La crisis sanitaria que comenzó un año y medio atrás producto del coronavirus, que aparentemente es un virus zoonótico, hizo que muchas personas se interesen en diferentes ámbitos de protección por la naturaleza.
El llamado de atención a causa de la pandemia hizo un llamado de alerta y reflexión en la ciudadanía, sobre todo en los más jóvenes; así lo indica un estudio de la Fundación Vida Silvestre que señaló que el 71% de la población argentina se siente sensibilizada en cuanto al consumo de recursos del planeta y la relación con la naturaleza.
El informe indica que entre las personas encuestadas que no se consideraron preocupadas por el ambiente reflexionaron sobre la relación de las personas con la naturaleza. En tanto, el interés es mayor en mujeres y jóvenes de entre 16 y 23 años, remarcan desde la Fundación Vida Silvestre.
Los temas por los que la mayoría de los encuestados se encuentran atravesados es la deforestación como uno de los primeros temas ambientales que más preocupan, en segundo lugar se ubicó el interés por los incendios, luego el manejo de los residuos y la extinción de especies.
La encuesta realizada en julio pasado a lo largo del país revela que un 65% de las personas señalan que el cuidado del ambiente que existe actualmente no alcanza para evitar que aumenten los problemas de salud de las personas. En esa misma línea, el 90% considera que a medida que disminuya el cuidado del ambiente aumentarán los problemas de salud.
“Los resultados de esta investigación son más que claros: la preocupación por el impacto que generamos en la naturaleza es cada vez mayor en la sociedad argentina. La evidencia que provoca la destrucción de la naturaleza y el impacto que tiene en nuestro bienestar, la economía y la salud nunca ha sido más fuerte» dijo Manuel Jaramillo, Director general de la Fundación Vida Silvestre.
«Es esencial que como sociedad trabajemos en conjunto, reforzando nuestro compromiso individual y exigiendo que el mismo se vea reflejado en políticas empresariales y gubernamentales, para transformar nuestros hábitos por unos que detengan y reviertan la degradación de nuestro planeta. Esto impactará directa y positivamente sobre la calidad de vida de las personas ya que hoy más que nunca comprendemos que dependemos de un planeta sano, para gente sana“, añadió.
Formosa no escapa a la preocupación que generan los incendios forestales como consecuencia de la quema de pastizales: sólo durante el último domingo, en cercanía a la costanera de la capital, a orillas del río Paraguay, un incendio afectó una extensión lineal de 1.500 metros de una hectárea. Desde el cuerpo de bomberos se indicó que el foco ígneo, como tantos otros en los que se intervienen, fue intencional.
En lo que va de agosto se llevan registrados al menos cinco intervenciones diarias por quema de pastizales principalmente en áreas que rodean el casco urbano de la ciudad de Formosa.
El informe 2020 del Sistema de Alerta Temprana de incendios o focos ígneos detalla un total de 11.504 alertas registradas, lo que representa una superficie de 428.517 ha en las provincias del Chaco, Córdoba, Formosa, Jujuy, Salta, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán.
La provincia de Formosa está entre las que registraron mayor cantidad de alertas con un total 2.749 sólo durante el año pasado. En cuanto al registro de mayor superficie de alertas Formosa se ubicó tercera detrás de Córdoba y Chaco con 79.737 hectáreas de superficie.
Durante el 2020 la provincia norteña sufrió graves consecuencias de la prolongada sequía derivada por la falta de lluvias desde el 2019 en el litoral del país, la cual sigue haciendo estragos y es la más grave en los últimos 40 años.
El panorama en los campos de Formosa fue desolador y se agravó aún más por los focos de incendio. Hubo pérdidas superiores al 50% en ganadería, agricultura y apicultura, muchos animales resultaron quemados y otros tantos muertos. Ante el complejo escenario el Gobierno de la Provincia decretó la emergencia agropecuaria.
El Parque Nacional Río Pilcomayo, una de las áreas protegidas del país, durante tres días ardió, ocasionando daños irreparables en la fauna autóctona y la vegetación, además de la contaminación del aire. Allí se resguardan una gran diversidad de ambientes y es un lugar de importancia con más de 51.800 hectáreas de extensión con árboles de madera dura como el lapacho, el quebracho colorado chaqueño, el algarrobo y el guayacán junto a numerosos arbustos habitan un sinnúmero de especies animales, muchas en peligro de extinción.
Los causantes del daño ambiental fueron identificados como cazadores furtivos y cuatreros de la zona que deberán responder en la Justicia Federal por los destrozos ambientales. Los incendios causan mayores riesgos para las especies amenazadas y se necesitan aproximadamente 200 años para recuperar un hábitat natural destruido.
Si bien la situación es compleja por el faltante de lluvia, desde mayo-junio del 2019 en el litoral se convirtió en un drama y las pérdidas son incalculables. Por el cambio climático, la actual bajante histórica del río Paraná y la misma problemática en las cuencas de los ríos Paraguay y Pilcomayo demuestran que si no protegemos la vegetación en las cuencas hídricas el régimen de los ríos es mucho más influenciado por la abundancia o escasez de lluvias.
La preocupante bajante de los ríos, y por ende las sequías que se experimentan en la provincia de Formosa, se vienen observando desde el mes de julio. Ambos cauces comienzan un período de receso total de manera natural hasta fin de año.
El río Paraguay al formar parte de la Cuenca del Plata junto al Paraná, Uruguay e Iguazú, se encuentra en una bajante similar a la de 1944, agregando que el Paraguay y el Paraná están desarrollando un proceso de bajante extraordinaria, a tal punto que la preocupación se extiende en los tres estados que recorre su curso fluvial, Brasil, Argentina y Paraguay, explicó el Administrador de la Unidad Provincial Coordinadora del Agua (UPCA), el ingeniero Horacio Zambón.
En el año 2020 hubo una seca extraordinaria, en la que toda la cuenca del Río de La Plata y el Gran Chaco sufrieron una histórica sequía, al igual que la bajante del Paraná que resultó un desastre histórico.
La contaminación y los residuos que son arrojados a las aguas de los ríos o al suelo sin tratamiento adecuado claramente también perjudican al medio ambiente natural. En Formosa sobre este tema avanza la obra de la futura planta de separación de residuos urbanos.
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