Nagorno Karabaj es el nombre clave para entender el epicentro del conflicto armado que llevan adelante Armenia y Azerbaiyán. Esta región es una porción de territorio ocupada por 140.000 personas, la mayoría de origen armenio que profesan la fé Cristiana.
Estos países ya se declararon la guerra entre 1988 y 1994, conflicto finalizado por la mediación de Moscú. A pesar de esto, las tensiones no han cesado y este 2020 ha estallado en una nueva guerra.
Azerbaiyán demostró su poderío aéreo, por su parte, Armenia prepara una guerra de trincheras, solicitando a los hombres menores de 40 años que se enlisten en el ejército.
Como condimento extra, en tiempos de hiperconectividad, cualquier ciudadano con acceso a redes sociales es un posible espectador de una guerra, ya que los medios de comunicación de alcance internacional y los gobiernos participantes comunican diariamente en sus cuentas de Twitter, los avances de este conflicto que enfrenta a dos bloques dentro de una región marcada por conflictos identitarios.
Conflicto histórico y cultural
En 1918 ambas naciones se declararon independientes del Imperio Ruso; tras esa división, una región habitada por armenios quedó dentro de la unidad territorial de su vecino Azerbaiyán, lugar muy ligado a las costumbres turcas.
Ha pasado más de un siglo de discrepancia y ninguno de los países se ha puesto de acuerdo por vías diplomáticas. Azerbaiyán, a quién pertenece la región del Alto Karabaj, recurre al principio de unidad territorial; por su parte, Armenia, reclama la autodeterminación del pueblo, ya que los habitantes de la región son de origen armenio.
Las negociaciones vienen siendo intermediadas por la ONU y los distintos grupos políticos liderados por Rusia. La realidad es que no existen acuerdos políticos que respalden los argumentos armenios, aunque estos sienten que es una demanda de sus antepasados.
Pablo Hatserian, representante de la comunidad Armenia de Misiones, se refirió sobre el estado de la cuestión afirmando que “Armenia lleva 4.000 años ocupando esta región” alegando a la pertenencia histórica y siendo muy crítico con Turquía y Azerbaiyán: “existe una alianza pública entre estos dos países con el fin de desmantelar a Armenia”.
No están solos
Uno de los principales motivos de la guerra son cuestiones culturales y religiosas. La zona de Nagorno Karabaj se autoproclamó república en repetidas ocasiones, no obteniendo el respaldo de otros países para poder independizarse de Azerbaiyán.
Uno de los principales motivos de esta discrepancia es la religión: la zona en conflicto profesa la religión Cristiana como toda Armenia y el país al que pertenece (Azerbaiyán) es abiertamente musulmana, al igual que Turquía, con quien comparte hasta el idioma.
Es por esto que las alianzas están muy claras: Turquía y Azerbaiyán están juntos en una guerra que tiene a los azeríes como parciales ganadores por su gran fuerza aérea apoyada por drones no tripulados.
Además, Israel está tomando un papel importante, aunque parezca extraño, ya que compartiría bando con Turquía, quien le está brindando armas a los azerbaiyanos. Esto se explica por dos motivos: la cercanía con Irán y la producción de petróleo de Azerbaiyán.
Del otro lado del Cáucaso, Armenia no está sola. Rusia ha intervenido -por el momento- en términos diplomáticos intentando lograr un acuerdo favorable para los armenios.
¿Habrá paz?
La respuesta a esta pregunta parece estar muy lejana. Los países vecinos como Georgia están preocupados por los daños colaterales de la guerra en la región.
Rusia parece ser el mayor intermediario entre las partes, puesto que en su país viven 2 millones de armenios y 2 millones de azerbaiyanos, por lo que deberá mediar para no generar conflictos internos.
Otro de los involucrados es Francia, que encabezado por su Presidente Emmanuel Macron, fue de las primeras potencias mundiales en reclamar un cese al fuego que por el momento no ha tenido éxito.
Lo cierto es que al finalizar esta semana, los muertos por la guerra ascendían a 400, entre civiles y militares armenios, pero esta cifra es incompleta, ya que los azerbaiyanos no anuncian sus fallecidos.
Hoy, más de 80.000 habitantes de la región en conflicto tuvieron que evacuarse por los daños ocasionados por la guerra. La comunidad internacional espera que las negociaciones lleguen a buenos términos y que se dé por finalizado el conflicto armado.
