El conductor radial y escritor Alejandro Dolina, famoso por su programa La Venganza será terrible, pasó por el Teatro de la ciudad de Formosa donde ofreció una variada propuesta de humor y música en un evento que fascinó a sus seguidores locales, que pudieron disfrutar del evento de manera libre y gratuita y que fue auspiciado por el Gobierno de Formosa.
Desde una pequeña sonrisa, a una carcaja, o por qué no a estar en un atento silencio, las reacciones que el oyente experimenta cuando escucha de La Venganza Será Terrible son varias y el ameno momento se arropa entre filosofía, humor y un poco de rock nacional.
Si bien la Venganza, según admite el propio Dolina, no tiene la misma repercusión que en otra época igualmente “es muy escuchado”, lo que demuestra que ha sabido recolectar una considerable cantidad de seguidores en todo el país. Son más de 30 años, en los que el programa se ganó un espacio desde el cual es querido por su capacidad de poder llevar reflexión y risas en poco más de hora y media.
“Es un gusto poder tenerlo en la provincia” señala sonriente uno de los espectadores, quien dijo seguir a Dolina desde hace años. “Tengo todos sus libros, lo he visto algunas veces en Buenos Aires pero tenerlo acá en Formosa es una oportunidad que no quise desaprovechar. Ojalá se repita”.
Incluso en el mismo hotel donde se alojó, Dolina intercambió unas palabras con una de sus seguidoras, quien al verlo en el lugar no dudó en saludarlo. “Soy de Buenos Aires. Lo sigo desde siempre y quise aprovechar para hablar con usted” se le escuchó decir a la turista que salió de su habitación del hotel, en cuyo hall encontró al “pensador incorruptible”, tal como es presentado en la Venganza será terrible.
Este sábado Dolina se presentó, acompañado por su clásica dupla de Jorge Dorio y Gillespie (Marcelo Rodríguez), con quienes recorrió momentos hilarantes al relatar desde costumbres japonesas y lo difícil que resulta entenderlas desde esta parte del mundo, hasta mitos de la creación de los indios Pampa en el cual las personas no seríamos más que simples monigotes de barro hechos por el Dios Chachao, impulsado por el aburrimiento y la creatividad.
Las charlas del trío hacían un intermedio para escuchar “Barro tal vez” de Spinetta y otras joyitas del rock nacional interpretadas por Martín y Alejandro Dolina (h) y Manuel Moreira y su Trío sin nombre, mientras Dolina acompañaba cada tanto con su teclado y voz, o bien Gillespie con su trompeta.
“Estos encuentros tienen un carácter más emotivo” sostuvo Dolina en una entrevista de la que participó NEA HOY en referencia a la “emoción de la visita”, horas antes de que comenzara el espectáculo sabatino en Formosa. “No solamente el público, también nosotros estamos más emocionados por el encuentro” sostuvo al evaluar su estancia en la capital formoseña, a donde no venía desde hace algunos años. “Esto a veces ocurre cuando hace mucho que no vamos”.
“La gente se acerca en mayor o menor medida y esto genera una responsabilidad” medita, mientras deja a sus declaraciones en medio de pausas, para contestar con una reflexiva calma. Al momento de hablar de los viajes que realiza con el ciclo, con el cual ha recorrido varias ciudades de la Argentina e incluso llegando a Uruguay admite no tener un análisis cerrado de cómo se ha mantenido la popularidad durante tantos años.
“Podría dar explicaciones positivas, pero la verdad es que no lo sé” dice, aunque lo cierto es que se puede notar el disfrute de poder compartir con quienes tal vez nunca pudieron tenerlo tan cerca. Ese gusto se ve en el programa que hubo en el Teatro de la ciudad, cada vez que con simpatía motivaba al público a que aplaudiera cada vez que Formosa era nombrada por el trío radial, o bien en las fotos que luego del programa se tomó con espectadores.
Durante la entrevista, recordó frases memorables, algunas de las cuales están relacionadas a la realidad política en general. “El día que vi quienes eran los enemigos del peronismo, ese día me hice peronista” es uno de los dichos, a los que se les trajo a colación.
Dolina ató sus palabras a su pasado y vivencias familiares y cómo en su casa había gran rechazo hacia el peronismo abiertamente pero también había cuestiones que no le cerraban. “Veía diferencias en lo que se decía y lo que se hacía” lo que fue generando un natural cuestionamiento ante lo que se presenciaba y por momentos un alejamiento.
Vale mencionar que Dolina nació en 1944, por lo que sus primeros 11 años transcurrieron durante el primer y segundo gobierno de Juan Domingo Perón.
Tal vez por ello, en sus consideraciones, se puede notar cómo la frase refiere a un momento puntual de su vida, lo que no necesariamente tenga que ver con el presente.
En ese sentido, siempre con una mirada penetrante y un punto de vista crítico, aclara que las afinidades tampoco borran los cuestionamientos a sectores que pueda sentir más cercanos.
De esta manera, el pensador incorruptible pasó y dejó la huella de su venganza al costado norte de la patria. Capítulo aparte fue la trompeta de Gillespie, que con el Trío sin nombre cerró el programa y la presentación con Hit the Road Jack, de Ray Charles en una interpretación que motivó a una ovación de pie.
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