La dictadura de Alfredo Stroessner duró poco más de 34 años en Paraguay y se considera una de las más largas de la historia de América Latina. Inició en agosto de 1954 y se extendió hasta febrero de 1989.
Según datos de la Comisión de Verdad y Justicia, durante los años del gobierno del régimen dictatorial en Paraguay hubo 18.772 victimas de tortura, 337 personas desaparecidas y 58 ejecutadas.
El proceso dictatorial que gobernó Paraguay por más de tres décadas arremetió contra la comunidad LGBTIQ+ de Asunción, entre muchas personas más. Con detenciones que terminaban en torturas o la muerte de integrantes de la comunidad gay, decenas de personas perdieron la vida.
Irónicamente, más allá del odio y desprecio del dictador Alfredo Stroessner hacía la comunidad LGBTIQ+ del Paraguay, su hijo Gustavo Stroessner era reconocido como homosexual. Más allá de su orientación sexual, Gustavo fue un militar causante de muchas de las persecuciones, vale aclarar.
108 un número marcado por la dictadura de Stroessner en Paraguay
Para la comunidad sudamericana LGBTIQ+ el número 108 representa la expresión máxima de homofobia de un gobierno, más aun dictatorial, contra los gays, lesbianas y demás.
El número 108 marcó un hito en Paraguay cuando en el año 1959 una muerte, que nunca se esclareció, inició con los años más trágicos, peligrosos y dolorosos para las personas LGBT en el país guaraní, debido a que comenzaron las persecuciones.
La mencionada muerte fue la de Bernardo Aranda, quien era un locutor de radio de Asunción; el 1° de septiembre de 1959 murió producto de un incendio dentro de una habitación de una pensión, ubicada en la esquina de Estados Unidos y Novena, en el Barrio Obrero de Asunción.
A los 25 años Aranda perdió la vida, según indicó la policía de Stroessner. Su muerte se debió a un “crimen pasional homosexual”, desligando de cualquier responsabilidad a la dictadura.
Además, las autoridades jamás investigaron lo sucedido y se quedó con la única hipótesis planteada, ya que se consideraba que el locutor era homosexual y su trágico asesinato estaba ligado a su “amoralidad”, como indicó la prensa de ese momento.
En este sentido, durante la dictadura de Stroessner, la sociedad civil condenaba la homosexualidad y además era considerada un delito. Cabe mencionar que recién en la década del 90 la Organización Mundial de Salud dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad mental.
Persecución y captura a la comunidad gay durante la dictadura de Stroessner
Los años venideros para la comunidad LGBTIQ+ en Paraguay no mejoraron: las redadas, persecuciones, capturas y torturas fueron moneda corriente durante la dictadura de Alfredo Stroessner.
Durante los violentos procesos de interrogantes de la policía de Stroessner, más de 100 personas quedaron privadas de su libertad, incluido Juan Bernabé, Director de la Radio Comuneros, donde trabajó Aranda. Desde ese momento, en la memoria popular se instaló el número 108.
Con los años, el conocido “censo de los 108” o de los “108 homosexuales, 108 amorales o 108 putos”, se convirtió en una bandera de lucha y reivindicación de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en Paraguay. Hasta incluso, en la Provincia de Misiones, Argentina existe una organización que lleva el nombre de “Colectivo 108”.
La memoria no se borra: la lucha de la comunidad LGBTIQ+
Mediante listas donde figuraban los nombres de 108 personas criminalizadas por ser homosexual, el dictador Alfredo Stroessner difundió las mismas en espacios públicos del Paraguay para avergonzarlos, humillarlos y sancionarlos.
Otra de las historias marcadas por el odio de la dictadura en Paraguay a la comunidad LGBTIQ+ se conoció en la película “Cuchillo de Palo”, de la cineasta paraguaya Renate Costa, quien evidenció en el film la historia de su tío, Rodolfo Costa, a quien persiguió, capturó y asesinó la homofobia de la dictadura de Stroessner.
Corría el año 1982 cuando Rodolfo fue secuestrado, torturado y asesinado bajo órdenes de Stroessner. Con entrevistas a familiares, amigos y vecinos, la cineasta fue descubriendo poco a poco la vida de su tío.
De esta manera, en un intento de ratificar y limpiar la reputación de su hijo, cientos de inocentes perdieron la vida por la homofobia del dictador. A 33 años del fin de la dictadura de Stroessner en Paraguay, la memoria de los que perdieron la vida sigue pidiendo justicia.
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