Estados Unidos se prepara para votar la próxima semana en las elecciones presidenciales en medio de un escenario incierto. La demócrata Kamala Harris buscará retener el control de la Casa Blanca frente al republicano Donald Trump, a quien acusa de ser una «amenaza» a la democracia, en el marco de una campaña cargada de desafíos que podrían repercutir en la calidad institucional de la democracia liberal más antigua del mundo.
En un contexto de polarización y un virtual empate técnico a nivel nacional, los candidatos encaran la recta final de la ajustada campaña peleando voto a voto. En medio de acusaciones cruzadas, ambos se enfocaron en los votantes indecisos de los estados «péndulo» (swing states, en inglés) como Pensilvania, donde representan el 3% del padrón y donde el voto de las minorías resultará en una de las claves de la elección.
Bajo la sombra del asalto al Capitolio y la proliferación de la desinformación, más de 200 millones estadounidenses elegirán presidente para el período 2025-2023 de manera indirecta a través del Colegio Electoral, en línea con el complejo entramado electoral que es único en el mundo. Allí impera la lógica del «ganador se lleva todo» (winner takes all), por lo que la mínima podría marcar la diferencia.
Elecciones en Estados Unidos: ¿Cómo es el sistema electoral?
Este 5 de noviembre más de 200 millones de estadounidenses concluirán el proceso de votación. El sistema electoral estadounidense especifica que el presidente se elige de manera indirecta y no a través del voto popular. Los ciudadanos votan el color político de los delegados que integrarán el Colegio Electoral, que elige al presidente.
Compuesto por 538 delegados, se requiere alcanzar al menos 270 votos electorales para ganar. La mayoría de los estados siguen el sistema de ‘el ganador se lleva todo’, lo que significa que el candidato que obtenga más votos en un estado se lleva todos sus electores. Este mecanismo da un peso desproporcionado a ciertos estados conocidos como «swing states», donde la votación varía según cada elección.
¿Cuáles son los estados indecisos (swing states)?
Los siete estados que se perfilan como decisivos este 2024 son Arizona, Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Este último es el «más importante», ya que con 19 votos electorales, tiene un número de indecisos que suman el 3%. Además, porque tiene una población hispana considerable que podría influir en el resultado.
I’m asking for your vote because as president, I will get up every day and fight for the American people. pic.twitter.com/lp4bj90zvn
— Kamala Harris (@KamalaHarris) NOVEMBER 2, 2024
Condados específicos, como el de Wayne en Michigan o el de Clark en Nevada, son áreas a seguir de cerca, dado su historial de decisiones ajustadas. La representación desigual en el Colegio Electoral beneficia a Trump, ya que estados menos poblados tienen una mayor proporción de electores en comparación con estados más grandes.
Cuándo se conocerán los resultados y qué pasa si hay un empate
Esta elección sigue una tradición que establece que los comicios presidenciales se celebren el primer martes después del primer lunes de noviembre, un sistema que data del siglo XIX. Aunque algunos estados inician el proceso de votación anticipada semanas antes, la mayoría de los resultados oficiales tardan en confirmarse, mientras los medios de comunicación juegan un papel crucial al proyectar los ganadores.
El riesgo de un empate en el Colegio Electoral, aunque poco probable, plantea una situación compleja. En ese caso, la Cámara de Representantes se encargaría de elegir al presidente entre los tres candidatos más votados.
Tomorrow is our last chance to defeat the corrupt establishment. GET OUT AND VOTE! #FightForAmerica https://t.co/czQRkZmr59 pic.twitter.com/vKF0bXhBnb
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) NOVEMBER 5, 2024
En busca del voto latino
El voto latino se convierte en un foco importante en estas elecciones en Estados Unidos. En Pensilvania, donde habitan más de un millón de latinos, se espera que la movilización de este electorado sea crucial. De ellos, 579.000 pueden votar, pero solo la mitad suele hacerlo, según datos publicados por el Instituto Latino de Política Pública de UCLA en septiembre. Es un porcentaje muy inferior al de población blanca o negra que acude a las urnas.
Tanto Trump como Harris dirigieron sus mensajes hacia estos votantes, tocando temas como la economía y los derechos laborales. Harris afirmó que «los sindicatos son esenciales para construir una clase media fuerte», mientras que Trump prometió «un regreso a la grandeza económica». Ambos candidatos buscan captar el apoyo de un electorado que estuvo históricamente alineado con los demócratas, pero que también muestra simpatía hacia el discurso de Trump.
Polarización y «amenaza» a la democracia
Considerada una de las elecciones «más reñidas de la historia», Trump y Harris encararon el tramo final de la campaña con el fin de atraer a los indecisos, los moderados, los votantes «no informados» y las minorías de estados indecisos que votan en función de la economía.
Sin embargo, se trató de un escenario con pocas propuestas y numerosos ataques entre sí. Harris definió a Trump como un fascista admirador de Hitler’ y dijo que el candidato de 78 años es «inestable» e «incapaz de servir» en el cargo, según una entrevista a CNN.
Además, la candidata demócrata hará el cierre de campaña en el mismo lugar donde Trump realizó el mitín político que derivó en el asalto al Capitolio en enero de 2021, rechazando la victoria de Joe Biden. Por su parte, Trump fue cuestionado por haber dicho que en el Gobierno hay «enemigos adentro», en referencia a sus rivales políticos y referentes del partido demócrata.
Por su lado, la consideración de Trump como una «amenaza a los principios fundacionales de Estados Unidos», es la llave que tiene Harris para atraer a los votantes indecisos, incluidos los republicanos moderados. A tal fin, recordó a los más de 400 exfuncionarios republicanos que la apoyan, como Liz Cheney y su padre, el exvicepresidente Dick Cheney.
Desinformación
La desinformación emerge como una amenaza a la democracia en el contexto electoral actual de Estados Unidos. Mensajes falsos que circulan en redes sociales intentan manipular la percepción del voto latino, sugiriendo que su participación es parte de un fraude electoral. «Los demócratas están intentando robar las elecciones», declaró Trump en una oportunidad.
Fuente: Perfil
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