta puede generar en la economía local. El Estado de California, por ejemplo, destina más de 300 millones de dólares al año en subsidios a producciones cinematográficas elegidas de acuerdo al trabajo que generarían en el territorio.
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