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Sábado 27 de abril de 2024
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Informalización del empleo: ¿cómo impactó la crisis del COVID-19 en Latinoamérica ?

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo da cuenta de la reducción del empleo fruto de la pandemia y de un efecto “informalizador” en la recuperación.

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo da cuenta de la reducción del empleo fruto de la pandemia y de un efecto “informalizador” en la recuperación.

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La crisis por el COVID-19 generó desde el primer trimestre del 2020 una contracción de la economía y de los puestos de trabajo en todo el continente. En el camino a la recuperación económica, se está observando un crecimiento mayor del trabajo informal frente al formal.

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo titulado “Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe: una recuperación insuficiente y desigual” da cuenta de los riesgos que puede traer esta tendencia si no se toman medidas para proteger a las mujeres y jóvenes en la recuperación laboral.

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El impacto de la crisis por el COVID-19

América Latina y el Caribe fueron particularmente afectadas por la crisis del COVID-19. La contracción del nivel de actividad que se observó en el continente es de un -7%, siendo la más elevada entre las regiones y duplicando la registrada para el mundo en su conjunto.

Alrededor de 26 millones de personas se perdieron durante el 2020 por el impacto de la pandemia y la recuperación del empleo no se va a dar antes de 2024 o 2025, pese al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de varios países.

Y quienes más sufrieron el impacto negativo de la crisis por el Covid-19 han sido las mujeres.  Mientras que el empleo masculino se contrajo un 14 por ciento entre el primer y segundo trimestre de 2020, el de las mujeres arroja un 18%.

Los jóvenes y las personas con bajo nivel de instrucción también sufrieron significativamente esta crisis, particularmente en la informalidad de su reincorporación a los puestos de trabajo.

Adicionalmente a la pérdida de empleo y de horas trabajadas, las personas que continuaron ocupadas luego de la irrupción de la pandemia experimentaron, en promedio, una reducción en sus ingresos reales entre el primer y segundo trimestre de 2020.

Crecimiento del empleo informal

El empleo informal siempre tiene un rol contenedor para los trabajadores que, excluidos del formal, necesitan generar ingresos mediante alguna actividad. Por eso es común que en las crisis, cuando el empleo formal se contrae, el informal se expanda y ocupe su lugar.

Sin embargo, en la crisis por el COVID-19, en todos los países se observó una caída del empleo informal incluso más profunda que el formal. La tasa de salida del sector informal también fue más alta que la formal, fruto de las actividades no esenciales que debieron suspenderse por la pandemia.

Por un lado, se explica por la mayor facilidad que tiene este sector para interrumpir relaciones de trabajo y las dificultades para soportar periodos más extensos de inactividad. Otra de las razones es la informalidad a la que tuvieron que recurrir algunos sectores productivos para continuar sus actividades luego de las restricciones.

Además, se observa una recuperación y crecimiento mayor del empleo informal frente al formal en la medida en que se van recuperando las economías. Esto se explica por las estrategias que tuvo disponible el sector formal para continuar sus actividades, como la reducción de horas o el empleo remoto.

El incremento del nivel de actividad no requirió de nuevos trabajadores formales en tanto las firmas hicieron frente a la creciente producción elevando las horas trabajadas, incluyendo la vuelta al trabajo de los asalariados suspendidos y ausentes temporales.

Frente a esto, el empleo informal debió retomar las actividades interrumpidas y generar nuevas para la subsistencia de los trabajadores que no fueron reincorporados en el sector formal. El 70% de los empleos generados desde la pandemia pertenecen al sector informal, ampliando la diferencia con el formal.

Informalización de las ocupaciones

Lo más grave, según el informe, es la “informalización de las ocupaciones previamente formales” que se observa con la recuperación económica. Esto significa que sectores que antes de la crisis ofrecían trabajos con prestaciones y seguridad social solo ofrecen el salario al reactivarse.

De acuerdo al informe, hay un riesgo de que esta tendencia continúe mientras se siguen recuperando las economías, lo que impactaría en los ingresos y estabilidad laboral de las mujeres, los jóvenes y la población con menores niveles de calificación.

Por ello, el informe advierte que mientras se recupera la actividad, “la promoción de políticas de desarrollo productivo y el apoyo a las micro y pequeñas empresas para que alcancen un nivel mínimo de eficiencia y rentabilidad económica para la creación de empleo decente resultan pilares fundamentales de estas políticas”.

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