En la última semana, el caso de una niña de 13 años que fue víctima de abuso sexual en Saladillo, Buenos Aires, conmocionó a la opinión pública. La niña, quien resultó embarazada producto de la violación, dio a luz la semana pasada en el Hospital Posadas de la ciudad. La noticia no solo destapó una tragedia familiar, sino que también abrió un debate sobre la necesidad de un abordaje integral de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas como herramienta clave para prevenir y detectar casos de abuso.
El padrastro ya fue detenido por abuso con acceso carnal y la madre biológica fue detenida por encubrimiento con un falso testimonio agravado por su vínculo con la víctima. Por su parte, el caso ya se comenta como un símbolo de los riesgos que corren los menores cuando no se cuenta con las herramientas adecuadas para reconocer y denunciar los abusos a tiempo.
El Caso de Saladillo
En Saladillo, Provincia de Buenos Aires, una niña de 13 años fue violada . El abuso salió a la luz cuando la madre denunció que su hija cursaba un embarazo de ocho meses. La niña, quien dio a luz la semana pasada en el hospital local, identificó a su agresor como su padrastro. La policía bonaerense detuvo tanto al padrastro como a la madre quienes están acusados de abuso sexual con acceso carnal y encubrimiento, respectivamente.
El caso generó revuelo a nivel nacional y a nivel local, una pueblada. La turba se dirigió hacia la casa de la familia de la víctima, y en segunda instancia se dirigió al domicilio de la fiscal Hortel bajo el lema «autoconvocados bajo el lema de justicia por mano propia» y, según un reporte policial, «prendieron fuego cubiertas y un colchón sobre la vereda, afectando el portón de madera».
Esta reacción refleja el profundo malestar de la comunidad, pero también subraya la necesidad de una respuesta institucional más efectiva para abordar y prevenir casos de abuso sexual infantil.

La ESI como herramienta de prevención
El caso de Saladillo, aunque trágico, puede servir como un llamado de atención sobre la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI). La Ley Nacional de ESI, sancionada en 2006, establece que todos los niveles educativos deben enseñar contenidos relacionados con sexualidad, afectividad, derechos sexuales, y respeto por el cuerpo propio y ajeno. Si bien la ley tiene más de 17 años, su implementación sigue siendo desigual en muchas provincias y escuelas del país.
De acuerdo con datos del Ministerio Público Tutelar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 3 de cada 10 niños que denunciaron abusos sexuales identificaron que habían sido víctimas gracias a los contenidos que enseñaron en las clases de ESI. Este porcentaje aumenta a más del 50% entre adolescentes de 12 a 14 años. Estos números muestran el impacto que una educación adecuada puede tener en la capacidad de los menores para reconocer situaciones de abuso y buscar ayuda.
También fue noticia hace una semana que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires prohibió la canción del grupo “Canticuénticos” llamada “Hay secretos”. Lo que es una pena, porque la cancion ayudó a resolver un caso de abuso infantil. Una maestra utilizó la canción educativa para enseñar a los niños la importancia de no guardar secretos que pudieran hacerles daño. Durante la clase, una de las alumnas se sintió lo suficientemente segura como para contarle a la maestra que un familiar la tocaba de manera inapropiada, lo que permitió activar el protocolo de abuso y comenzar la investigación.
La Realidad del Abuso Infantil en Argentina y la necesidad de la ESI
Según datos del Programa Las Víctimas contra la Violencia del Ministerio de Justicia de la Nación, entre 2020 y 2021 se registraron 3.219 casos de abuso sexual infantil. De estos, el 60% de las víctimas fueron niñas, niños y adolescentes. Es decir que en Argentina, 6 de cada 10 víctimas de violencia sexual son niñas, niños y adolescentes.
La línea 137 toma denuncias de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes y desde el año 2017 a agosto 2023, la Línea 137 atendió 15.980 casos de niñas, niños y adolescentes.
Además, un informe del Ministerio Público Tutelar indica que el 84,6% de los abusadores son personas cercanas a las víctimas, como familiares o conocidos. Esto refuerza la necesidad de que los menores cuenten con herramientas para reconocer y denunciar estos abusos, algo que la ESI puede facilitar. El caso de Saladillo resalta la necesidad urgente de promover la educación sexual integral, no solo para prevenir el abuso, sino también para ayudar a los menores a identificar las conductas inapropiadas y a pedir ayuda en caso de ser víctimas.
La pandemia y el aumento de casos de abuso
La pandemia de COVID-19 provocó el cierre de las escuelas y el aislamiento social por lo que que en consecuencia trajo consigo un aumento de los casos de abuso sexual infantil. Según el informe del Programa Víctimas contra la Violencia, durante 2020 y 2021 los casos aumentaron un 151,5%. Esto se debe, en gran parte, a que muchos niños y adolescentes quedaron privados del entorno escolar, que es donde, en muchos casos, pueden recibir la ESI y estar en contacto con adultos responsables que puedan detectar señales de abuso.
En el caso de Saladillo, la falta de intervención temprana refleja cómo la falta de información y apoyo adecuado para los menores puede silenciar el abuso. Es por esto que la ESI no solo debe ser un contenido curricular obligatorio, sino también un tema de conversación abierta en las familias y en las comunidades.
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