El gobierno de Javier Milei acumula una deuda con organismos internacionales que incluye principalmente un nuevo acuerdo con el FMI por una facilidad extendida (EFF) de 20.000 millones de dólares, de los cuales 15.000 millones son desembolsos de libre disponibilidad para 2025.
Además, se suman préstamos de otros organismos internacionales por alrededor de 6.100 millones de dólares, totalizando aproximadamente 26.100 millones de dólares en nuevos créditos externos pactados en este período. Estos incluyen el Banco Muncial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
En términos generales, la deuda pública total del gobierno de Milei ha aumentado en torno a 94.000 millones de dólares en 2024, alcanzando cerca de 464.000 millones de dólares, aunque gran parte del crecimiento se debe a deuda en pesos y ajustes de valuación. La deuda con organismos internacionales forma parte de este total, pero no es el único componente.

Vencimientos
Lejos de acumular más reservas, el gobierno ya comenzó a utilizar el nuevo colchones de dólares para pagar vencimientos de compromisos que vencen este 2025. El grueso lo tiene en estos meses de mayo y junio, en los que el gobierno enfrentará vencimientos por 16 y 13 billones de pesos respectivamente (14 y 12 mil millones de dólares aproximadamente).
Luego de esto, el vencimiento más alto que enfrenta es en el mes de agosto, que deberá pagar o refinanciar 7,8 billones, mientras que durante los otros meses los vencimientos son por debajo de los 5 billones a excepción de diciembre, que deberá afrontar vencimientos por 18 billones.
La mayoría de los vencimientos de este año corresponden a títulos en Lecaps y Boncer, que el gobierno podría llegar a refinanciar y redistribuir entre los meses previos a las elecciones o bien para el 2026, con mayor tasa de interés. El problema es que este esquema dificulta el cumplimiento de uno de los puntos más importantes del acuerdo con el FMI, que le exige a la Argentina la acumulación de 4 mil millones de dólares de reserva para fin de año.

Dificultades en la acumulación
A pesar de haber aplicado el «ajuste más grande de la historia» y haber conseguido superávits en gran parte de los meses en ejercicio, el gobierno de Javier Milei no ha podido acumular dólares más allá de los brindados por el blanqueo en el 2024 y los brindados por organismos internacionales el 2025.
Esto se debe, principalmente, al atraso cambiario: el dólar oficial se mantuvo relativamente bajo mientras que la inflación y los precios internos subían más rápido, lo que afectó la competitividad de las exportaciones y encareció las importaciones. Esto genera poca competitividad de las empresas argentinas, que generan menos exportaciones, y menos inversiones por lo poco atractivo que resulta invertir por lo elevado en dólares que están los precios en el mercado interno.
Este atraso cambiario generó desequilibrios en la balanza comercial, deteriorando la generación genuina de dólares y presionando las reservas del Banco Central, que tuvo que intervenir vendiendo dólares para contener la cotización del dólar paralelo o «blue«, que llegó a subir hasta 50% por encima del oficial. Pero además, influyó la continuidad de los esquema cambiario, que requiere reservar dólares del Banco Central para venderlos baratos a importadoras y exportadoras.
La política de «crawling peg» (devaluación mensual del dólar oficial en torno al 2%) y la reducción gradual de tasas de interés buscaban estabilizar la economía, pero la presión de la demanda de dólares para importaciones y la incertidumbre cambiaria generaron una salida de reservas. También influyó el contexto externo, con presiones globales sobre monedas emergentes y riesgos asociados a la deuda y refinanciamiento.
Entre enero y abril de 2025, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) debió vender aproximadamente 2.400 millones de dólares para mantener el precio del dólar y contener la presión cambiaria. En febrero, el BCRA vendió cerca de 1.500 millones de dólares en intervenciones en el mercado cambiario, en marzo, la entidad vendió alrededor de 1.637 millones de dólares en apenas diez ruedas y antes del levantamiento del Cepo se vendieron otros 600.
El nuevo esquema
Por las dificultades de acumular reservas que generaba el esquema cambiario anterior, el gobierno impuso un nuevo esquema en el que el precio del dólar flotará entre las bandas de $1000 y $1400 dependiendo de la demanda. Si sube por encima de los $1400 el Banco Central intervendrá vendiendo dólares de su reserva para volver mantenerlo dentro de la banda y, si baja a los $1000, podrá comprar y acumular reservas hasta volver a ponerlo sobre ese precio.
Esto, en teoría, permitiría al gobierno acumular reservas en los períodos en que haya menos demanda de dólares, cuando el precio toque la banda más baja de $1000. Sin embargo, ya en la primera semana apareció un factor que atenta contra estos planes.
En la jornada en la que el dólar llegó a su valor más bajo, llegó una orden de compra por 500 millones de dólares si el precio llegaba a $1050. Esto puso un piso al precio incluso antes de que llegara a la banda que le habría permitido al Banco Central acumular reservas.
Analistas especulan que algunos bancos podrían adelantarse y comprar dólares inmediatamente antes de que el dólar toque la banda inferior a sabiendas de que, cuando el BCRA compre, el dólar volverá a subir y podrán venderlos generando una diferencia. El problema es que esta maniobra evitará que el BCRA acumule reservas en el futuro.
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