El Centro de Conservación Aguará funciona en Corrientes desde el 2013, con el objetivo de rescatar, rehabilitar y liberar a los animales que fueron dañados por el mascotismo o en su propio hábitat silvestre.
A partir de enero, quienes deseen visitarlo podrán hacerlo avistando los recintos en que se encuentran los animales en rehabilitación, y que esperan su liberación, o aquellos que forman parte del plantel estable del centro, que ya no pueden reintroducirse por distintas cuestiones.
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Cabe remarcar que, los animales, lejos de exhibirlos para entretenimiento o diversión, poseen historias propias y son parte de la riqueza que el centro aprovecha para compartir con cada visitante. Además, a partir de cada una de ellas, apuntan a educar y concientizar sobre el cuidado de la fauna que tiene la provincia.
El carayá Tolongo
La historia de Tolongo, el macho carayá que forma parte del plantel estable de Aguará, es una de las más impactantes ya que demuestra los graves daños que el mascotismo puede generar en los animales silvestres.
El mono, tal como contó a NEA HOY la Coordinadora del área de Difusión y Educación Ambiental de Aguará, Catalina Mancedo, no tiene el comportamiento típico de su especie, es decir, permanece continuamente en el piso, busca la presencia humana constantemente e incluso intenta tomar su mano.
Su condición es irreversible, por ello, Tolongo no puede liberarse en su hábitat natural. Sin embargo, tiene un rol fundamental a la hora de crear conciencia desde el Centro Aguará.
La yaguareté Tobuna
Otro de los animales que reciben a quienes visitan el centro y tienen una historia significativa para compartir es Tobuna; definida entre los miembros de Aguará como el emblema del regreso del yaguareté a Corrientes.
Se trata de una hembra que tiene alrededor de 20 años y que toda su vida vivió en cautiverio, por lo que nunca pudo ser liberada en los Esteros del Iberá. De igual modo, jugó un rol importante por ser el primer ejemplar de Yaguareté donado a la Provincia y así iniciar el sueño del regreso de la especie en Corrientes.
Tobuna es madre de Tania, la primera Yaguareté que tuvo cachorros en Corrientes: Aramí y Mbareté son los primeros cachorros correntinos.
“Hoy en día, como ya hizo todo lo que podía por la conservación de su especie, descansa tranquilamente y con todos los cuidados que necesita, en el centro; es una de las más mimadas y la gente tiene mucho interés por conocerla”, contó Catalina Mancedo.
La lobito de río Luisa
Otra de las historias apasionantes que atesora el Centro de Conservación Aguará es la de Luisa, la lobito de río que ya no puede volver a la vida silvestre, aunque estuvo en esa condición por mucho tiempo.
La intención inicial del Centro fue rehabilitarla y liberarla pero lo cierto es que por sus muchos años, una incapacidad visual y la falta de algunos dientes, tarde o temprano podrá ser depredada o morir al no poder buscar alimento o refugio seguro.
Otro aspecto que también es cierto es que Luisa tiene un rol esencial en Aguará ya que es mamá nodriza de dos ejemplares juveniles de su especie, rescatados hace pocos meses, siendo aún lactantes. Uno de ellos se encontró en la localidad de Mburucuyá y el otro en la zona del puerto capitalino.
Luisa les enseñó a ambos el comportamiento típico de la especie, de ese modo, dejaron de requerir la atención de los profesionales del Centro y aprendieron a comer y a cazar, y en pocos meses podrán liberarse.
Recintos vacíos
La guardaparque Catalina Mancedo contó, como anécdota que dejaron las semanas de visitas pre apertura del Centro de Conservación Aguará, que distintas personas manifestaron su sorpresa ante la escasez de algunas especies animales o de los “recintos vacíos”.
Esto fue un buen puntapié para educar a la ciudadanía e indicar que es ese el objetivo: que los recintos estén vacíos debido a la rehabilitación y liberación de todos los animales que permanecen en el centro, en sus hábitats naturales.
Sin embargo, hay un grupo de animales denominados el “plantel estable” del lugar, ya que no pueden reintroducirse en los hábitats por la falta de capacidad de adaptación a la vida silvestre.
Aguardar la reapertura
Mancedo explicó que, si bien no hay una fecha establecida en enero para la reapertura del Centro de Conservación Aguará, las visitas serán en grupos reducidos y los recorridos se harán con personas capacitadas en áreas como veterinaria, biología y educación ambiental, a modo de no afectar a los animales.
La guardaparques instó a la población a prepararse para vivir una experiencia formativa respecto a la importancia de cuidar a los animales silvestres y a verlos, ya no como un espectáculo para el entretenimiento, sino como parte de la naturaleza dañada, que hoy espera volver a la libertad, de la mano de numerosos profesionales que trabajan en Aguará.
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