Veronica Zuccarelli se colocó implantes de senos cuando acababa de ingresar a la facultad. En esa época era común que las quinceañeras, en vez de organizar una fiesta, les pedían a sus padres que les pagaran operaciones estéticas.
Según comentó en una entrevista con NEA HOY, ella siempre tuvo una contextura delgada. Por esto, durante su adolescencia creció acomplejada por las expectativas que se construían sobre el cuerpo de las mujeres, bombardeada por actrices y vedettes que aparecían en revistas y televisores recomendando a uno u otro cirujano y comentando lo felices que eran después de aumentarse los senos.
Viéndola sufriendo por estas inseguridades durante todo el secundario, su madre le sugirió la operación. En ese contexto, a nadie le pareció extraño que la solución a sus problemas fuese someterse a una cirugía que cambiara su cuerpo.
La operación
Como oferta de servicios, la colocación de implantes de senos aparecen siempre en la categoría de cirugías estéticas, pero estirarse las mejillas o removerse el tabique es muy diferente a introducirse por debajo del músculo dos bolsas de silicona que el cuerpo probablemente deba recubrir con un tejido fibroso para protegerse.
Cuando Verónica finalmente tomó la decisión, acudió con su madre al sanatorio de un renombrado cirujano plástico. Aprovechó la instancia de consulta para sacarse los miedos y despejar todas las dudas.
El cirujano, que hasta hoy sigue atendiendo y colocando implantes a chicas y adolescentes, le explicó en aquel entonces que se trataba de una operación muy sencilla, que duraría unos 45 minutos y que después de eso podría volver a su casa caminando. Se lo explicó como si se tratara de una intervención reparatoria con el que se solucionaría su “problema” y hasta aprovechó para sugerirle una rinoplastía.
No le dijo que tendría que hacerse controles anuales para verificar la cápsula fibrosa y prevenir la aparición de nódulos y hasta negó cuando Verónica le preguntó si debería cambiarse los implantes de senos pasado cierto tiempo.
No le advirtió que el tejido con el que su cuerpo encapsularía los implantes podría endurecerse hasta deformar las mamas, y que aún después de someterse a varias intervenciones para solucionar los inconvenientes que surgirían después de la operación, seguiría encontrando dificultades para llenar sus pulmones y sintiendo a donde vaya el peso de cargar con esos objetos extraños en su cuerpo.
El postoperatorio y la decisión de quitárselos
Verónica transcurrió los dos meses después de la operación con mucho dolor. Debió someterse a otras cirugías para tratar los dolores y complicaciones, y al recuperarse siguió sintiendo la molestia de tener dos artefactos extraños en su cuerpo.
Sin embargo, después de haber pasado por todo ese calvario, vivió mucho tiempo sin decir que se arrepentía de su decisión. Tenía miedo de quedar como la niña caprichosa, que después de tanto tiempo, dinero y esfuerzo invertido para ponerse las prótesis, resulta que se las quería sacar. Pero cada vez que se acostaba, que hacía ejercicios o se iba a tomar el colectivo, las sentía como una molestia.
Sufría cada vez que se tenía que hacer los controles. Mientras sus amigas decían que la envidiaban por haber tomado esa decisión, ella debía hacerse mamografías con una técnica especial en la que debían desplazar la prótesis para colocar la mama en el mamógrafo, para después de tres o cuatro intentos tener que hacerse de todos modos una resonancia magnética porque el brillo de la prótesis no dejaba ver los resultados de la mamografía.
La importancia de hablar el tema y el acceso a la información
Poco a poco se fue animando a expresar su descontento. Cada vez que sus amigas le confesaban sus intenciones de colocarse implantes de senos, les advertía con su experiencia sobre los problemas y complicaciones que podrían tener. En aquel momento sus amigas se sorprendían, no se esperaban que alguien que tuviera prótesis les diga que no se las ponga. Hoy, con más información al respecto, le agradecen su honestidad.
Cuando se acercaba el momento en que debía cambiarse los implantes de senos, Verónica empezó a sentir más y más molestias. El miedo que le producía volver a pasar por el mismo calvario la hizo tomar la decisión de sacárselas definitivamente.
Sin embargo, aunque la red explotaba información sobre la colocación de los implantes de senos, en ese momento no existía mucha información para mujeres que quisieran sacárselos. Fue en esa búsqueda que dio con el video de otra mujer, llamada Angie Monasterio, que advirtiendo sobre los peligros de los implantes recomendaba unirse al grupo “Enfermedades de Implantes mamarios”.
Compartiendo información y experiencias con otras mujeres que estuvieron en su situación pudo encontrar profesionales confiables con quienes atravesar la operación.
Finalmente, después de hacerlo, se sacó una foto con los implantes fuera de su cuerpo y lo subió a sus redes compartiendo su experiencia. El mensaje era claro, no está en contra de que las mujeres se coloquen implantes de senos, pero tienen el derecho de obtener toda la información científica necesaria para tomar esa decisión.
En su posteo llovieron mensajes de apoyo y de mujeres que le agradecían su valentía. Algunas incluso manifestaron tener fecha para sus operaciones, pero que habían decidido posponerlas hasta tener toda la información posible y contrastarlas para tomar la mejor decisión para sus cuerpos y su salud. Otras, dijeron haber pasado por lo mismo y alentaron a seguir transmitiendo experiencias que puedan ayudar a otras mujeres como ella.
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