En los últimos años algunos sectores vienen reclamando la independencia del Banco Central de la República Argentina como medida para solucionar los problemas de inflación del país.
Los argumentos a favor explican que al depender del ejecutivo, un Presidente puede verse tentado a justificar el gasto y el déficit fiscal a través de la emisión monetaria, devaluando la moneda y provocando inflación. Entonces, independizando al ente se quitaría al ejecutivo esta posibilidad, solucionando los problemas de inflación en el país.
El economista e investigador del CONICET Nicolás Dvoskin, en diálogo con NEA HOY, explica lo problemático que resulta pedir la autonomía de una institución que es clave para sostener la política económica de un país.
Si el gobierno de turno imprime billetes sin control, la plata cada vez vale menos y, como resultado, hay inflación. Desde nuestro espacio proponemos que el Banco Central recupere su independencia, cumpla sus funciones libremente y cuide la plata de los argentinos. pic.twitter.com/27jyDrOWUj
— María Eugenia Vidal (@mariuvidal) November 5, 2021
El Banco Central y la inflación
En principio, este argumento tiene dos problemas. El primero es que parte de la premisa monetarista, donde la inflación se explica solamente a través de la devaluación y podría frenar manteniendo el valor de la moneda. Esta premisa no comprende la multicausalidad del fenómeno inflacionario donde, por ejemplo, en Argentina llega al 50% anual con una devaluación menor al 20%.
Entonces, es falso que la inflación se solucionaría con la independencia del BCRA. De hecho, países en los que el Banco Central no depende del poder ejecutivo están hoy sufriendo procesos inflacionarios.
La principal tarea del Banco Central
El segundo problema del argumento es suponer que el único y principal propósito del Banco Central es proteger el valor de la moneda. Cómo explica Dvoskin, “la principal función del Banco Central no es la política monetaria, sino la regulación del sistema bancario, la definición de los parámetros de funcionamiento de los bancos comerciales”.
Estableciendo las normas de transparencia que tienen que cumplir los bancos comerciales, la composición de sus carteras y la fijación de tasas máximas y mínimas de determinadas variables, el Banco Central regula la actividad bancaria en el país procurando que la misma promueva el trabajo, el acceso a créditos para la producción, etc.
Esto, para el economista, suscita un problema mayor con respecto a su independencia: “Si decimos que queremos un Banco Central independiente del Gobierno, lo que queremos decir es que queremos un Banco Central de los bancos”.
“Los países que tienen un banco supuestamente independiente, los banqueros centrales suelen ser gente que responde a los bancos”, explica, “y son los bancos los que responden al Banco Central, con lo que en realidad estás hablando de gente que se regule a sí misma”.
Por eso, el economista concluye que detrás de los argumentos alrededor de la independencia del BCRA, asociada a la idea de autonomía y del mercado como mejor regulador de éstas variables, se esconde un reclamo de los bancos por desregular su actividad.
La importancia del Banco Central
Otro de los problemas con respecto a plantear una independencia del Banco Central es que la institución es demasiado importante como para no tener algún tipo de mecanismo democrático en la designación de su principal autoridad.
El BCRA no es, como se quiere instalar, una máquina de imprimir billetes. Cuando el BCRA decide cuáles son las tasas de interés, está decidiendo sobre una de las principales variables de la economía. Cuando el BCRA incide sobre el mercado cambiario está incidiendo sobre la economía.
#DataBCRA
Encontrá la lista de #PrincipalesVariables ▶️ https://t.co/g9kLloqEvL pic.twitter.com/dYdManebfZ— BCRA (@BancoCentral_AR) January 13, 2022
En un sistema como el argentino, en el que el Banco Central depende del ejecutivo, su principal autoridad es designada por un Presidente elegido democráticamente. En este sentido, la autoridad del BCRA tiene una representación indirecta del mandato popular, y esto se perdería con la independencia del Banco Central.
“Las tasas de interés y el tipo de cambio son variables fundamentales de la economía, es inaudito pensar que esas variables fundamentales tengan que estar bajo el control de un ente que no represente a la ciudadanía”, concluye Dvoskin, “entonces, en cierto sentido hay un ejercicio antidemocrático en plantear que la principal autoridad monetaria no dependa de un mecanismo de selección democrática”.
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