El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) realiza una medición trimestral de los niveles de pobreza e indigencia en Argentina, así como la estructura de los salarios, ocupación, etc.
El informe del observatorio correspondiente al tercer trimestre del año (julio-septiembre) se publicó el día, y si bien da cuenta de un pequeño retroceso en los niveles de pobreza, siguen estando por encima de los registrados hasta diciembre del 2023.
En esta oportunidad, el informe registró un 49,9% de argentinos por debajo de la línea de la pobreza y un 12,3% que incluso se encuentran por debajo de la línea de indigencia. Si bien esto es menor a los registros del primer semestre (cuando se registró un 52,9 de pobreza y un 18,1 de indigencia) sigue siendo un numero más elevado que lo registrado en el segundo semestre del 2023, cuando la pobreza se encontraba alrededor del 44%.
Pero además de ello, el observatorio da cuenta de un cambio en la estructura del empleo y una modificación en la estructura del gasto de los hogares, que a pesar de una desaceleración de la inflación de precios, sigue teniendo dificultades para llegar a fin de mes. Sobre esto dialogamos en NEA HOY con Eduardo Donza, Sociólogo, Magíster en Generación y Análisis de Información Estadística e investigador del observatorio.
Efectos de la devaluación
Cabe aclarar que en Argentina la pobreza e indigencia se miden comparando el nivel de ingresos del hogar (incluyendo salarios, ingresos informales, planes sociales, etc.) con la canasta básica total (CBT) y canasta básica alimentaria (CBA) respectivamente. Es decir que si alguien con el total de sus de ingresos no llegan a cubrir el precio de una CBT, se encuentra por debajo de la línea de pobreza, y si no llega al precio de una CBA.
Es decir que, de acuerdo a los resultados del informe, hay 23 millones de argentinos cuyos ingresos no les permite cubrir sus necesidades básicas, de los cuales 6 millones ni siquiera llegan a cubrir sus necesidades alimentarias.
Para el sociólogo, el pequeño descenso en el índice de la pobreza expresa que en los últimos meses hubo una pequeña mejora en los ingresos con respecto a la inflación, que hizo que 1.3 millones de argentinos que en enero cayeron por debajo de la línea de la pobreza puedan recuperarse y volver a estar por encima.
«El punto más álgido lo tuvimos en enero, cuando estimamos que había un 55% de población debajo de la línea de pobreza producto de la devaluación de diciembre«, recordó el investigador, «esto provocó una suba de la inflación, que tuvimos de un 25% en diciembre y de un 20% en enero y bueno, los ingresos de las familias, en caso de recuperarse, son los que se recuperan más lento«.
El investigador además aclara que, observando la recuperación por tipo de empleo, son los empleos en blanco los que han tenido mejor posibilidad de recuperar en estos últimos meses algo de los ingresos que perdieron desde enero, mientras que la recuperación de ingresos provenientes de empleos informales, autónomos o monotributistas está siendo mucho más lenta.
Desocupación
Justamente, el problema es que los trabajos en blanco se están reduciendo, mientras las otras modalidades, que tienen menos herramientas de recuperación del poder adquisitivo, están aumentando.
De acuerdo al Centro de Economía Política, durante el primer semestre del 2024 se perdieron alrededor de 230.000 puestos de trabajo en el sector productivo. Sin embargo, los niveles de ocupación registrados por el observatorio se mantienen similares a los de diciembre del 2023.
Esto, de acuerdo a Eduardo Donza, es por que se está cambiando la composición el empleo en el país, y mientras se reducen los empleos de calidad, los trabajadores terminan desocupados si ocupados en trabajos más precarias.
«Los niveles de desocupación se mantuvieron, pero hubo un cambio en la composición del empleo, porque si uno cuenta la cantidad de personas ocupadas sigue siendo la misma que en noviembre, pero algunos perdieron un empleo de calidad y se ubicaron en uno más precarizado«, explicó Donza.
Esto se complementa con la aparición y proliferación de nuevos puestos de trabajo no registrados, como los repartidores de plataforma o venta de servicios al exterior. Entonces, aunque no suba la desocupación, se reducen los empleos formales y en cambio aumentan aquellos que tardan más en recuperar los niveles adquisitivos que pierden con las políticas de ajuste.
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