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Viernes 12 de septiembre de 2025
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La interna de la CGT: ¿una fractura irreversible o una crisis transitoria?

La Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los pilares más influyentes del movimiento sindical argentino, vive una de sus crisis internas más profundas en décadas. La creciente tensión entre el sector dialoguista, encabezado por figuras como Héctor Daer y Carlos Acuña, y el ala combativa liderada por Pablo Moyano, ha dejado al descubierto las fracturas de la central

La Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los pilares más influyentes del movimiento sindical argentino, vive una de sus crisis internas más profundas en décadas. La creciente tensión entre el sector dialoguista, encabezado por figuras como Héctor Daer y Carlos Acuña, y el ala combativa liderada por Pablo Moyano, ha dejado al descubierto las fracturas de la central

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La Confederación General del Trabajo (CGT), históricamente uno de los actores más poderosos y decisivos en la política argentina, atraviesa uno de los momentos de mayor tensión en su historia reciente. La interna entre los sectores dialoguistas de la central y el ala combativa, encabezada por el líder camionero Pablo Moyano, ha escalado con acusaciones mutuas que reflejan la crisis en la que se encuentra la cúpula sindical.

¿El detonante? Los que creen que conversar con el Gobierno de Javier Milei sirve de algo y aquellos que sostienen una posición más dura y combativa. En medio de este conflicto, la posibilidad de una ruptura de la CGT se encuentra sobre la mesa, aunque algunos dirigentes minimizan la situación, asegurando que no se trata de un quiebre definitivo.

El ala combativa

Pablo Moyano, hijo del histórico líder sindical Hugo Moyano, ha sido uno de los principales críticos del acercamiento de la cúpula cegetista al gobierno de Javier Milei. Desde siempre, Moyano ha considerado que las charlas con el oficialismo son inútiles, que las promesas son vacías y que, en última instancia, el diálogo no sirve para mejorar las condiciones de los trabajadores.

En sus declaraciones más recientes, Moyano expresó su enojo con el sector que ha optado por la vía del diálogo con el Ejecutivo. Criticó las gestiones de los sindicalistas que se han sentado a la mesa con los funcionarios del gobierno, diciendo que fueron puros fracasos. Uno de los ejemplos que usó fue la negociación por los artículos de la reforma laboral que afectaban directamente a su gremio. “El diálogo no sirvió de nada”, denunció Moyano

El conflicto interno se agudizó con las recientes declaraciones de Moyano, quien no sólo manifestó su descontento, sino que también puso en duda su permanencia en la CGT: “Después del 30 de octubre veremos si continuamos”, aseguró. Ese día los gremios de transporte harán un paro general en todas sus ramas.

Pablo Moyano fue reelecto como vicepresidente de la Federación Internacional del Transporte.

La reacción del sector dialoguista

En el otro extremo de la interna, el ala dialoguista de la CGT, encabezada por figuras como Héctor Daer, Carlos Acuña y Andrés Rodríguez, ha optado por llamarse a silencio. Aunque están al tanto de la gravedad de la situación, este lado ha intentado, en los últimos días, calmar las aguas y asegurar que la unidad de la central no está en peligro.

Desde este sector, aseguran que las diferencias entre los dirigentes no son tan profundas como se las presenta. Afirman que las declaraciones de Moyano son parte de una estrategia para endurecer la posición del sindicalismo, pero que en el fondo, el líder camionero no está buscando una ruptura definitiva de la CGT.

En privado, los dirigentes más moderados creen que la división “no le conviene a nadie” y que, a pesar de los episodios tensos, la sangre no llegará al río. Sin embargo, también reconocen que la situación es delicada y que se requerirán múltiples conversaciones para evitar una fractura irreversible.

En cuanto a la posibilidad de un paro general, la mayoría de los líderes dialoguistas rechazan esta opción. Consideran que esta herramienta de lucha debe ser utilizada con cautela, ya que podría desgastar al movimiento obrero. En este sentido, sostienen que ya han convocado a 2 paros en menos de un año y que un tercer paro, en el contexto actual, podría resultar contraproducente, tanto para la central como para el propio gobierno.

