Eva Duarte de Perón, o más conocida como Evita despertó tanta adoración como odio en las distintas clases políticas y la sociedad argentina. Para muchos fue la mujer que cuidaba de los sectores desprotegidos y necesitados. Para otros, representaba la hipocresía del poder.
Para esta casta, poco valía que construyese hospitales, haya sido la referente de las mujeres en la política y el sufragio en el país, entre otras acciones sociales encaradas desde la Fundación Eva Perón, que se dedicaba a la asistencia social, creó hogares, escuelas, la famosa Escuela de Enfermeras, entrega de máquinas de coser para costureras y proveedurías de alimentos.
Pese a la marginalidad de la alta sociedad argentina, sus acciones provocaron que el pueblo le tome cariño, la llamara Evita, y la consideraba uno de ellos. Eva Perón, exprimera dama de la Nación Argentina, murió un 26 de julio de 1952 con 33 años. La mujer apasionada e implacable fue víctima del cáncer; amada y odiada, se convirtió en leyenda pero dejó un legado.
La muerte de Evita es el recuerdo de un hecho que entristeció a los argentinos, pero así también, el robo de su cadáver embalsamado por un comando de la Revolución Libertadora el 22 de noviembre de 1955.
Los enemigos de Juan Domingo Perón se habían ensañado al punto de la profanación desapareciendo sus restos y negando noticias sobre su paradero. Pero 16 años después, un 3 de septiembre como hoy pero hace 50 años, en 1971, la “abandera de los humildes” regresaba junto a su marido para descansar en paz.
Aquella fecha, tras negociaciones que se extendieron durante años, le fueron restituidos a Juan Domingo Perón los restos de Evita; la devolución se concretó en la residencia del General en Puerta de Hierro, Madrid, donde permanecía exiliado tras ser derrocado en 1955 por la autodenominada Revolución Libertadora encabezada por el General Eduardo Lonardi y sustituido después por Pedro Eugenio Aramburu.
Tras más de una década y media en la que gran parte de la sociedad argentina preguntaba y reclamaba sobre el paradero del cadáver de Evita, que había sido parte de la batalla política, la restitución fue un mensaje de los enemigos de Perón: aparecía como un gesto de apaciguamiento, tras años de proscripción y persecución.
El cuerpo de Eva Duarte de Perón fue embalsamado por el médico español Pedro Ara Sarriá y depositado en el edificio de la Confederación General del Trabajo (CGT), en la calle Azopardo. Por orden del general Pedro Eugenio Aramburu, el jefe de inteligencia militar, el 22 de noviembre de 1955 un comando de la Revolución Libertadora irrumpió en la sede sindical y secuestró el cadáver.
El hecho disparó diferentes rumores sobre su destino: se decía que había sido incinerado o profanado. Lo cierto es que desde entonces Perón, exiliado en Paraguay antes de estar en otros países y migrar a España, no supo más sobre el paradero de los restos de Evita.
Fue recién en 1971 cuando el general Alejandro Lanusse organizó el “Operativo Retorno”. Trasladaron el féretro de Italia a Puerta de Hierro, en Madrid.
El ingreso del cadáver no fue fácil, entró con el nombre falso de María Maggi de Magistris. Ese nombre estaba en la lápida de la tumba en el Cementerio Mayor de Milán, donde estuvo sepultado desde el 13 de mayo de 1957. El cuerpo fue exhumado, llevado en un furgón a España y entregado a Perón en Puerta de Hierro.
El embalsamador Pedro Ara contó que un día después de la restitución del cadáver le sonó el teléfono. Era López Rega, de parte de Perón, que pedía verlo de urgencia. El hombre relató el impacto que sintió al ver el féretro abierto en el jardín de invierno al que fue conducido por Perón y su entonces esposa, Isabel Martínez.
Papaleo aseguró que el cuerpo tenía “algún deterioro, que Perón adjudicaba al odio que puede dividir un país”. “Perón sacaba conclusiones de eso”, que fue conformando un poco al Perón que volvió en 1972 y 1973, expresó Papaleo.
El periodista Osvaldo Papaleo, que había viajado a Madrid como enviado de Canal 9 al enterarse de que era inminente la restitución del cadáver, recordó en diálogo con Infobae: “Cuando entregan el cuerpo, se blanquea todo, dónde había estado”.
El cadáver de Evita llegó a Italia tras “una gestión que había hecho directamente el Vaticano con el Gobierno de entonces, con Pedro Aramburu, al cual le certifican que todo se iba a desarrollar en paz, y fue así, ella realmente descansó en paz, bajo otro nombre, lamentablemente, pero descansó en paz”, contó Papaleo.
el robo del cuerpo de Evita fue parte de la ofensiva desatada por la llamada Revolución Libertadora liderada por Aramburu para borrar todo vestigio de simbología peronista.
Recién en 1974, Perón ya Presidente, ordenó restaurar el cuerpo de Evita. El restaurador y taxidermista Domingo Tellechea, que en esa época era jefe del laboratorio de restauración del Museo de la Policía Federal Argentina, se ocupó de esa tarea.
Tres años más tarde, habiendo ya el General fallecido, la por entonces Presidenta Isabel Martínez de Perón ordenó repatriar el cuerpo de Evita. El 1º de julio de 1974, el cuerpo de Evita fue depositado en la cripta de Olivos, junto al de Perón. Poco después sería trasladado a la bóveda de la familia Duarte, en Recoleta. Hoy los restos de Evita y Perón están separados: uno se encuentra en Recoleta y el otro en San Vicente.
ADEMÁS EN NEA HOY:
Museo histórico de Formosa: memoria del tiempo, latido de generaciones
21 de agosto de 1946: la discusión en el Senado por el voto femenino
