Al concluir septiembre, el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) publicó un análisis en base al relevamiento realizado con la Encuesta Permanente de Hogares que refleja la cantidad de población por debajo de la línea de pobreza. La misma arroja que en el primer semestre del 2022, el 27,7% de los hogares, en donde vive el 36,6% de los habitantes argentinos, se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
Este datos, en términos reales, resulta en una mejora con respecto al año pasado. Significa que la pobreza bajó del 37,3% con el que cerró el año pasado y una reducción del 1,8% con respecto al mismo periodo del 2021. Es incluso menor que el 40,8% con el que terminó el 2019, con lo que el nivel de pobreza no solo bajó a niveles pre pandemia, sino que también bajó a niveles inferiores a lo que había dejado el gobierno anterior.
Sin embargo, este dato no significa mucho, teniendo en cuenta que, aunque los resultados sean mejores a los de años anteriores, siguen significando que 10,6 millones de personas hoy se encuentran por debajo de la línea de pobreza por no llegar con sus sueldos a cubrir la canasta básica.
El dato es aún más esclarecedor teniendo en cuenta que días antes se conoció el índice de desocupación, que se encuentra por debajo del 7%. Es preciso analizar, entonces, cómo a pesar de tener un índice de desocupación tan bajo, siga habiendo tantas familias que no le alcanza para salir de la pobreza.
Cómo se mide el Índice de Pobreza
El INDEC informa cada 6 meses el índice de pobreza y el de indigencia en Argentina. Para ello, calcula los ingresos de los hogares y su capacidad para solventar los gastos básicos. En éste sentido, la medición de la pobreza es una medición estrictamente monetaria, que compara la capacidad de compra de productos y servicios que tienen los ingresos de un hogar.
Estos gastos básicos están agrupados en dos categorías desarrolladas a través de un relevamiento de índice de precios. La Canasta Básica de Alimentos, en primer lugar, mide el precio de los alimentos de primera necesidad con los que se podría solventar las necesidades nutricionales de una familia. La Canasta Básica Total va un poco más allá e incluye, además de las necesidades nutricionales, algunos gastos como vivienda, educación, salud o transporte.
Hoy, la Canasta Básica Alimentaria para una familia de 4 integrantes tiene un valor de $52.990, por lo que si los ingresos del hogar de una familia de 4 integrantes está por debajo de ese monto, se encuentra por debajo de la línea de indigencia. Así también pasa con la Canasta Básica Total, que cuesta $119,757. Si el ingreso de una familia con 4 integrantes no llega a este monto, se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
Pobreza, inflación y ganancia de las empresas
Entonces, el índice de pobreza mide la capacidad de gasto del ingreso familiar para cubrir las necesidades. Esto implica que, si el empleo en Argentina está creciendo y el índice de desocupación está a un nivel bajo, significa que son los salarios los que no están alcanzando para cubrir las necesidades de los trabajadores.
En tanto, el salario del empleo no registrado tuvo un mal desempeño en julio, perdiendo nuevamente poder de compra. Este segmento viene siendo el más afectado en los últimos años: hoy se encuentra -6,9% real por debajo de marzo 2021 y -14,9% por debajo de diciembre 2019. pic.twitter.com/rs7VUsMETv
— Centro CEPA (@ctroCEPA) September 29, 2022
Esto está relacionado con la inflación ya que en la medida en que suben los precios, sube el valor de la Canasta Básica Total, y con ella la línea de pobreza.
Lo paradójico es que, mientras que al subir los precios se deja a más trabajadores por debajo de la línea de pobreza, se supone que con éstas subas de precio las empresas estarían teniendo ganancias suficientes para aumentar los salarios para que los mismos lleguen a cubrir la Canasta Básica Total.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) mide la rentabilidad obtenida por algunas de las grandes empresas industriales comparándolo con el primer semestre del 2021. En la mayoría de los casos, esta rentabilidad se encuentra alrededor o superior al 10%.
El mismo informe también genera una variación de ventas sobre el costo laboral, observando que, mientras que la rentabilidad de las empresas aumenta, el costo laboral tiene un ligero decrecimiento en los últimos años.
Sin embargo, el alto índice de ocupación y alto índice de población en situación de pobreza deja entrever que hay allí una ganancia que no se está trasladando a los salarios.
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