Según los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022 los embarazos adolescentes se redujeron a la mitad en la última década. Gran parte de este éxito es gracias a la ESI (Educación Sexual Integral) y la IVE (Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo).
El estudio demuestra que el promedio de hijos por mujer adolescente de entre 14 y 19 años que presenta los resultados del Censo 2022 manifiesta un descenso muy pronunciado respecto de los resultados que presentaba el Censo 2010.
En el Día Mundial de la Fertilidad, el INDEC volvió a mostrar algunos números, que si bien marcan una tendencia, llaman a poner la lupa en la profundización de las políticas que han dado resultado.
Según la comparación, el promedio de hijos nacidos vivos en la población de mujeres de entre 14 a 49 años fue de 1,7 en el 2001, 1,5 en el 2010 y 1,4 en el 2022.
Santiago del Estero, Formosa y Misiones fueron las que tuvieron un mayor promedio de hijos e hijas nacidas en ese rango etáreo, que además señala que hay aún una incidencia importante del embarazo adolescente e infantil en el país. Esto llama a profundizar las políticas para prevenir los embarazos no deseados en niñas y adolescentes.
Lo positivo es que hay una tendencia a la baja en el país: en el 2010 el promedio de hijos por mujer adolescente era de 13,1% y en el 2022, el promedio es de 6,4%. Es decir, disminuyó en casi un 50% en esos 12 años.
El censo 2022 demuestra que el porcentaje de embarazos adolescentes de 14 años es del 0,5% y sólo el 6,4% en las adolescentes de 15 a 19 años.
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Escolaridad y el embarazo adolescente
Hay un 55,7% de madres de 14 años que asisten a institutos educativos y un 42% que si bien no siguen estudiando lo han hecho en algún momento.
El número se revierte en la franja de embarazos adolescentes de 15 a 19 años, donde el 40,4% continúa su escolaridad. El 58%, si bien no continúa estudiando, ha asistido a clases en su vida.
El valor de la ESI y el IVE
Esta gran reducción del embarazo adolescente se logró gracias al acceso a anticonceptivos de larga duración, la educación sexual integral y el aborto legal.
En la Argentina, si una adolescente quiere ser madre puede serlo y nadie puede coartar su libertad, sin embargo, en la mayoría de los casos, la maternidad no es por elección, sino por accidente, abuso o falta de recursos.
Sin embargo un cambio de foco cultural, la marea verde y la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, generaron efectos concretos entre las chicas y los chicos con más posibilidades de disfrute presente y proyectos a futuro.
El impacto del programa de ESI también sería otro factor a tener en cuenta, no sólo le permite a las adolescentes conocer cómo cuidarse de la mejor manera ante un encuentro sexual sino también como detectar patrones de abuso.
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