Durante el viernes el Gobierno nacional festejó que el tan ansiado (por ellos) superávit fiscal se logró y finalmente cerraron los números en la planilla de Excel, dejando de lado “gastos” que la gestión de Javier Milei consideró innecesarios. Claramente es el principio, ya que ese mismo día se indicó que el ajuste continuaría contra los fondos fiduciarios, que representan el 2% del PBI y que Milei no pudo eliminar vía Congreso a través de la Ley Ómnibus.
Sin embargo, el “triunfo” en el Excel claramente tuvo un perjudicado: el poder adquisitivo de la ciudadanía, con un golpe que pegó tanto a comerciantes como a los trabajadores.
En cuanto a jubilaciones se calcula que el poder adquisitivo en enero llegó a niveles como los que hubo en el 2002 -en términos de valores de compra- mientras que los salarios de los trabajadores activos descendieron de igual manera. A la par, la caída en las ventas provoca que los comerciantes cada vez venden menos, proceso que de continuar hará que haya muchas PyMES (de donde depende la mayoría del trabajo argentino) deban desaparecer.
Esto se debe a las medidas de recesión económica. El estancamiento económico ya fue advertido por el propio Milei en su discurso cuando asumió en diciembre y hoy las consecuencias se ven claramente (y continuarán).
el superávit fiscal por sí solo no pudo fortalecer el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores yel estancamiento económico -mucho menos- hará que crezcan.
Si se compara enero 2024 con el mismo mes del año pasado, en jubilaciones, pensiones y gastos del PAMI hubo una reducción de 43,2%, mientras que en subsidios económicos (que quiérase o no alivia el bolsillo del trabajador y fortalece el poder de compra) bajó un 163,1%; en obra pública (de la que dependen una gran cantidad de empresas privadas y que solo en el Noroeste su paralización ya provocó 10 mil despidos) hubo un descenso del 70,5%.
Mientras esto ocurre, del otro lado, la inflación en diciembre fue de 25% y en enero de 20,6% haciendo que los salarios se reduzcan cada vez más.
Ahora la pregunta es ¿A quién le conviene esto?
El cuento de las cajas negras
En estos días saturaron las pantallas y redes con el cuentito de las cajas negras de la política, como se llamó a los fondos fiduciarios. Se apoyan en términos poco frecuentes y la ignorancia en general de la gente sobre estos, y así instalan la saga para seguir profundizando el ajuste, que en verdad solo consiste en apropiarse de todos los recursos del país y la población para asegurar la concentración económica en pocos y poderosos beneficiados.
Mientras se anuncia que se eliminarán fondos para los programas del PROGRESAR y el PROCREAR entre otros que iban directamente a la ciudadanía, se puede ver cómo las principales firmas aumentan sus ganancias por arriba de los índices de inflación.
Por ejemplo en los alimentos, podemos ver -según números de la CAME- que aumentó la brecha entre lo que recibe un productor y lo que paga el consumidor en la góndola (es decir, el intermediario entre ambos aumentó su ganancia). En enero de 2023 la brecha era de 3,5 y este año aumentó a 3,8 (o sea, el consumidor pagó casi cuatro veces más de lo que pagó el comprador).
Si tomamos los valores en dólares, desde octubre del año pasado hasta enero, la harina de trigo (para hacer pan) aumentó 103%, el arroz blanco 113% y los fideos 79%.
El oligopolio y la concentración
Todo esto del ajuste termina cerrando en la otra cara de la moneda: con las 10 corporaciones más concentradas que manejan el 70 % del mercado argentino, dueños y señores de sus números, hoy sin control porque son tratos entre privados, según Milei.
Para ejemplificarlo, mi nieta le compra un paquete de galletitas al señor Arcor al precio y condiciones que el señor Arcor diga, porque al haber estancamiento económico la competencia es nula.
Nombrar a Arcor no es casualidad. Este y otros oligopolios dominan el mercado en general y, según se pudo ver el año pasado, han aumentado sus productos muy por arriba de la inflación en general (¿Dónde estuvo la represión de los precios de la que hablaban?).
Según escribe Página 12, Arcor es jugador líder en el mercado de galletitas y el mes pasado elevó el valor de las de agua -Criollitas- a nada menos que 42,1%, en las arvejas aumentó el 36,7%. En tomate entero de conserva la evolución fue de 43,%, ante una inflación registrada de 20,6%. Si se compara con el año pasado el resultado es el mismo: sus aumentos superaron a la inflación anual registrada en 2023. En esto, puede notarse como dichos grupos están relacionados entre sí.
Arcor es accionista minoritario de La Serenísima, la empresa láctea número uno de la Argentina. El 51,2 por ciento de la firma pertenece a Mastellone Hermanos mientras que el otro 48,8 está dividido entre Arcor y el grupo francés Danone. Al igual que Arcor, el mes pasado La Serenísima aumentó por arriba de la inflación: la leche en sachet se elevó un 37% y en un año el alza escaló a 273,9%.
Pulverizar los salarios
Hoy 10 oligopolios que manejan la alimentación, la salud, las comunicaciones y los artículos de limpieza; son los grandes beneficiados que duplicaron o triplicaron sus precios en las góndolas, mientras el sueldo no tuvo un incremento y al parecer, no lo tendrá ya que según se puede vislumbrar, Milei los llevará a un congelamiento o un aumento casi nulo.
Esto se puede detectar al escuchar al Presidente señalar que no aumentará el salario mínimo vital y móvil por decreto, cifra que una gran parte de los trabajadores percibe en el país.
Y esta es la verdad completa, pulverizar los recursos de un lado y apoyar y facilitar la acumulación del otro.
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