El 21 de julio de 2022 se cumplieron 100 años desde la primera vez que la poeta y pedagoga chilena Gabriela Mistral llegara a la Ciudad de México para trabajar junto al político y escritor José Vasconselos en su objetivo de alfabetizar a las poblaciones más postergadas del país.
Antes de conocerse, ambos escritores desde su propio lugar en el mundo se habían conmovido por la belleza estética y sabiduría que se expresaba en el saber y las costumbres de las poblaciones populares, y se habían detectado la necesidad de construir una pedagogía que promueva la emancipación frente a la aplicación dogmática de los modelos educativos extranjeros.
Trabajando en el proyecto de alfabetización mexicana, Gabriela Mistral y Vasconselos entablaron una amistad que desde el respeto y la admiración mutua forjaría las relaciones fraternales que México y Chile mantendrían de una punta a la otra del continente.
Este año, esa amistad quedó demostrada una vez más con el anuncio de Andrés Manuel López Obrador, de que en octubre el Estado mexicano donaría a Chile una serie de archivos históricos que documentan la participación de la poeta chilena en la transformación de la educación mexicana.
Gabriela Mistral, la docente autodidacta
“Por su poesía lírica que, inspirada por poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo”, Gabriela Mistral fue la primera mujer y segunda persona en recibir un Premio Nobel en 1945, secundada solamente por el argentino Carlos Saavedra Lamas que recibió el galardón de la Paz en 1936.
Desde sus inicios en la labor docente, en una escuelita de la región de Coquimbo allá por 1904, Mistral rompía las escuelas por haberse formado de manera autodidacta en la profesión. Sin embargo, su convicción y pasión por la enseñanza la llevó a trabajar en distintas escuelas del norte de Chile.
A pesar de ser continuamente cuestionada por sus colegas por no haber recibido estudios sistemáticos en el instituto pedagógico, Mistral continuó ejerciendo la docencia en las escuelas rurales de Antofagasta, Punta Arena, Temuco y Santiago.
En esta labor fue que empezó a conmoverse por la necesidad de desarrollar una educación que se interese por la propia realidad latinoamericana, inculcando en los estudiantes el amor por el conocimiento que se estaba generando en el continente en vez de solamente admirar pasivamente y desde lejos lo que se hacía en Europa.
Gabriela Mistral escribía y colaboraba en el diario “El Coquimbo” y “La Vez de Elqui”, donde asiduamente compartía sus experiencias y las primeras bases de lo que estaba siendo su pensamiento. Esto le fue dando reconocimiento en el ámbito de la pedagogía como alguien con ideas innovadoras sobre el futuro de la enseñanza en el país y el continente. Esta visión fue lo que la acercaría a Vasconselos en su visita por Chile.
La visión de Vasconselos
Nacido en Oxaca en 1985, Vasconselos creció durante el gobierno militar de Porfirio Díaz, que ejerció el poder de manera dictatorial hasta 1911. Durante su formación formó parte de varios grupos de profesionales críticos que se oponían a los excesos de positivismo que se promovía desde el Ministerio de Instrucción Pública.
Mucho antes de que la Segunda Guerra Mundial pusiera en manifiesto la atrocidad del biologicismo, Vasconselos y su grupo de la “Generación de Ateneos” ya cuestionaban al positivismo comtiano y spenceriano, viendo la necesidad de dotar a la educación de una visión más amplia, que rechazara el determinismo biológico y encontrar una solución a los problemas sociales y desigualdades que ya se veían en el país por la industrialización del Porfiriado.
Con su grupo, Vasconselos sienta las bases de un pensamiento que buscaría la reafirmación de los valores culturales, éticos y estéticos latinoamericanos. Este pensamiento emancipador que rescataba la cultura propia en la búsqueda de un progreso sostenido serían las bases que inspiraron algunas de las reformas educativas progresistas en América Latina.