Héctor Daer, de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad de Argentina y Carlos Acuña del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio.

El portazo de Mario Manrique

El malestar de la cúpula cegetista no se limitó solo a las críticas de Pablo Moyano. El sindicalista Mario “Paco” Manrique, secretario gremial de la CGT y dirigente del gremio SMATA, también decidió hacer pública su disconformidad con el rumbo que ha tomado la central. Manrique, quien ha sido un crítico constante de la conducción de la CGT, dio el portazo esta semana y anunció su renuncia a su cargo.

“Me voy. Renuncio a mi cargo, no me siento identificado. Uno no se puede sentar a dialogar con sus verdugos. Al verdugo se lo enfrenta”, declaró Manrique en una entrevista radial. Su salida no fue una sorpresa para quienes siguen de cerca los movimientos internos de la CGT.

Desde hace meses, Manrique había expresado su malestar con la falta de comunicación y transparencia en la central, así como con la estrategia de dialogar con el gobierno de Milei, al que considera responsable de las políticas que afectan a los trabajadores. Manrique también cuestionó la falta de un proyecto claro por parte de la CGT.

Aseguró que la central se ha vaciado de contenido, transformándose en un grupo reducido de dirigentes que toman decisiones a espaldas de las bases. Hace días, Manrique anunció su renuncia porque “la CGT se convirtió en 4 o 5 dirigentes que discuten a escondidas”, al criticar a los dialoguistas que negocian con el Gobierno.

Mario Manrique, dirigente del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor.

El escenario de la ruptura: ¿cómo se perfila el futuro de la CGT?

A pesar de los anuncios de renuncia y las amenazas de salida de algunos dirigentes clave, la mayoría de los dirigentes de la CGT, particularmente los más cercanos a los sectores denominados “Gordos” e “Independientes”, minimizan el impacto de estas dimisiones. Desde este grupo, aseguran que la salida de Manrique no tendría grandes repercusiones, y que si Moyano decide seguir sus pasos, su alejamiento tampoco significaría un quiebre total de la central.

En este sector, algunos dirigentes sostienen que la situación de crisis es más una crisis de liderazgo que una crisis de estructura. Aseguran que la organización de la CGT, con su estructura de poder basada en los sindicatos más poderosos del país, no se verá afectada por las renuncias individuales de algunos dirigentes. De hecho, en caso de que Moyano decida efectivamente dejar la conducción de la central, los gremios más fuertes y organizados de la CGT continuarían con su funcionamiento, con o sin la presencia del líder camionero.

La tensión política y la interna del peronismo

Más allá de la pelea interna de la CGT, las tensiones que atraviesan la central están íntimamente ligadas a la situación política del país. El acercamiento de los sectores dialoguistas de la CGT con el gobierno de Milei y las críticas de la oposición interna de la central coinciden con un panorama político marcado por la incertidumbre y la incertidumbre de la interna Partido Justicialista.

El sector de los “Gordos” e “Independientes” de la CGT ha mantenido un perfil bajo en relación a la interna peronista, pero es claro que sus preferencias se inclinan hacia el gobernador Axel Kicillof como la figura con mayor potencial para liderar el peronismo en las elecciones de 2025. En cambio, las críticas de este grupo a Cristina Kirchner son evidentes, aunque no siempre se animan a hacerlas explícitas.

En este contexto, la central obrera se encuentra en un dilema: por un lado, debe lidiar con las presiones del gobierno de Milei, que avanza con su programa de ajuste económico; por el otro, enfrenta la fragmentación interna que amenaza con socavar su cohesión como organización sindical.

A medida que se acercan las elecciones de 2025, la interna de la CGT se enfrenta a un desafío crucial: encontrar un equilibrio entre la necesidad de diálogo con el gobierno y la necesidad de mantener su papel como defensor de los derechos de los trabajadores. 

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