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Jueves 11 de septiembre de 2025
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Milei y un modelo atado con alambres: el Gobierno gasta lo que no tiene para contener la crisis cambiaria

El Gobierno sostiene artificialmente el dólar a costa de agotar reservas, endeudarse con bancos privados y emitir pesos que alimentan la inflación. Con salarios estancados, consumo en caída y obra pública paralizada, la recesión golpea a las familias mientras crece la expectativa de una devaluación post elecciones. Para los economistas, el modelo de Milei está “atado con alambres” y no tiene soporte político ni económico para resistir.

El Gobierno sostiene artificialmente el dólar a costa de agotar reservas, endeudarse con bancos privados y emitir pesos que alimentan la inflación. Con salarios estancados, consumo en caída y obra pública paralizada, la recesión golpea a las familias mientras crece la expectativa de una devaluación post elecciones. Para los economistas, el modelo de Milei está “atado con alambres” y no tiene soporte político ni económico para resistir.

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El Gobierno de Javier Milei atraviesa un momento decisivo. Preso de las metas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), mantiene como hoja de ruta el ajuste fiscal y la contracción de la actividad económica. A la motosierra sobre el gasto público se suma una política cambiaria diseñada para transmitir la idea de estabilidad: bandas de flotación entre $951 y $1.471,4. Pero la realidad es que, a pocos meses de iniciado el esquema, el dólar mayorista ya se ubica peligrosamente cerca del techo, lo que obligaría al Banco Central a intervenir con reservas. Es el síntoma más claro de una crisis que se incubó desde el inicio del modelo y que agravada por la bicicleta financiera, según todos los indicadores, terminará en una nueva devaluación.

Alejandro Vanoli, ex presidente del Banco Central, fue contundente en la exposición que dio en Formosa la semana pasada: «El esquema tiene un riesgo estructural. Si la demanda de pesos cae (porque aumenta la compra de dólares) y el tipo de cambio se acerca aún más a la banda superior, el mercado percibirá que es insostenible la intervención». La proyección no es un simple ejercicio académico.

Entre el 14 de abril y julio, las compras de dólares superaron el monto total desembolsado por el FMI en todo el año. Es decir, el Gobierno gastó más divisas en sostener al dólar que las que recibió del organismo internacional. Como señaló Vanoli en sus redes sociales, esa dinámica incluso supera el promedio mensual de fuga registrado durante la presidencia de Macri. Se trata, en definitiva, de una ficción montada sobre dinero que no existe.

La fragilidad de las reservas confirma el diagnóstico. Ayer el stock cerró en US$ 40.396 millones (hace un mes eran de 42.114 millones), mostrando un retroceso por la alta demanda de divisas y la incapacidad del Banco Central de recomprar dólares. El organismo se financia con pases pasivos tomados a los bancos privados a tasas crecientes, pero al mismo tiempo presta más de lo que tiene al Tesoro en adelantos transitorios. Es un juego de suma cero que erosiona la credibilidad del esquema y que, tarde o temprano, se choca con el límite de las reservas disponibles.

A esto se suma el frente de los futuros (contratos financieros que se negocian en torno a estimaciones de cuánto será vendido el dólar). Según un artículo publicado por Infobae, el Banco Central perdió casi $500.000 millones en el mercado de futuros desde mayo, en un intento desesperado por frenar la escalada cambiaria, porque los vendió a un dólar más barato y el aumento fue mayor. Las ventas masivas de contratos y la emisión asociada no hicieron más que agravar el problema: más pesos circulando, más expectativa de devaluación y una presión inflacionaria creciente. El costo oculto de estas intervenciones se convirtió en otra bomba de tiempo.

Las proyecciones del dólar lo ubican en diciembre cerca de los $1.700. Fuente: Informe de Alejandro Vanoli

Los ciudadanos afrontan la presión del esquema económico de Milei

La inflación, mientras tanto, no da tregua. El Índice de Precios al Consumidor se mantuvo en 1,9% en julio y agosto, pero lejos de consolidar una baja, los analistas advierten que la desinflación quedará trunca e irá al 2,5% o 3% por las expectativas de devaluación. La experiencia ya está en los datos: en 2024, bajo el Gobierno de Milei, el peso fue la única moneda de Latinoamérica que se devaluó, con una caída del 18,2% al cierre del año y índice de Riesgo País que se disparó, lo que sugiere una mayor probabilidad de incumplimiento de pagos o de situaciones que puedan afectar la estabilidad financiera (algo que está sucediendo al día de hoy) y por ende restringe el acceso a créditos internacionales (vitales actualmente para que el modelo se mantenga). Esto produce que la presión sea aún mayor.

