El brote de casos de chikungunya en Paraguay puso en alerta a la región en lo que respecta a las tareas de prevención de los vectores que transmiten enfermedades como el dengue, zika y chikungunya, por ello, muchas familias misioneras están recurriendo por estos días a la eliminación de los mosquitos adultos a través de insecticidas.
Ante esta situación, especialistas en el tema recordaron que si bien este tipo de trabajos puede ayudar a ahuyentar temporalmente grandes cantidades de mosquitos, esto no solo no termina con el problema, sino que representa un riesgo para la salud tanto de humanos como de mascotas y genera una mayor resistencia de los mismos a los principios activos de los insecticidas empleados.
En este contexto, Fabricio Tejerina, titular de la dirección de Vigilancia y Control de Vectores de Posadas, remarcó que los insecticidas solo matan a los ejemplares adultos y no tiene efecto sobre las larvas y que esto no tiene sentido en tanto son los criaderos los principales focos de contagio en los hogares.
“Si se fumiga y no se termina con los criaderos, lo único que se hace es tirar veneno a la naturaleza, matar a otros insectos que son beneficiosos para el medioambiente, afectar a otras personas que tienen problemas respiratorios. No tiene ningún efecto residual y tampoco preventivo”, agregó.
Laura Vanesa Harburguer, miembro del Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Citefa-Conicet) advirtió que al aplicar “de manera continuada un insecticida, lo que estamos haciendo es matar a los individuos susceptibles y cada vez van a quedar más los de la proporción de resistentes”.
Otro aspecto que mencionó la investigadora es que muchas veces el pesticida no funciona porque la aplicación no tiene en cuenta el comportamiento de la especie que busca erradicar.
Fuente: El Territorio.
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