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La libertad ¿avanza?: Virginia Gallardo intenta sostener la bandera libertaria entre múltiples escándalos de corrupción

Mientras La Libertad Avanza acumula denuncias judiciales, fracturas internas y acusaciones por corrupción en distintos puntos del país, Virginia Gallardo busca instalar su candidatura a diputada nacional en Corrientes con un discurso de renovación y cercanía ciudadana. Pero la crisis ética del oficialismo libertario amenaza con opacar cualquier intento de diferenciarse.
virginia gallardo milei

El desembarco de Virginia Gallardo en la política correntina sorprendió incluso dentro del oficialismo. Bailarina, modelo, vedette y conductora, Gallardo alcanzó notoriedad en los medios por su relación con Ricardo Fort, sus participaciones televisivas y sus cruces mediáticos con figuras como Axel Kicillof, el senador José Mayans y Elisa «Lilita» Carrió.

Hoy, convertida en candidata a diputada nacional por Corrientes, la ex reina del Carnaval y de la Naranja busca abrirse paso en una arena política convulsionada, con un discurso que apela a la “honestidad” y a la “gente común”. Sin embargo, su aparición ocurre en el peor momento ético de La Libertad Avanza, un espacio que multiplica los escándalos judiciales y mediáticos que involucran a más de una decena de dirigentes.

Gallardo intenta desmarcarse del ruido nacional con mensajes emocionales —“Tengo todo para perder”, dijo entre lágrimas en agosto en Canal 13—, pero enfrenta una paradoja evidente: representar al partido que más denuncias acumula por corrupción desde que llegó al poder.

De la cruzada anticorrupción al festival de causas judiciales

La fuerza que se presentó como la antítesis de “la casta” hoy convive con una sucesión de denuncias que erosionan su legitimidad. El caso José Luis Espert, que detonó recientemente con la confirmación de transferencias millonarias y vuelos privados irregulares, marcó un punto de inflexión. Su caída como figura visible de Javier Milei simbolizó el derrumbe del discurso moralista que el oficialismo libertario construyó desde sus inicios.

A nivel regional, la situación no es distinta. En Corrientes, el propio candidato a gobernador y actual diputado nacional Lisandro Almirón arrastra denuncias y antecedentes judiciales que debilitan su candidatura y ensombrecen al espacio. Lejos de encarnar la “renovación” política que pregona Milei, Almirón representa la continuidad de las viejas prácticas, con manejos opacos y vínculos controvertidos que lo ubican en el centro de la crisis de credibilidad de LLA.

La aparición de Virginia Gallardo ocurre en el peor momento ético de La Libertad Avanza, un espacio que multiplica los escándalos judiciales y mediáticos que involucran a más de una decena de dirigentes; entre ellos, Lisandro Almirón. Foto: LLA Corrientes.

Paoltroni, “Capi” Rodríguez y Alvarenga: la sombra de la corrupción libertaria en el NEA

El deterioro se replica en toda la región del NEA. En Formosa, el senador libertario Francisco Paoltroni enfrenta acusaciones por estafas, abuso de poder y maniobras financieras irregulares, mientras que en Chaco, el diputado Carlos “Capi” Rodríguez fue señalado por enriquecimiento ilícito y negocios incompatibles con la función pública.

En paralelo, en Misiones, la referente libertaria Ninfa Alvarenga enfrenta denuncias por malversación de fondos y uso político de programas nacionales, lo que expone que la corrupción no es un hecho aislado, sino un fenómeno estructural dentro del espacio.

El caso ANDIS y la grieta moral del mileísmo

El escándalo en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), revelado por su exdirector Diego Spagnuolo, terminó de confirmar que la corrupción también alcanzó los organismos más sensibles del Estado libertario. Según Espagnolo, existía una red de coimas, presiones y manejos irregulares para beneficiar contrataciones y desviar fondos públicos.

Este caso, sumado a los anteriores, dibuja una trama que contradice el discurso fundacional del mileísmo, aquel que prometía “limpiar la política” y construir una nueva ética pública. Hoy, las denuncias internas, los escándalos judiciales y los casos de enriquecimiento personal se volvieron parte del paisaje cotidiano del oficialismo.

Virginia Gallardo y la falsa denuncia contra Lali Espósito

En este contexto turbulento de la política argentina, Virginia Gallardo volvió a estar en el centro de la polémica tras difundir información falsa en su programa de televisión sobre la cantante Lali Espósito, reconocida crítica del presidente Javier Milei.

Durante una emisión en junio de 2025, Gallardo afirmó al aire que “se iniciaría una denuncia por exhibicionismo corporal y sexual de menores” contra la artista, citando el artículo 125 del Código Penal. La supuesta denuncia provenía de una cuenta de X (ex Twitter) conocida por publicar noticias falsas bajo la aclaración de ser una parodia.

La difusión de esta información generó un fuerte repudio en redes. Lali respondió desde su cuenta oficial: “Época fake”, desmintiendo los dichos y recibiendo el apoyo masivo de sus seguidores y de figuras del espectáculo.

Ante la repercusión, Gallardo debió salir a aclarar la situación en vivo, afirmando que no tuvo intención de difundir una fake news: “El video que se mostró era una noticia que circulaba en redes sociales. Dijimos todo en potencial y sin malas intenciones. Este programa trata de informar, pero sobre todo de entretener. No quisimos ir en contra de Lali ni de nadie. Soy yo quien lo hizo y me hago cargo”, expresó en su descargo.

Aunque el episodio buscó cerrarse con un pedido de disculpas implícito, el daño en términos de credibilidad ya estaba hecho. La candidata, que intenta mostrarse como una figura transparente y empática, quedó nuevamente envuelta en una controversia que la asocia más a la lógica del espectáculo que a la de la responsabilidad pública.

Campaña libertaria en Corrientes: la difícil tarea de sostener el relato

Virginia Gallardo se convirtió, hace tiempo, en una pieza incómoda para un proyecto que atraviesa su mayor crisis de credibilidad. Su figura mediática y su discurso emocional chocan con la realidad de un partido envuelto en causas judiciales y contradicciones éticas.

Intentar representar el cambio, la transparencia y los valores ciudadanos dentro de un espacio cada vez más asociado al oportunismo y la corrupción parece una misión imposible. Mientras Milei insiste en acusar a todos los demás partidos de ser “la casta”, su propio movimiento se hunde en los vicios que juró erradicar.

Gallardo, que asegura que “no la mueve la plata” y que “entra a la política por convicción”, se enfrenta a un desafío que excede su figura: defender un proyecto que perdió autoridad moral.

Virginia Gallardo se convirtió, hace tiempo, en una pieza incómoda para un proyecto libertario que atraviesa su mayor crisis de credibilidad. Foto: LLA Corrientes.

La candidatura de Virginia Gallardo sintetiza la crisis de La Libertad Avanza: un espacio que nació como una reacción moral contra la corrupción y terminó devorado por ella. Los escándalos de sus dirigentes y la falta de coherencia entre discurso y realidad han vuelto imposible sostener el relato de pureza política.

En Corrientes, como en todo el país, los casos se acumulan y la bandera de la “anticasta” se deshilacha día a día. En ese escenario, Gallardo no solo carga con su inexperiencia política, sino con el peso de representar a un proyecto que perdió su rumbo ético antes de consolidarse como fuerza de gobierno.

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