Este año la motosierra en el PAMI dejó a muchos jubilados correntinos sin la cobertura total de los remedios que necesitan para tratamientos, dolores crónicos o distintos problemas de salud y, si necesitan asesoramiento, ahora se encontraran con que muchos de los administrativos que antes se dedicaban a ayudarlos, contenerlos, y asesorarlos en cada trámite, no están en sus escritorios.
Este es el caso de Celia Amancay Gauna, administrativa del PAMI en Mburucuyá que el lunes se enteró que la habían echado de su trabajo, a pocas semanas de navidad, y en pleno periodo de lactancia de su quinto hijo. Amancay se comunicó con NEA HOY para hablar sobre su despido, un hecho que no solo afecta a ella y su familia, sino a todos los afiliados de la localidad.
El trabajo
Amancay comenzó a trabajar como administrativa del PAMI en el 2022 para encargarse de la atención de los afiliados. Se le ofreció la vacante después del fallecimiento de uno de los trabajadores de allí, y ella aceptó con gusto.
A pesar de su formación académica, que incluye ser profesora de biología y estar en proceso de completar un profesorado a nivel superior, la situación laboral en su localidad es complicada en una localidad pequeña como Mburucuyá. La alta competencia y la escasez de oportunidades en la docencia hacen que conseguir un empleo sea un reto constante que aumenta cuando uno va pasando los 40 y ya nadie te quiere contratar.
Por eso Amancay sintió un gran alivio cuando consiguió quedar en el PAMI, más teniendo en cuenta que su marido había quedado sin trabajo y esto aumentó la presión económica sobre su familia. Por eso, desde el primer día quiso ser lo más servicial posible y realizar las tareas con la mayor diligencia.
El trabajo es arduo, ya que la oficina solo cuenta con dos administrativas para atender a todos los afiliados de Mburucuyá, por lo que deben aprender a realizar múltiples tareas para cubrir las demandas de la comunidad. La demanda creció aún más los últimos meses, ya que la queta de los subsidios a los medicamentos desbordó la oficina de jubilados haciendo consultas y pidiendo asesoramiento para realizar los trámites del subsidio.
A pesar de ello, Amancay se tomaba el tiempo necesario para explicar a cada afiliado los procedimientos y resolver sus inquietudes, llegando temprano y quedándose después de hora para ayudar a su compañero. Amancay siguió trabajando mientras estaba embarazada de su quinto hijo, yendo a la oficina casi hasta el día del parto, en enero de este año.
Por ley, a Amancay le correspondió tres meses de licencia luego del parto, y luego de esto, un periodo de lactancia hasta que su niño cumpla el primer año de vida, en el que ella debía ir a trabajar, pero tenía periodos de descanso cada hora para poder guardar la leche que su hijo tomaría después.
Estos fueron los periodos más ajetreados en el trabajo. Cada vez que desde el gobierno nacional se anunciaba un nuevo recorte a las prestaciones del PAMI, la oficina de Mburucuyá desbordaba de afiliados que buscaban asistencia y asesoramiento y Amancay debía quedarse más tiempo y resignar muchas de sus descansos de lactancia.
Estando en periodo de lactancia, ella debió asistir todos los días a jubilados que, sin poder pagar todos los medicamentos con su jubilación, buscaban alguien que escuche sus reclamos y los asesoramiento sobre los medicamentos.
Además de eliminar la cobertura total de muchos remedios, ahora el nuevo plan solo cubre 4 medicamentos a aquellos que cobren menos de una jubilación mínima y media. La mayoría de las mañanas Amancay debía contener a los jubilados y, sin un médico presente, ayudarlos a elegir cual cuatro de los medicamentos que necesitaban serían los más esenciales para seguir viviendo.
Un jubilado se rociócon combustible adentro del #PAMI en reclamo por el recorte de medicamentos.
El hombre fue atendido rápidamente por servicios de emergencia y está fuera de peligro.
«La gente está desesperada, necesita los remedios para hoy», dijo Luque, delegado UPCN. pic.twitter.com/ogQjHLqEO5— Pierina Propato (@Pierinapropato) December 5, 2024
El despido
La oficina de Mburucuyá depende de la central del PAMI que se encuentra en la ciudad de Corrientes. Sin embargo, Amancay cuenta que desde el nuevo gobierno la comunicación entre nación y la oficina correntina se encuentra bastante cortada, y muchas veces no le informan a tiempo o no se enteran de las nuevas medidas o trámites con los que deben asesorar a los afiliados.
Por eso, si bien se rumoreaba por lo bajo que podrían haber recortes de personal en la provincia, Amancay debió enterarse este Lunes que la dejaron sin trabajo, en vísperas de navidad y aún en su periodo de lactancia.
Esa mañana llegó a las a la oficina a seis, como todos los días, prendió las computadoras e intentó entrar al sistema, pero su usuario no ingresaba. Lo intentó desde la computadora de su compañera, pero tampoco pudo ingresar. Se comunicó con sus coordinadores en Corrientes para enterarse que allá otros tres empleados estaban teniendo el mismo problema.
Amancay se empezó a preocupar, pero hizo lo que pudo para seguir atendiendo a la gente durante la mañana, gestionando los turnos en papel y asesorando a los jubilados sobre los medicamentos. A la media mañana pasó lo que temía, el chico del correo llegó para entregarle su telegrama de despido.
Así y todo, siguió atendiendo unas horas más. La oficina estaba abarrotada de afiliados que no sabían como iban a hacer para seguir costeando sus remedios, y sus compañeros no daban abasto. Además de reducir el poder adquisitivo de los jubilados y quitarles la cobertura total de sus medicamentos, ahora el gobierno había reducido a la mitad la cantidad de personas que pudieran asesorarlos.
Presentan un amparo contra el recorte en la cobertura de Pami.
Entre los requerimientos para tramitar el nuevo subsidio social, se exige que el beneficiario no perciba más de $390.000 mensuales, no esté afiliado a una prepaga y no tenga un automóvil de menos de 10 años.… pic.twitter.com/u5M8XPdNhv
— De Acá en Más (@DeAcaEnMasOk) December 9, 2024
Para el mediodía la angustia se hizo insoportable y Amancay volvió a su casa. En la semana habló con un abogado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), porque según el convenio colectivo de trabajo el periodo de lactancia es una instancia en la que no se le puede despedir a la trabajadora.
Sin embargo, aunque Amancay llegara a incorporarse por su despido injusto, la motosierra podría caer sobre otra persona, y esto dejaría a los jubilados de otra localidad sin alguien que esta dispuesto a escucharlos y ayudarlos en esta situación difícil.
Mientras que por un lado los obligan a realizar un trámite para seguir manteniendo los medicamentos, del otro lado reducen el personal que pueden ayudarlos a realizar este trámite que, para muchos, es necesario y urgente para seguir con vida.
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