En América Latina se han perdido casi 800.000 vidas por el COVID-19 desde el inicio de la pandemia, con los primeros casos llegados desde otras latitudes del mundo hace poco más de un año.
A partir de ese momento, la enfermedad no ha hecho otra cosa que avanzar, agotar recursos y obligar a los gobiernos nacionales a tomar medidas sanitarias que impactaron en ámbitos sociales y económicos.
Si bien las cuarentenas estrictas como la de gran parte del 2020 fueron reemplazandose por otras estrategias más “inteligentes”, hay muchos países de la región que tomaron la decisión de volver a la rigurosidad e imponer restricciones de todo tipo.
Las medidas tomadas para evitar los contagios tienen otros matices. Con el aliciente de la experiencia previa del año pasado, hay un malestar generalizado en las distintas sociedades.
Actualmente, países como Paraguay, Chile, Perú, Venezuela, México y, por supuesto, Brasil, viven el pico de contagiados por la enfermedad. El caso de Chile sorprende al mundo, ya que es uno de los países más avanzados en términos de vacunación masiva. En pocas semanas, el país andino inmunizó a casi un cuarto de su sociedad priorizando a los médicos y adultos mayores.
Pero esto no fue una solución, al menos a corto plazo, para los masivos contagios y saturación del sistema de salud. Los casos positivos han alcanzado números alarmantes y provocó que Sebastián Piñera, Presidente de la República, decida restringir las actividades en toda la zona metropolitana del país, donde vive el 70% de la población y se encuentra su mayor polo industrial.
Por su parte, Paraguay tiene el 100% de las camas de terapia intensiva ocupadas, con faltante de medicamentos y una dependencia casi absoluta de donaciones de vacunas para poder continuar con su campaña de vacunación.
El Presidente, Mario Abdo Benítez, tuvo que tomar medidas restrictivas, limitando casi al máximo la movilidad desde el 27 de marzo hasta el 4 de abril con el objetivo de parar la circulación de las personas durante Semana Santa. Además, las clases presenciales están suspendidas.
Estas decisiones tuvieron una recepción negativa de parte de distintos sectores, especialmente los servicios ya que argumentan que estas fechas son claves para la recaudación. Se cree que 3.500 paraguayos perderán sus trabajos en este periodo de cuarentena.
Venezuela hizo lo propio: al haber detectado una fuerte circulación viral de la cepa de Manaos en Caracas, el presidente Nicolás Maduro ordenó una cuarentena estricta y total en todo el territorio nacional.
Este país está negociando por más vacunas, ya que tiene aseguradas varios millones del producto ruso Sputnik V pero pretende adquirir más negociando con su moneda de cambio más fuerte: el petróleo.
Lo cierto es que los países latinoamericanos se vieron forzados a seguir restringiendo actividades. Uruguay tuvo que limitar el ingreso de personas a su territorio, suspender las clases presenciales y enviar a trabajar desde sus domicilios a todos los trabajadores estatales.
Argentina si bien no limitó la movilidad interna dentro del país, canceló vuelos desde México y Brasil para evitar la propagación de nuevas cepas.
Por su parte, Brasil, sigue irresoluto y sumido en la peor crisis sanitaria de su historia, con colapsos hospitalarios y más de 300.000 muertos por la enfermedad, siendo una amenaza epidemiológica para su vecinos por la alta circulación viral y los pocos cuidados sanitarios.
¿Cómo está la situación en Europa?
En el viejo continente la tercera ola golpea fuerte a los países. Francia aisló a toda París por masivos contagios y la aparición de una nueva variante del virus llamada “Cepa de Britannia”.
España, extenderá hasta el 30 de abril sus medidas restrictivas que incluyen la prohibición de ingreso de viajeros no esenciales a su país.
Italia tiene a más de medio país bajo el denominado “Lockdown” que significa un cierre total de actividades. En efecto, podemos enumerar una serie de países que van cerrando sus puertas para evitar el colapso en sus distintos sistemas sanitarios.
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Vacunación en Paraguay: en total dependencia de las donaciones extranjeras