La llegada de Mistral a México
Vasconselos tuvo la oportunidad de poner en práctica estas bases cuando, pasado el período revolucionario, fue nombrado por el entonces presidente Álvaro Óbregon como Secretario de Instrucción. Desde ese rol, José dirigiría una reforma educativa que buscaría un desarrollo más horizontal en el país, organizando misiones de educación con el objetivo de alcanzar y alfabetizar a la población que había sido postergada durante las casi 4 décadas de porfiriato.
En 1921 Vasconselos realizó una gira por distintos países de Latinoamérica para identificar y entrevistarse con distintos referentes pedagógicos que lo pudieran ayudar a llevar a cabo el ambicioso plan.
Fue allí que en su paso por Chile conoció y estableció una buena relación con Gabriela Mistral, quien en ese momento estaba promoviendo la educación nocturna para adultos trabajadores. Al ver que sus ideas y convicciones eran similares, Vasconselos le obsequió una edición del libro “estudios indostánicos” y la invitó a publicar algunos poemas en la revista “El Maestro”.
Gabriela se identificó plenamente con los ideales del mexicano, y un año después aceptó viajar hasta su país para formar parte de las misiones culturales que promovía su reforma educativa.
La revolución educativa mexicana
Las cuatro décadas de dictadura de Porfirio Díaz habían dejado en México un desarrollo económico absolutamente concentrado, con un 66% de la población alanfabeta y sin acceso alguno a la educación.
El final de la Primera Guerra Mundial estaba generando transformaciones en el mundo en general y en el continente americano en particular, y para que estas transformaciones puedan beneficiar no solo a la élite, sino a la población mexicana en general, ésta situación debía revertirse.
Fue así que Vasconselos, con la ayuda de referentes continentales como Mistral, implementó un ambicioso proyecto de difusión cultural en el país, con programas de instrucción popular, escuelas rurales, edición de libros y promoción del arte y la cultura.
Hacer leer, como se come, todos los días, hasta que la lectura sea, como el mirar, un ejercicio natural, pero gozoso siempre. El hábito no se adquiere si él no promete y cumple placer.
Gabriela Mistral en Pasión de leer, 1935. pic.twitter.com/g4IlbkC9M0— Plan Nacional de Lecturas (@planlecturas) April 7, 2022
Gabriela Mistral y su compromiso con «lo rural, lo campesino y lo popular»
En distintas correspondencias y publicaciones, Gabriela Mistral describió que desde su primer pie en México se vio impresionada con la vertiginosidad con la que se producían los cambios sociales en el país, acostumbrada ella a los tiempos lentos de la ruralidad chilena.
A pesar de esto, se sintió conmovida por la responsabilidad y su rol dentro de la reforma, que la interpelaba en todas sus convicciones: lo rural, lo campesino, lo popular, la lectura como medio preferencial, la creación de bibliotecas.
Mistral trabajó en las bases de la reforma que, en esencia, sigue vigente hasta hoy. Redactó himnos escolares, y bajo encargo de Vasconselos diseñó un plan de lectura para mujeres rurales e indígenas.
ROSALIA RECIBE LIBRO DE GABRIELA MISTRAL pic.twitter.com/x9UTPmaDK9
— ˙ᴥ˙ (@ohpudu) August 29, 2022
“Por gratitud hacia este gobierno me he salido un poco del marco de trabajo que me he impuesto: escribir versos y prosa escolar para los cantos de las escuelas mexicanas y para un libro de lectura de la escuela que lleva mi nombre”, escribió Mistral en 1923.
Gabriela Mistral vivió en México dos años, periodo en el cual trabajó incansablemente en las Misiones Educativas organizadas por Vasconselos, recorriendo gran parte del país y formando docentes rurales.
Su trabajo y visión quedó plasmado en la curaduría de textos fundamentalmente literarios de autores americanos y europeos llamado “Lecturas Para Mujeres”, editado por la Secretaría de Educación Pública con el objetivo de leer y generar debates con las mujeres campesinas de la época.
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