El impacto sobre la ciudadanía es brutal. Los salarios permanecen estancados, mientras los alimentos subieron en julio un 2% mensual, con las verduras registrando un 6,4%, las frutas un 5,1% y los servicios un 3,1%, con picos en electricidad y transporte. Los alquileres treparon un 4% en un solo mes. En paralelo, las familias se endeudan cada vez más: en 2025 el uso de tarjetas de crédito aumentó 5,6% y los préstamos 4,2%. Es la consecuencia directa de un modelo que sostiene la inflación a costa de paralizar la economía, pero que no ofrece ninguna respuesta cuando el precio de los bienes básicos sigue subiendo.

Mientras que otros países de Latinoamérica mostraron balances positivos en 2024, Argentina mostró la moneda más devaluada y el Riesgo País más alto de la región. Fuente: Informe de Alejandro Vanoli.
Mientras que otros países de Latinoamérica mostraron balances positivos en 2024, Argentina mostró la moneda más devaluada y el Riesgo País más alto de la región. Fuente: Informe de Alejandro Vanoli.

La recesión golpea con fuerza: las ventas minoristas PyMES cayeron un 2,6% interanual en agosto y un 2,2% mensual, mientras que las compras de los insumos para la construcción se desplomaron un 8,59% en un solo mes. Esto último se da porque el 17% del ajuste fiscal proviene de la virtual paralización de la obra pública, lo que compromete la inversión y el empleo.

El INDEC, en sus encuestas, refleja que el 16,8% de las empresas encuestadas planea reducir personal en los próximos meses, señal clara de que la recesión aún no tocó piso. «Este modelo (económico) no es sustentable de ninguna forma», afirmó Vanoli en una entrevista radial.

La actividad económica se derrumbó en una gran variedad de rubros, sobre todo en la comparación con 2023: el despacho de cemento registró una caída de -25% en comparación con agosto del 2023, la producción automotriz registró -31,6%, las ventas en supermercados un -7,9%. Los únicos sectores que tuvieron un rendimiento positivos están atados a las importaciones (bienes de consumo +26,5%), préstamos personales (+157,2%) y patentamientos de autos (+43,5%) y motos (28,3).

Los indicadores muestran un caídas en sectores claves como la construcción y el nivel de consumo. También refleja el hecho de que la gente debió recurrir al uso de tarjetas de crédito para afrontar sus gastos ante la situación económica del país. Fuente: Informe de Alejandro Vanoli.

“El Tesoro hizo la colocación de deuda interna (en el mes de agosto), que suele realizar quincenalmente, y no solo no cubrió lo que vencía: cubrió dos tercios y tuvo que pagar una tasa del 66%», señaló. Según Vanoli, este nivel de interés refleja un escenario preocupante: «La tasa del 66% es de especulación y de usura. Muestra cómo el Estado no tiene financiamiento y cuál es el costo de los capitales especulativos por quedarse en pesos un ratito». El ex titular del BCRA sostuvo que la lógica detrás de este esquema carece de sustento: «Cuando no producís, no generás dólares genuinos, y te endeudás, siempre termina mal», sentenció.

La derrota electoral y sus matices

Desde la política, el Gobierno tampoco encuentra respaldo. La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires dejó a Milei debilitado, y los vetos a leyes de financiamiento universitario, de emergencia pediátrica o de transferencias a las provincias erosionaron aún más las alianzas con gobernadores y legisladores. Lo advirtió el propio Vanoli: sin soporte político y con un programa económico inconsistente, el esquema no tiene viabilidad.

En definitiva, el modelo de Milei está «atado con alambres». Sus pilares son frágiles: reservas que se agotan, inflación que no cede, deuda creciente en el mercado interno, recesión profunda y un tipo de cambio que se sostiene a costa de un gasto de divisas insostenible. La pregunta no es si habrá una devaluación, sino cuándo. Todo indica que, como advierten economistas de diversas vertientes, el quiebre podría producirse tras las elecciones del 26 de octubre. Y cuando ocurra, encontrará a la economía real en su peor momento: con salarios licuados, consumo desplomado, inversión frenada y un tejido social cada vez más debilitado.

El Gobierno apostó a un experimento que ya mostró sus límites. En su intento por sostener artificialmente el dólar, terminó hipotecando reservas, generando más emisión y hundiendo a la sociedad en una recesión sin horizonte de salida. El desenlace parece escrito: este modelo no resiste mucho más.

ADEMÁS EN NEA HOY:

La inflación de agosto fue del 1,9% y mantuvo su tendencia alcista: el transporte fue lo que más aumentó en el país

Las ventas minoristas pyme bajaron 2,6% interanual en agosto

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