La Argentina de 2025 enfrenta una paradoja laboral preocupante: mientras los trabajadores recuperan participación en la distribución del ingreso nacional, la calidad del empleo se deteriora a pasos agigantados. Los datos oficiales revelan una realidad que golpea directamente a millones de familias: tener un trabajo ya no garantiza poder cubrir las necesidades básicas.
Según el último informe del INDEC sobre la cuenta de generación del ingreso, en el primer trimestre del año los asalariados mejoraron su participación en el valor agregado bruto hasta alcanzar el 49,1%, un crecimiento de 4,92 puntos porcentuales respecto al mismo período de 2024. Sin embargo, esta recuperación estadística oculta una realidad más compleja y preocupante.
en un trabajo resolviendo cosas de otro trabajo y ahora yendo al otro trabajo donde tendre que irme tmb a comprar cosas para el otro trabajo de mañana el pluriempleo es en si misma tambien una problematica de salud y nadie va a poder atajar lo que desencadene
— Eliana. (@EliTrombini) July 17, 2025
El pluriempleo como estrategia de supervivencia
El fenómeno más alarmante es el crecimiento exponencial del pluriempleo. Según datos del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), actualmente 2,4 millones de argentinos tienen más de un empleo, lo que representa el 12,4% de la población trabajadora, un récord histórico que no para de crecer desde 2016.
«No son workaholics, son sobrevivientes», define con precisión el economista Claudio Lozano al analizar este fenómeno. Los datos son contundentes: en el cuarto trimestre de 2024, quienes tienen múltiples empleos trabajaron en promedio 84,5 horas semanales, equivalente a 16,8 horas diarias.
La construcción es uno de los sectores donde este fenómeno se manifiesta con mayor intensidad. El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción (SITRAIC) advierte sobre «el agravamiento de la situación laboral en el sector», marcado por el crecimiento del pluriempleo y la extensión de las jornadas laborales. «El salario no alcanza en un trabajo, lo que obliga a muchos trabajadores a tomar dos o más empleos para subsistir», señala la entidad.

La precarización como denominador común
Los números oficiales confirman un mercado laboral cada vez más fragmentado. Mientras los asalariados registrados cayeron 0,6% en el primer trimestre, los no registrados crecieron 0,8% y los trabajadores por cuenta propia aumentaron 4,7%. Esta tendencia revela que el «refugio» ante la caída del empleo formal privado se encuentra en trabajos más precarios e informales.
La consultora Equilibra destaca que «el cuentapropismo lidera el crecimiento del empleo», funcionando como válvula de escape frente a una realidad laboral cada vez más hostil. Esto se explica porque en el contexto actual, existen muchas plataformas como Uber o Rappi que terminan sirviendo como colchón para aquellos que pierden sus trabajos o necesitan otras fuentes de ingreso.
El problema es que, aunque esto evite que aumente aún más la desocupación, genera un corrimiento hacia los empleos informales, autónomos y más precarizados, que tienen consecuencias no solo en la seguridad y el poder adquisitivo de las familias sino en la sostenibilidad del sistema de jubilaciones y servicios públicos.

Este corrimiento hacia formas de trabajo más precarias también se refleja en las horas trabajadas: mientras los asalariados registrados trabajaron menos horas (-0,3%), los no registrados y cuentapropistas aumentaron significativamente sus jornadas (1,8% y 6,6% respectivamente).
El espejismo de la recuperación salarial
Los datos oficiales desmienten las celebraciones gubernamentales sobre el crecimiento del 7% en los salarios percibidos entre 2023 y 2024. Ese incremento no se debe a un aumento del salario real, sino al dramático aumento de las horas trabajadas por persona. Es decir, los trabajadores no ganan más por hora, sino que trabajan muchas más horas para mantener un ingreso que apenas les permite subsistir.
La raíz del problema se encuentra en la brutal pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Según la Defensoría del Pueblo de Formosa, el Salario Mínimo Vital y Móvil perdió cerca del 31% de su capacidad de compra desde fines de 2023. Un relevamiento realizado en supermercados locales demuestra que se necesitan más de 24 horas de trabajo para comprar solo 10 productos esenciales.

La cuenta es demoledora: con el salario mínimo actual de $317.800 mensuales y un valor por hora de $1.589, una canasta básica de productos como aceite, arroz, harina, huevos, pan, leche, yerba y un kilo de carne alcanza los $38.363. Esto significa que una familia necesita tres días completos de trabajo solo para adquirir estos productos básicos.
Impacto en las familias argentinas
Esta realidad laboral tiene consecuencias directas y devastadoras en la vida familiar. Gastón Vilachán, gerente de Talento de Ceta Capital Humano, explica que el pluriempleo «es una respuesta adaptativa frente a la economía actual, donde la búsqueda de ingresos adicionales no es solo una tendencia sino una realidad necesaria para muchas familias que enfrentan la pérdida de poder adquisitivo».
El grupo etario más afectado es el de 31 a 40 años, que concentra la mayor carga horaria semanal con 39,1 horas promedio, seguido por la franja de 41 a 50 años con 38,6 horas. Según la Encuesta Permanente de Hogares, el 20,9% de las personas con estudios universitarios o terciarios tienen dos o más trabajos.
Trabajar hasta 16,8 horas diarias tiene efectos devastadores en la salud mental de los trabajadores y destruye la vida familiar. Los especialistas en salud laboral advierten sobre el aumento de casos de estrés crónico, depresión y burnout entre quienes mantienen múltiples empleos. La sobrecarga laboral no solo reduce el tiempo disponible para el descanso y la recreación, sino que limita drásticamente las posibilidades de los padres de acompañar el crecimiento de sus hijos, generar vínculos familiares sólidos y mantener relaciones sociales saludables.
Un modelo insostenible
La combinación de pérdida de empleos formales (más de 100.000 puestos perdidos desde fines de 2023), crecimiento de la informalidad (del 41,4% al 42% en 2024) y extensión de jornadas laborales configura lo que los especialistas definen como «un modelo insostenible en términos sociales y laborales».
Los datos del INDEC muestran que actualmente hay al menos 8,4 millones de trabajadores en situación de informalidad, mientras que entre los asalariados, el no registro llega al 36,1% y entre los no asalariados alcanza al 56,9%.
1. Se cumplen 500 días del gobierno de La Libertad Avanza. La represión de la protesta social fue uno de sus puntos salientes. El Instituto de Estudios y Formación de la CTA @iefctaa armó un informe con mucha data. Van los principales hallazgos en un hilo
— Luis Campos (@luiscampos76) July 18, 2025
Esta expansión de la economía informal genera un problema estructural adicional: la erosión de la base contributiva del sistema previsional. Con menos trabajadores formales aportando al sistema jubilatorio, se compromete gravemente la sostenibilidad de las pensiones actuales y futuras, creando un círculo vicioso donde la precariedad laboral de hoy se traduce en pobreza en la vejez.
Perspectivas futuras
El panorama no parece mejorar en el corto plazo. La productividad apenas creció 1% interanual posdevaluación, lo que limita el margen para sostener cualquier mejora distributiva. En este contexto, el pluriempleo se consolida no como una elección sino como una necesidad de supervivencia para millones de familias argentinas.
La pregunta que queda planteada es si este modelo de «supervivencia individual y fragmentación extrema» puede sostenerse en el tiempo, o si eventualmente colapsará bajo el peso de sus propias contradicciones, llevando a una crisis social de proporciones aún mayores. Mientras tanto, la realidad cotidiana de millones de argentinos se resume en una ecuación simple pero dramática: un trabajo ya no alcanza para vivir con dignidad en el país.